Azkena Rock Festival ARF, Vitoria Gasteiz, 23, 24 y 25 de junio de 2011, décimo aniversario del mejor festival de rock en España.

Azkena Rock Festival 2011 (ARF '11). 23, 24 y 25 de junio
Azkena Rock Festival 2011 (ARF '11). 23, 24 y 25 de junio

A mis amigos en Vitoria-Gasteiz,

«I need a love to keep me happy» (Keith Richards)

Recordando los mejores conciertos del pasado verano, resulta bastante complicado resumir en pocas palabras lo que supuso el décimo aniversario del Azkena Rock Festival 2011 de Vitoria Gasteiz , porque más allá de los magníficos conciertos, ARF ’11 funcionó como un lugar de reunión de rockeros de “casi” todo el planeta, saliendo bastante reforzado, como necesario reducto a las multitudinarias fiestas de la Virgen Blanca que se nos venían encima.

Tras apostar de nuevo este año por tres días de duración, incluyendo otros tres días de conciertos gratuitos en las calles, el público respondió al estímulo en todas las jornadas, dejando claro el récord de asistencia en cada uno de los días.

Vitoria se convirtió en la ciudad del infierno y guitarras durante los días 23, 24 y 25 de junio, y es que llega un momento en que no importa que no conozcas a alguna de las bandas que van tocar, siempre sales de allí con un nuevo grupo favorito, y creo que esa debe ser la misión primordial de un festival de masas.

Muchísimo se esperaba de los cabezas de cartel Gregg Allman, Cheap Trick, Brian Setzer’s Rockabilly Riot, Ozzy Osbourne y Queens of Stone Age, que por supuesto no defraudaron y demostraron sobradamente los motivos, firmando a la postre junto con otras bandas los mejores conciertos del año en nuestras tierras.

Hemos hablado de triunfadores sobre el papel, pero también hubo otros muy buenos, muchísimo mejores que alguno de los anteriores, sobre los tres escenarios del festival de este año: Eels, Black Country Communion, The Cult, Blue Rodeo, Dirty York, Rival Sons, Clutch, Band of Horses, The Avett Brothers, Paul Weller y The Whybirds.

El primer día del festival, 23 de junio, lo abrirían los «barbudos» Eels arrancando a toda pastilla su repertorio guitarrero que hizo temblar Mendizabala, la capital del rock en ese momento. Un comienzo bastante divertido y emocionante. «Novocaine For The Soul» fue una auténtica maravilla escucharla en directo, Mark Oliver Everett (El Hombre Lobo) «el Tom Waits» de Virginia, estuvo absolutamente sensacional; os recomiendo su libro, “Cosas que los nietos deberían saber” .


Black Country Communion
saltaron al escenario a escupir fuego ¡conciertazo! su primer y magnífico disco de presentación, Black Country Communion, es uno de los mejores de la última década sin duda alguna. La superbanda formada por Glenn Hughes (Deep Purple)Joe BonamassaJason Bonham (hijo de Bonham, Led Zeppelin) y Derek Sherinian (Alice Cooper, Kiss, Billy Idol) estuvieron descomunales en sus guitarras, e hicieron que la audiencia quedase extasiada en esa hora de explosiva actuación.

Es un supergrupo. Quien los considere flor de un día, debería replantearse muy seriamente su asistencia a este tipo de festivales, «Man in the Middle» y «I can see your spirit», explosivas. Comenzaron su concierto con dos temas nuevos de su álbum «2», «Black Country» y «One last soul», para terminar versionando a los Deep Purple con «Burn».

The Cult es otra formación legendaria y apetecible para los amantes del buen rock and roll,

pero a Ian Astbury quizás le falló que su actuación fuera de día. Se pasó la mayor parte del concierto mofándose de Bon Jovi y de la gente que se dedicaba a mear en los muros del recinto a la derecha del escenario, “Señor piss-ohh, señor Piss off”. A mí me chiflaron particularmente con su rock mastodóntico, guitarras que hicieron temblar al público durante cada segundo, en su retahíla de grandes éxitos sin paliativos.

Actitud y rock pata negra a borbotones del Morrison de los noventa. «Fire Woman», los cuchillazos iniciales de «Wild Flower» o de «Lil’ Devil» demoledoras, «Sweet Soul Sister»,»She Sells Sanctuary», «Rain», y así seguiría, ¡¡yo les perdono las mofadas!!. El trabajo en las guitarras de Billy Duffy y especialmente de Mike Dimkitch, ¡¡soberbio!!

Nunca antes había conseguido llegar ver a Rob Zombie en directo pero esta vez, él y su cohorte salieron directos a ganarse al público, provocadores.

