Guadalupe Plata. Apoteósico y legendario concierto en Tenerife del mejor directo de España el 29 de julio de 2011.

Guadalupe Plata, nuevo disco y gira española 2013. Foto Carlos P. Báez
Guadalupe Plata, nuevo disco y gira española 2013. Foto Carlos P. Báez
Guadalupe Plata actuarán en el Keroxen14 en Tenerife
Guadalupe Plata en Tenerife

I woke up this morning!!

¿Quieres saber cómo de bueno puede llegar a ser el blues? – preguntó un día Keith Richards. “Pues así”.

Con Guadalupe Plata nos sentimos como si hubiéramos muerto y hubiéramos ido, directamente y levitando aún, a un cielo sucio y embarrado de lodo y orujo de la almazara. Los andaluces, verdadero hervidero de descarnado talento primitivo, se trajeron toda la grasa del mejor aceite de oliva virgen y veneno, el pasado viernes 29 de julio, a la sofocante sala Honky Club, “Delta” de La Laguna en Tenerife, camino de la perdición, lugar en la que durante muchos años fue una extensa llanura aluvial, crossroad con Úbeda, la ciudad amurallada, de la tamborilada, semanas santas, piedras, oliva picual, cruces, caciques y señoritos. La localización tiene que acompañar para que algo roce la épica, no se puede rodar «Centauros del desierto» en un local cualquiera de la isla, aunque aquéllo era más propio de una película de Cecil B. DeMille, sabías que algo enorme iba a pasar.

Tuve la inmensa suerte de hablar, antes y después del concierto, con toda la banda, Pedro de Dios (guitarra y voz), Carlos Jimena (batería) y Paco Luis Martos (washtub bass y bajo), de blues, de soul (James Hunter) y de rock & roll, sobre todo de blues con Pedro, de lo genuino, de no salirte del camino y mirar siempre al mismo sitio, mirando siempre hacia atrás para seguir adelante, de Chicago, Austin y sobre todo del Delta. Si miras el río Missisippi en un mapa ¿dónde nace? ¿hacia dónde va? si coges el tren, el coche o vas remontando su curso, acabas en Chicago, de que la letra es un ingrediente más, pero no un cimiento básico, del no haber reglas en el género, al final lo que importa es lo que se oye.

El blues de Guadalupe Plata es estridente, picante como el aceite de oliva Picual, descarnado, crudo, primitivo y lleno de energía, sus dos álbumes suenan diabólicamente a todo eso, como en Chicago, dos obras maestras, carga brutal de capas y más capas de sonido, es como cuando escuchas cualquier disco de R. L. Burnside o Son House, ellos dan la primera nota y luego la banda desaparece hasta que deja de sonar esa nota, porque se está cargando al máximo, en conclusión lo que andan buscando es distorsionar las cosas, siendo esa la libertad que te da el grabar de esa forma, porque puedes jugar y manipular el sonido, experimentar e ir probando, funden los crujidos con el ritmo a sus espaldas y el resto simplemente tiende a desplegarse y deslizarse, como esos cascabeles y serpientes de Carlos Jimena, y a golpe de martillo esclavo de Paco Luis Martos. Potencia y fuerza sin necesidad de volumen de la Harmony H39 modelo Hollywood del 52 de Pedro «The God», la potencia viene de él, pero todo el sonido boogie, swamp, grimy blues y choogling en una única y reverberante cosa.

Como un buen día me dijo el dueño de una de las mejores tiendas de discos de Estados Unidos en San Francisco, el Down Home Music Store en El Cerrito, «The sound of Guadalupe Plata, their riffs are muddy as hell and exude all the wildness of real rock and roll. The kind of shit your mama warned you about». (Los riffs y el sonido de Guadalupe Plata emanan suciedad y barro irradiando toda la furia del rock and roll, es esa clase de mierda de la que tu madre querría advertirte). Llevando una trayectoria imparable estos utenses, hasta en el mejor festival de música de Estados Unidos, para mí, en Austin, el SXSW, los invitan expresamente y hasta los consideran «norteamericanos», muchos aficionados al género que conozco me llevan diciendo que «Guadalupe Plata’re at top of my list for must- see bands» en la ciudad tejana.

