Sinéad O’Connor arrebatadora en Tenerife, junto con Matt Elliott y EvilMrSod aquel noviembre de 2011

Sinead-O-Connor-19-nov-2011-Tenerife

Matt Elliott concluyó su breve e intensa actuación justo antes de que la lluvia hiciera naufragar el VIII OCA Festival de Puerto de La Cruz. Mientras, en Santa Cruz, lágrimas de emoción brotaban entre los viejos amantes de Sinéad O’Connor, y en El Generador, EvilMrSod ofreció un íntimo concierto. 

Sinèad O’Connor

Arrebatadora Sinèad

Mª Jesús León Ledesma

Veinticuatro años de espera. Creo que la vida no nos prepara para estas cosas y, supongo, de ahí mis lágrimas de emoción. La primera vez que escuché a Sinèad O’Connor, allá por los ochenta (no estoy segura de si el 87 o el 88, pero eso ya no es relevante) deseé fervientemente poder disfrutar su voz en directo. Lo que yo quería era comprobar si aquellas portentosas cuerdas vocales, esa capacidad de estremecer y escurrirme el lacrimal como pocas, era cierta o era tan solo un producto de la técnica y las ediciones de los estudios de grabación.

Seguí la carrera de la irlandesa a partir de entonces. Compré uno tras otros sus cds y  continué escuchándola enlatada. Disco tras disco, con más o menos fortuna en cuanto a la calidad de los temas que interpretaba (a veces me aburría hasta el desencanto), a pesar de sus veleidades religiosas, sus excesos folclóricos, o incluso una infame versión del Don’t Cry For Me Argentina, no conseguía atenuar esa capacidad de removerme las entrañas.

Si de algo estoy segura con respecto al concierto que ofreció el pasado viernes, 19 de noviembre, en la sede de CajaCanarias, es de que las 400 personas que asistieron salieron satisfechas y con cierto síndrome de Stendhal. Y es que, desde el principio, con ese atuendo desaliñado, esa guitarra raída y ese aspecto descuidado, muy lejos de la imagen de ángel cautivador que ofrecía en sus primeros años, Sinèad O’Connor se metió al público en el bolsillo.

Inició el concierto pausada, con Jeremiah (Something Beautiful) y prosiguió con una mezcla de temas de The Lyon and The Cobra, I Do Not Want What I Haven’t Got y Faith and Courage. De este último extrajo el primer tema dedicado a sus hijos The Healing Room, una delicatessen que arrancó los primeros vítores y que fue el preludio de una secuencia de cuatro temas dedicados a su prole y que distribuyó a lo largo del concierto. Pero, sobre todo, desgranó Theology (2007), su último trabajo, más místico, más folk y más meditativo. Adelantó, asimismo, temas de su nuevo larga duración, Home, y ofreció, casi como una obligación, el celebérrimo Nothing Compares 2 U, con desgana pero solvente, para acallar los deseos de esa parte del público estancada en un tema-anécdota y que jamás se ha molestado en profundizar algo más en su discografía.

Sinead-O-Connor-19-nov-2011-Tenerife.

Aunque, tras esa fachada de mujer madura, esta madre que hace gala de ello, sigue teniendo una rebelde; anti clerical otrora, ahora ordenada sacerdotisa de una rama radical de la Iglesia Católica; a sus 45 años bien llevados, parecía querer advertirnos: “No me he convertido solo en una ñoña con buena voz”. Y, de repente, salpicaba sus introducciones con  un “ésta es una letanía que se debe cantar si no quieres que te jodan bien” o un enorme y prescindible eructo al final de una grandiosa interpretación en la que volvía a poner de manifiesto su poderío vocal.