A destacar su  «Sick Bubble Gum», «Thunder Kiss ’65» , «Dragula» y un escenario impresionante con grandes imágenes de personajes de terror de la factoría Universal Studios y esqueletos humanos por todas partes. Grupo de masas y culto para una gran generación de adolescentes yankies, supieron crear un sonido muy potente, consiguiendo merecidamente captar la atención del público; me gustaron.

Para mi la velada finalizó con Ozzy Osbourne.

El “Madman” pisaba tierras vascas con una gran banda, muchísima sangre nueva en aquel trío, locura encima del escenario, Ozzy desbarró a gusto un repertorio alto y clásico de reconocibles canciones enlazadas sin descanso, «I Don’t Know, Suicide Solution, Mr. Crowley,  Bark At The Moon, Faries Wear Boots,  Shot In The Dark, Rat Salad, Iron Man, y Crazy Train. Avituallamiento y desaparición de Osbourne durante algunos minutos, manguerazo al personal, joyas capitales, encore de dos canciones, «Mama, I’m Coming Home y Paranoid» , grandioso espectáculo de otra leyenda del rock en el infierno de Gasteiz.

El segundo día del festival, 25 de junio, discurriría en la Plaza de la Virgen Blanca con el auténtico «Impersonator» de Elvis Presley, Rob Kingsley, venido directamente desde la ciudad del vicio y el juego, Las Vegas, plaza a medio llenar, con un espectáculo apto para desentumecer músculos, emotivo y puro espectáculo Elvis.

Y llegó una de las actuaciones más esperadas por mí, una de las mejores bandas de la historia dentro de la Americana Music yCountry, Blue Rodeo, muy poco conocida en España, los canadienses hermanos de sangre de Crazy Horse, primos hermanos de Neil Young. En su segunda visita a nuestras tierras, una de las mejores formaciones de músicos que hay en el planeta, Jim Cuddy, Greg Keelor, Wayne Petti, Bazil Donovan, Glenn Milchem, Colin Cripps y Bob Egan, comenzaron su delicioso espectáculo proporcionándonos una soberana lección de técnica musical. «Hasn’t hit me yet,  Five days, Cynthia, One more night, Til I am myself, What am I doing here, Trust yourself y Lost Together» fue su completo setlist.

La de Blue Rodeo fue una actuación que nos transportó a prados, trenes, barbacoas y paisajes de una belleza casi inédita. Si tuviese que elegir “el grupo” del festival, sin duda los Blue Rodeo. Un auténtico frenesí sin exhibicionismos estériles que se hizo merecedor del entregado aplauso del público.

Mención aparte merece la vuelta de Greg Keelor a los escenarios y muy grandes Jim Cuddy y Colin Cripps a las guitarras, «Crazy Horse spirit!!!» se respiraba en el ambiente, el trabajo también de Wayne Petti, maravilloso.

Por fin se honoraba y rendía pleitesía al nombre del escenario en cuestión, el Ben Keith Stage, Bob Egan dio rienda suelta a su maravillos pedal steel invocando a su amigo Crazy Horse que está en el cielo, Egan es uno de los más grandes en el pedal steel en este momento, músico de Wilco, Browne, Los Lobos y Johnny Cash, por poner tres ejemplo.¡¡ Ben Keith estaría orgulloso!

Tras los canadienses, llega Reverend Horton Heat, que con un sonido fallón achacable a la organización, no supo transmitir la emoción y empatía con su música hacia nosotros. Tras el tejano, otro de los triunfadores y de mis bandas favoritas, Cheap Trick, con un sonido muy potente y locura constante encima del escenario, sonaron arrolladores, otra leyenda viviente y poco conocida también por las nuevas generaciones excepto para los que han adquirido el videojuego Guitar Hero donde su «Surrender» es una de las canciones más destacadas, o los amantes del baseball que siguieron la SuperBowl donde protagonizaron la actuación del intermedio.

Con un repertorio de auténtico órdago, “Dream Police”, “The Flame”, “I want you to want me”, “Surrender”, “Big Eyes” o “Gonna raise Hell”, con un frontman Robin Zander vestido de policía como siempre, y un Robin Nielsen cachondo al más puro estilo Angus Young. Guitarras de cuatro mástiles y desenfreno, ese show también permanecerá en nuestros corazones maltrechos durante toda la vida. Una actuación de la que no sobró absolutamente nada.

En el flamante tercer escenario se daba cita otras de mis bandas favoritas, los australianos Dirty York, cuya su actuación se solaparía con los Primus, que, en opinión de muchísima gente, ofrecieron un concierto aburrido en líneas generales y más propio de hacerse en otro tipo de recintos, lo que pude comprobar al escuchar la primera canción.

