Lo de The Steepwater Band el pasado jueves 6 de octubre en el “crossroad” del Cine Víctor de Santa Cruz de Tenerife, es el típico ejemplo de banda norteamericana, que difícilmente decepciona, principalmente porque el sonido básico y a la vez denso que fluye desde su formato power trio, aporta ese toque de distinción y excitación que garantiza una velada para recordar, ideal para los amantes del Blues Rrock y “frito sureño” más enérgico.
Ese jueves, las cerca de trescientas personas congregadas en el Víctor, pudimos comprobar el fantástico estado de forma de los de Chicago, cuna del blues eléctrico, con una actuación vibrante, estridente y apasionada, de tres virtuosos: Jeff Massey (voz y guitarra), Joe Winters (batería) y Tod Bowers (bajo). Massey virtuoso de las seis cuerdas. Todo gira en torno a las guitarras y al poderoso sonido de la banda que disparan balas sin cesar con sus riffs y bottleneck arenosos directamente al corazón.
Cuando tienes una discografía tan solvente cubriéndote las espaldas, Goin’ Back Home, Brother to the Snake, Dharmakaya, Revelation Sunday, Songs From the Eighth Day (fantástico disco de versiones, donde Tyla de Dogs D’Amour realiza la portada del disco) Grace And Melody (producido por el ex Black Crowe, Marc Ford), Live at the Double Door y Clava, estás ante una banda que jamás baja la guardia, que sólo puede salir al escenario a ganarse al público a base de derechazos de talento.
Blues inspirado en los más grandes de la vieja escuela del blues Robert Johnson , Muddy Waters, (puedes leer la crónica de Willie Buck en Tenerife, bluesman de escuela y amigo de Waters) Willie Buck en Tenerife, y sin duda el Exile on Main St de los Rolling Stones y el At Fillmore East del 71 de The Allman Brothers. Canciones colosales que pasan en un suspiro y que se mastican con deleite y atención, sonidos fronterizos, directos y punzantes donde más duele, canciones como las de su último álbum Clava, grabado el pasado marzo en el South Side de Chicago, que hilan historias de almas perdidas, de largas carreteras y trenes que nunca llegan a su destino final, la de esa América árida que tan bien describía Faulkner o Flannery O’Connor.
Una media de más de doscientos conciertos al año y “compañeros” de carretera forajidos como Gov’t Mule, Buddy Guy, Wilco, Taj Mahal, Marc Ford, ZZ Top, T-Model Ford, North Mississippi All Stars, Leon Russell, Drive-By Truckers, Robert Randolph & the Family Band, Cheap Trick, Bad Company y Heart, ¡¡ahí es nada!!
Y, ya pisándole los talones a “los conductores de camiones”, y soplándoles el viento a favor, salen al escenario del “crossroad” Cine Víctor con unos cuarenta minutos de retraso. Comenzaba así “la maldición”, debut negro de la “Banda a Remojo” como el propio mal en la isla, y no exenta de la luz resplandeciente del pasillo (luces sobre el escenario) de un sanatorio mental.
“Come on in my Kitchen”, declaración de principios en su primera canción y preludio de tormenta, versionando al diablo Robert Johnson, blues de guitarras sucias y desmelenadas sin perder un ápice de elegancia, un trabajo de slide envidiable, Massey a las seis cuerdas en estado de gracia, al igual que la sección rítmica concisa y contundente con Joe y Tod, ¡¡blues del Delta Stomb!!
Con sólo este tema hacían descarrilar el tren, su Gibson Les Paul Deluxe Goldtop del 72, prácticamente echaba fuego, habíamos pasado radicalmente del Génesis al Apocalipsis en segundos, los pocos que quedaban en el bar bebiendo aguardiente escuchaban atónitos aquella melodía Keb’ Mo’ de cuerdas siniestra “in crescendo” de manera devastadora.
No sabíamos hasta ese instante si estábamos ante la famosa leyenda del Tombstone Shadow o del conjuro de Robert Johnson, Satanás se había apoderado del técnico de sonido P.A. e iluminación, para resucitar de entre los fuegos del infierno ¿se habría bebido aquella botella de whisky abierta como Johnson? El sonido que escupían la torres de sonido era lamentable, especialmente el de la izquierda y lo mismo con su iluminación mareante. ¿La lápida para quién sería?