Dentro de los actos de Rockumentary, festival de rock y cine documental, el cartel lo cerraban también los tinerfeños Letters from Reykjavik y los toledanos Hollywood Sinners. Con la «sala» aún fría se subieron al escenario los Letters, descargando su ráfaga indie sobre el lodazal que se nos vendría encima más tarde, correctos y buena impresión. A eso de las 11 de la noche saltan los pecadores toledanos, Hollywood Sinners, muy enérgicos y poderosos sobre las tablas siendo el sonido de la sala su peor aliado, en el último cuarto de su repertorio hicieron temblar completamente el Honky Club, banda muy a tener en cuenta en los próximos años.

¡¡Pero llegó la hora!!, como diría Chuck Berry, estaba totalmente «wet-excited» ante lo que se nos venía encima con Guadalupe Plata, tenía bastante claro que los chicos no se «irían por los Cerros de Úbeda» en ningún caso, noche pegajosa, pasada ya la medianoche, los altavoces de la sala escupen riffs de Angus Young, «Thunderstruck» de su álbum «navajero» ¿casualidad?, de repente empieza la sala a convertirse en una autopista, junto a ella el río y los carriles de un tren que vemos de lejos, el humo de la chimenea, ese río en el que el agua comienza a fluir más rápido y su caudal va incrementándose a medida que los músicos aparecen en el escenario, las vívoras salen de sus agujeros, las cruces de los cementerios levitan, aullidos, serpientes de cascabel, humo de barbacoas, perros sarnosos rabiosos, chirridos de cadenas, alcohol a expuertas, el público comienza a teñirse de negro sorprendentemente, somos ya esclavos, a lo lejos los sonidos de las iglesias y a través de las luces del escenario flotan ya las hojas y semillas de algodón.

Guadalupe Plata Tenerife julio 2011

Estábamos justo en la loma lagunera y utense, un gran Bayou onírico, crossroads, las caras de Belmes en nuestros ojos, el exorcismo tamborilada estaba casi a punto, el suelo de la sala ya era tan denso como el alquitrán y orujo, se quedaba pegado en los zapatos y los pies adhiriéndose bajo el tobillo con la misma tenacidad con que el aire húmedo lo hace al resto del cuerpo. Aquel lodo hacía ricos a unos poco privilegiados y pobres como ratas a la gran mayoría, el suelo en ambas tierras ejerce un cruel dominio sobre la economía de la gente y está tan profundamente incrustado en todo lo que dice y piensa la gente, que incluso la música brotaría de él.

«Take us to Madre!!!!» a la ciudad del Santo Reino!!! dijimos todos como Jim Morrison en Queen of the Highway. El concierto de Guadalupe Plata explotó con «Rai», todo un principio de intenciones roots, el Señor de las Tinieblas, Charley Patton y su cohorte hacen acto de presencia en aquel aire sensual , me vienen a la cabeza el  «Spirit of the Sky» de Norman Greenbaum, Dan Auerbach en su «Big come up» de The Black Keys y los fantasmas del Nellcote grabando «Exile on main Street» grabado por los Rolling Stones.

¡Estoy en mi salsa! la sala moviéndose al unísono, como pasa con el sudor y los platos de costillas y hoyos aceituneros que debieran estarse preparando en la parte de atrás, era el lado negro de la isla por unas horas, se bebía, se fumaba de todo, pistolas, humo, whisky, regueros de sangre corriendo bajo la puerta del camerino, en sí la sala estaba tan dejada de la mano de Dios como cualquiera en Tombstone o algo así, Jesús comenzaba a llorar porque todos estábamos siendo malos.