Hora y media en la que nada reseñable podemos decir de los músicos que la acompañaban porque solo fueron comparsas al servicio de una artista que se vale por sí misma para llenar un escenario, como bien demostró en los temas que interpretó a capella. Particularmente, eché de menos Jackie, Troy y Mandinka; y agradecí enormemente The Last Day of our Acquaintance, You Made Me The Thief of Your Heart, The Emperor’s New Clothes, el Thank You For Hearing Me y un Never Get Old a pelo que ponía los idem como escarpias. Thank you for coming here, Mrs O’Connor, thank you for thrilling us.

Matt Elliott en VIII OCA

Los partes meteorológicos de ayer tenían la lluvia de protagonista en toda España, como obligando a reflexionar en la víspera de las elecciones. Seguramente muchos pensamos “la península”, pero Tenerife no fue la excepción y la turística ciudad de Puerto de La Cruz que en los 70’s inspiró el “Tenerife tiene seguro de sol”, se vio azotada por rachas de viento y ráfagas de lluvia lo suficientemente fuertes como para aguar la fiesta de un concierto al aire libre, el VIII y quizás último OCA, de cuyo impresionante cartel solamente pudimos ver a Matt Elliot y a los locales Navy Blue Socks. Michel Cloup, Havalina, Tachenko y tres grupos locales no llegaron a hacer acto de presencia, para desconsuelo de la no muy numerosa audiencia.

Navy Blue Socks comenzó puntualmente su actuación de 45 minutos programada para las 20:00 horas, y se desveló el montaje preparado para la ocasión, publicidad incluida. Los noveles “calcetines azules de la marina” pusieron todo de su parte para intentar la difícil tarea de calentar el ambiente. Pero no es fácil.

Terminada la actuación de los Socks, comencé a sentir el hormigueo de la adrenalina. Era el turno de Matt Elliot, y la figura espigada de este pesimista cultural que a los 16 años ya tocaba el piano, la guitarra y el bajo, y cuatro años más tarde empezaba a componer, hacía acto de presencia en el escenario, vestido de negro y con un vaso de whisky en su mano derecha, un auténtico “louche barfly” (1) del siglo 21 ¿o del 19? para realizar él mismo la instalación de su set. Solamente algunos conocidos fotógrafos y yo ocupábamos la primera fila, justo en la valla, rodeados de un espacio vacío a todo lo ancho de la boca del escenario y con unos metros abiertos a nuestras espaldas, lo que no me sorprendió: ese público que siempre guarda las distancias.>El montaje del británico era sencillo: su voz, una guitarra acústica y unos pocos pedales en líneas separadas, con los que se multiplica a sí mismo y dispara una percusión; más una flauta y una melódica, pero algo ocurría. Cuatro personas, supongo que del staff técnico, no acertaban a entender una indicación que les hacía Matt, y uno de ellos decía en voz alta “pregúntale si lo que quiere es más caña en el ampli”, vamos, lo que aquí se conoce como “sociedad del conocimiento” 😉

Lo que hace Matt Elliot es: comienza con unos arpegios, muestrea una frase con la que crea sobre la marcha un loop; luego, mientras suenan los arpegios que acaba de grabar, ejecuta unos acordes que introduce en el loop mezclándolos con los arpegios, y así sucesivamente, una voz, otra voz, la flauta o la melódica, … de forma que a medida que avanza la canción estás escuchando dos, tres, cuatro, cinco y no sé cuantos Matt Elliot al mismo tiempo, en perfecta armonía. Y eso no es todo, él mismo controla la mezcla de forma que la canción puede no solo aumentar en sonoridad, sino que Elliot también crea pasajes distintos, volviendo a un sonido tenue o simplemente diferente ¡Brillante!

En esos pasajes tenues de sonido “piano”, es cuando se hace evidente el segundo problema: han colocado la máquina de humo muy cerca de él y al activarla emite un ruido similar al de unas puertas neumáticas, y para colmo el operador está todo el rato dándole que te pego. Además, se oye el animado charloteo de la gente, unas 200 personas escasas, pocas si tenemos en cuenta el aforo y la gran calidad del cartel, pero que, como una manada de ocas, interfieren en el ambiente y por ende en el artista, al que se le nota que no está en sintonía con el público.