Pero el show continuaba a pesar de aquello, “Roadblock”, “Off the Rails” y “Vanishing Girl”, una voz, dos guitarras y batería, el viento de aquella noche en la “windy city” haciéndole los coros, las paredes del viejo cine, unas botas golpeando el suelo, las gotas de agua de sudor lanzándose al vacío desde dedos y frente, alejando los demonios.
Hasta el momento nos han presentado dos temas nuevos de su flamante Clava, “Off the Rails” y “Vanishing Girl”.
Su directo claramente superaba con creces sus grabaciones de estudio, y con su siguiente canción “Meet me in the Aftermath” también extraída de su último Clava, era la pieza que Massey compondría en caso de pedirle ayuda al mismísimo Neil Young, efluvios “Over and Over” del Ragged Glory de Young y del “Eat the Peach” de los Allman Brothers.
Y lo decíamos, el diablo reclamaba su deuda con “Meet in the Aftermath” y una cita con el destino, mientras los dedos de Massey bailaban sobre las cuerdas de su Les Paul Deluxe Goldtop y su voz gemía, expresando el dolor más profundo de un pecador condenado, la canción ya lo cuenta ¿secuelas? Se desploma la torre de sonido del canal izquierdo hacia nosotros, afortunadamente sin consecuencias que lamentar.
Satanás ¿de quién se había apoderado? ¿del técnico de sonido, de los promotores, de la iluminación y sonido paupérrimos? Así como en la vida de Robert Johnson todo estuvo lleno de contradicciones, la explicación más probable es que los espectadores fuimos envenenados con estricnina como el de Mississippi por maridos y esposas celosas. “Ellos” estaban avisados y lo sabían.
La maldición se rompe con “Boom Boom” otro guiño a maestro del club de los “gamberros”, John Lee Hooker, ¡¡nos están disparando de nuevo!! “Boom boom boom boom, I’m gonna shoot you right down, right offa your feet”.
¡¡Como se nota que han escuchado millones de veces el Dimples del 58’ de Hooker!!
¡¡La escena jam band en absoluto está estancada!! aunque los “listos de turno” se empeñen en hacerlo, sus canciones hasta ese instante estaban empapadas de ese blues y southern épicos con Americana sin pretensiones, para oxigenar cada nueva parada, ahora con la torre izquierda en el suelo, The Steepwater Band parecen la banda sonora de un viaje sin retorno y con destino a las catacumbas, regocijándose en el Exile on Main Street de los Stones con “High and Humble” (Clava), “Lord Knows” y “Healer” de su álbum Grace and Melody, como aquellos The Coackroaches del 78’ forman parte de uno de los repertorios más vitamínicos del momento.
Ritmo adictivo y descarado con otra obra maestra del blues escrita por Willie Cobbs, cruce e híbrido perfecto entre el rythm & blues Stoniano, gotas de Neil Young y combinando el sonido más puro de los hermanos Allman, «You Don’t Love Me«, sin duda muy punzantes y como era de esperar la batería y el bajo barrieron todo a su paso.
Eran capaces de convertir la sala en una iglesia y el escenario en un templo sagrado donde se glorifica hasta el puro éxtasis.
Conectaban con el público, y un servidor de nuevo resignado a permanecer sentado debido a las butacas. Y es que desde la potencia inicial de sus primeras a la calidez ahora de otro tema nuevo “Won’t be long for now”, a su “My back pocket” (The Stars look good tonight), ¡habían llegado para triunfar!
No hay dudas posibles, sólo hubiera habido una manera mayor de disfrutar el concierto y todos sabemos cual, todos aquellos que estuvisteis allí, imaginad el mismo concierto, en un club con humo, cervezas por medio y personas sensatas running that place!!