Fueron casi dos horas de un apoteósico espectáculo musical, slides, distorsiones, bombazos, cascabeles, serpientes, calaveras, humo, ruido de cadenas y mucha tierra, ingredientes viscerales para una noche de ensueño y mágica. Pedro de Dios maestro de ceremonias acoplando su Harmony H39 modelo Hollywood del 52 al ampli Vox a la antigua usanza, Carlos Jimena exacavando la batería con toda clase de ruidos y sensaciones maravillosas, de su batería salía mucha tierra húmeda y huesos rotos, mientras Paco Luis Martos con su washtub bass sacaba esqueletos enterrados a su barreño particular del lodazal gumbo tinerfeño.

Algún gurú de estas tierras y de manera despectiva quiso de manera poco acertada ridiculizar el maravilloso washtub bass, fundamental como el cigar box guitar en el Delta del Mississippi, mucho antes de enchufar los instrumentos a la red. La historia de la música en Tenerife y España demuestra que este mundo se encuentra plagado por una serie de individuos-parásitos indeseables que no aportan nada a la música, dispuestos a cargarse a artistas al precio que sea por mera fantasía especulatoria. Imperdonable de nuevo y otra oportunidad perdida para esos «bluseros y rockeros de postal» de Tenerife que no asistieron al concierto, como siempre digo, la gran mayoría sin ninguna seña de identidad blusera o rockera, más allá de su camiseta del grupo, “disfrazados” y encasillados en otros artistas y otras historias, todo el santo año vendiendo humo sobre la actitud y una forma de vida determinada a sus colegas y, cuando llega la hora de la verdad, de pasárselo en grande, se quejan de cualquier cosa.

«Serpiente Negra» y «I’d rather be a devil» , pusieron a prueba los cimientos del Honky Club, Pedro de Dios seguía aporreando y pataleando el escenario, canción a canción fueron enterrándose en nuestros corazones como enterramientos y excavaciones, «Jesús está llorando», «Como una serpiente», «Estoy Roto», «500 mujeres», «Pollo Podrío», «Gatito», «El Boogie de la muerte», «Esqueleto», «Veneno», «Habichuelas del Oeste» y «Satánica».

Guadalupe Plata Blues Tenerife 2011

Los Guadalupe Plata no eran de este mundo ¡digámoslo ya!, hicieron lo que quisieron con nosotros, los esclavos y aceituneros, cuando recibíamos ese feedback de energía generada, se crecían más. A mis cuarenta y un años, noche legendaria, entrega total del público y bluesmen. El reencuentro vudú y palabras en los camerinos durante el descanso con el diablo, hizo sus efectos. Encore y apoteosis final de una media hora con «Lorena», «Baby, me vuelves loco» y el clásico Rollin’ and Tumblin’, hace que la caldera hierva y sacuda todo el Bayou de Tenerife , hicieron que la gente estuviese tan excitada como si de un orgasmo se tratara, descarado directo, letras de amor de ultratumba, el boogie, swamp, grimy blues y choogling son los sacramentos del afilado y mejor directo que hay en España, en aquel momento es cuando el Señor de las Tinieblas entra en escena por la parte izquierda del escenario para reencontrarse con el Paraíso, fracasando extrepitosamente, el discurso apocalíptico de Guadalupa Plata demostró que el blues y su música puede sobrepasar los límites de la canción popular, penetrando en unos lodos de espiritualidad y trascendencia a la que ninguna banda en España había llegado antes. En mi memoria quedará siempre esa calavera a lo Dr. John autografiada por todos («mucho booguismo y fuí lo que tú eres, tú serás lo que soy»). Algo me dice que el blues en España debe reactivarse, y todos los aficionados están esperando que el fuego se reavive, es el momento en que Quique Gómez y Guadalupe Plata se conozcan, en buena medida lo estamos deseando.

A Hooker, Waters, Leadbelly, Wolf, James y Dog Taylor me los imagino en el Paraíso disfrutando de aquel «Please don’t give up on me», refiriéndose Solomon Burke hacia el blues.

PD. “I woke up this morning!!” (característico comienzo de tantos blues, además de significar esa reacción al despertador, hace referencia a sueños y pesadillas que no se recuerdan del todo bien y a la ansiedad de los insomnios padecidos durante muchas noches largas y solitarias, siendo ese territorio oculto, el verdadero espacio psicológico del blues).

 

 

 

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