“This is how it feels to be alone, just like we’ll die alone”

(Matt Elliott, “Dust, Flesh and Bones” del álbum “The Broken Man”, 2012, sí, 2012)

A pesar de estar yo completamente solo en medio de un claro, lo cierto es que, a unos 4 metros justo enfrente de Matt Elliot, me sentí acompañado por él todo el tiempo y pude percibir la profunda intensidad de sus composiciones de contrastes sorprendentes, apreciar su yugular hinchándose en su desagarrada desesperación. Su concierto se redujo a una decena de ellas, algunas encadenadas y más de diez minutos de duración y solo 4 mínimas pausas en las que tomaba un sorbo de whisky o de agua, recibiendo casi nada del público, excepto de los que ocupaban la escalinata lateral cercana a los camerinos, donde seguramente estaban los componentes de las otras bandas que actuaban en el festival, y un “¡ahéee!” del técnico de monitores cuando Matt se acercaba el whisky a los labios.

Comenzó con “Dust, Flesh and Bone” del álbum “The Broken Man” que estará en pre-venta a partir del próximo jueves 24 de noviembre de 2011 y hasta el 16 de enero de 2012, fecha prevista para su distribución.

“This fucking ship is lost again”

(Matt Elliott, “I name this ship The Tragedy, bless her & all who sail with her” del álbum “The Howling songs” 2008)

La noche estaba en absoluta calma, nada de viento, nada de frío, … y nada de lluvia, solamente su rastro en los charcos del escenario que acentuaban la perfecta atmósfera otoñal que nos envolvía, y creaban una sugerente imagen bohemia.

Continuó con el álbum “Howling songs” (2008), su trabajo más introspectivo y el que mejor transmite su personalidad musical. Así pudimos disfrutar primero de “Something About Ghosts”,

y luego de “I name this ship The Tragedy, bless her & all who sail with her” que encadenó con “The Howling song”,

“When you wake up with tears in your face”

(Matt Elliott, “Bomb the stock exchange” del álbum “The Howling songs” 2008)

Siguió con “Bomb the stock exchange”, que contiene un pasaje de pura rabia y mucha fuerza, y que fue muy aplaudida por sus colegas en la escalinata, a los que Matt agradeció el gesto.

“And nothing’s left that I can say, It’s killing me inside”

(Matt Elliott)

Para terminar, Matt Elliott ofreció dos canciones que no consigo identificar, quizás de su próximo álbum “The Broken Man”. Pude haberle consultado el setlist, tuve varias ocasiones, porque lo vi cenando en un restaurante de La Plaza del Charco y luego coincidimos en el paseo hasta el Arte Bar y más tarde en la puerta de ese mismo bar. En total un intervalo de tres horas entre la espera en el festival a ver si se suspendía o reanudaba, y luego en las inmediaciones, porque Arte Bar no dejaba entrar hasta que Tachenko terminara de preparar el set de su improsivada actuación.

Pero si puedo describirte concisamente esas dos canciones, ya que ambas seguían la línea melódica de todo el concierto, solamente destacar que la penúltima sorprendió con una batería que entró como un cañón cuando menos lo esperaba, y la última fue una canción similar a “Something about ghosts”, usando la melódica.

(1) Al describir a Matt como “louche”, quiero decir que su aspecto puede parecer poco convencional o respetable, pero en un sentido que la gente solemos encontrar bastante atractivo, como suele ocurrir con los artistas.

EvilMrSod en El Generador

próximamente, posiblemente.

Vídeo de EvilMrSod el pasado sábado 19 de noviembre en El Generador de Santa Cruz de Tenerife.

Juan Tamariz

Y tampoco olvidamos a Juan Tamariz, el mismo día a la misma hora en el auditorio ¡Magia Potagia!

Juan Tamariz

 

 

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