Saqueados ya por aquel pletórico concierto, llegaron los momentos de electricidad antes del encore final con el blues furioso de “Revelation Suday”,con sus tocados de amor y sangre, el “World Keeps moving on” asentada sobre su rugiente batería hizo temblar la sala y finalmente “Come on Down” (Clava) terminaron para “matar”, blues-funky pantanoso, riffs de auténtico sabor clásico, Massey se luce a base de solos heroicos, azuzando sus guitarras con un compendio absoluto de pelotazos ¡¡una maravilla!!
Se marchan, nosotros seguíamos en la encrucijada (crossroad), de rodillas, y con ganas de acudir al médico, el aparato auditivo de algunos andaba seriamente dañado, ¡¡Lord, ten piedad!!
Serpientes de cascabel, polvo, hierbajos, y blues pantanoso, enorme show, el encore final de traca y la maldición por los aires, vuelven a la carga con “Remember the Taker”, “Indiana Line” y rindiendo pleitesía a la reencarnación de Lucifer, la perla “Crossroads”, guinda de un pastel delicioso.
Trabajo de orfebrería final con “Indiana Line”, con Jeff Massey en su Gibson SG Standard del 2003, devorando mástiles de guitarras y sobre todo “Crossroads” casi doce minutos de puro éxtasis de blues rock que nos gusta a los de siempre, apabullando y arrojando desde el escenario permanentemente ese blues/rock y Southern de guitarras aullantes con justo toque Jam Band cavernícola en constante combate guitarrero.
Repertorio potente y repleto de perlas, blues de cámara en su forma más pura y arrebatadora, tan resplandeciente y cálida como la más negra de las noches.
Amor eterno a los The Steepwater Band.
Los forajidos en Tenerife están avisados.
Viernes 7 de octubre de 2011, Las Palmas de Gran Canaria
Donde no hubo maldiciones, caída de torres de sonido, mala iluminación ni queja alguna, fue en el concierto de The Steepwater Band en el anexo de la Plaza de la Música de Las Palmas de Gran Canaria, dentro del The One Festival.
De propia voz Jorge Morales, Roberto Sánchez y Esteban Campos nos comentan que tres mil gargantas disfrutaron de los brasileños Real Coletivo Dub, que debutó el viernes en Las Palmas de Gran Canaria con su primera actuación en Europa, definiendo así las casi siete horas de The One Festival: Un encuentro musical en el que brillaron las cuatro formaciones que subieron al escenario-camión, novedoso por sus 14 metros de boca por 10 de fondo y 10 de alto, completamente cerrado, sonido L-Acoustics Kudo, 18.ooo watios de sonido, etc.
El rock, los ritmos del dub jamaicano, el ragga y el reggae, el maracatu y ritmos del hip-hop, entre otros, fueron siendo desgranados por los ocho músicos brasileños que integran la banda brasileña Real Coletivo Dub, en una noche que tuvo la atmósfera a favor del público y organización.
Domingo Alemán, Ruin Man, fue la primera de las dos formaciones canarias que presentó su proyecto en el Festival. El rock alternativo y la electrónica, brotaron de manera incesante sobre los millares de personas que abarrotaban la Plaza de la Música.
Alrededor de la medianoche fueron los The Steepwater Band los que marcaron el ritmo con sus dos poderosas guitarras y batería. Los de Chicago fueron haciendo un repaso a los temas que componen su último álbum Clava, en un tour mundial que les llevará tras su actuación en Las Palmas de Gran Canaria a catorce plazas españolas, Jerez de la Frontera, Elda, Zaragoza, Gijón, Burgos, Liérganes, Vitoria, Bilbao, Monzón, Cagas de Morrazo, La Coruña, Madrid, Valencia, Barcelona y Calella, para después continuar en Estados Unidos.
Para cerrar la noche de The One Festival, el colectivo creado por Fuckin Four Factory se presentó en sus dos formatos, en directo y como dj’s, dando a conocer su trabajo discográfico «Take a drink». Sonidos elegantes en una amplia paleta de registros musicales que van entre el rock, la electrónica, las mezclas y otros experimentos sonoros.
The One Festival 2011 es la primera entrega de la temporada de Salán Producciones y ha contado para su celebración con la colaboración del ayuntamiento capitalino de Las Palmas de Gran Canaria.