La espera de los Dirty York fue un absoluto acierto. Rock sureño, Humple Pie-Stonianos, fresco y añejado, otro de los grandes triunfadores del festival. Consiguieron sacar valioso partido de un setlist con canciones enlazadas sin descanso y dejando al respetable completamente noqueado. «Spin the miracle dice, Deep Water, Foolish Side, Cos I Miss you, No apologies y All my friends look like Jesus», fueron alguna de esas muescas en el cargador de la banda. Emotiva hora y media de unos australianos que le dan una vuelta más a la música americana más profunda, sonando a blues y rock, brutales y ambientales al mismo tiempo.

En Vitoria se ofrecieron al diablo, donde su cantante y guitarra principal entraron en trance, desnudaron sus almas y se las entregaron a un público que, extasiado por los sonidos más oscuros, se entregaron a la ceremonia. Benny James, Shaun Brown, Patch Brown, Luke Teys y Luka Szpakolsk, australianos, son sus componentes.

Y bueno fue el explosivo que tuvo lugar poco después en el mismo escenario, el de los norteamericanos Rival Sons, otra de las sorpresas, muy guitarreros los residentes de L.A. y sonando a Page & Co.

En muchos casos, contundentes al rock de sótano e intensos a más no poder. También el concierto solapado con otros cabezas de cartel Queens of Stone Age, de los que personalmente no me llevé una grata impresión. Está claro, calidad les sobra, rock de sonido grueso, acrobáticos en sus guitarras y sonando directos y efectivos, pero se notaba a un Josh Homme demasiado frío y poco solemne con los allí presentes. Pudo haber sido grande pero no lo fue.

Los que sí gustaron y mucho fueron Clutch, otra sorpresa, todo un catálogo de canciones soberbias llevadas a cabo por la inconfundible voz de Neil Fallon. Neófitos y veteranos salimos con nuestros oídos sangrando después de disfrutar de aquel derroche de energía.

Y llegaba el último día, el día en que otro sueño se haría realidad, ver al genio Gregg Allman, pero antes, parada técnica en la Plaza de la Virgen Blanca para deleitarnos con otro de mis favoritos, el británico James Hunter, otro desconocido para la parroquia española, un hombre que compagina el soul más auténtico de Sam Cooke y los sonidos jamaicanos, pero en definitiva, puro y auténtico soul de vena hinchada.

También con él estaba a rebosar la plaza, a pesar del duro calor, la gente se refugiaba debajo de las decenas de bares y toldos cerveceros, banda muy bien engrasada, solvente, y un Hunter sobrado en lo vocal, guitarra y tempo de las canciones. «She’s got the a way, No smoke without fire, Don’ t do it y Riot in my heart» soulirazon al personal.

Por la tarde, ya dentro del recinto de Mendizabala, The Avett Brothers, grandes, muy grandes, voces prodigiosas.

Es de esos conciertos que escuecen tu alma, te rasguñan y te van presionando hasta emocionarte. Universo Avett,  hermanos Seth y Scott, elegancia, furor y poesía de estos barbudos, un agradable bálsamo a nuestros oídos de esa Americana Music que tanto nos gusta.

Fue su primera actuación también en España y sonaron absolutamente fantásticos, campestres y campechanos. “I and I love you”, “Murder in the City” y “Go to sleep” fueron ejemplos de su crudeza, de lo primitivo, de los banjos y tambores desgarbados. Ellos cuentan historias sucias e incendiarias, mezcladas con bluegrass & rock, y más que cantar folk o country, lloran y sufren la vida.

Con Band of Horses en el otro escenario, y sonando los Stones a modo de intro «Can you hear the music», el concierto comenzaba a lo grande con “Marry Song”, la soberbia “Laredo”“The Great Salt Lake”, moldeando a mano de folk, rock y country sus canciones, la gran esperanza y barbuda blanca, como se les hace llamar, los de Seattle logran sonidos recónditos, que no quiere decir caducos, cruzando genéticamente canciones de diferentes raíces o por esas melodías californianas que conciben ilusiones tan soleadas como “Is the a Ghost”, “NW apt.”, “Too Soon”, “Older”, “Writers”, “No one’s gonna love you”, “Factory”, “Funeral” y finalmente “Am I a good man”, son autenticamente una piedra rodante cuesta abajo con sonidos colosales y explosivos, pueden llegar a ser muy grandes, si se olvidan de los “himnos” de su coctelera musical y apuestan por caballo ganador en su solidez, esta banda de caballos inyectará días de gloria a sus carreras. Que nos sigan tocando la fibra en sus canciones y dejen claro que no quieren ser un Coldplay más como cantaron en su última canción.

Y corriendo para encontrar el mejor lugar posible, muy cerca del escenario por cierto, a escasos cinco metros del mítico piano Hammond B3 de Gregg Allman, el norteamericano se presentaba en solitario, sin sus Allman Brothers, pero sí con unos músicos de gran calibre. Para sorpresa de muchos, ¡Floyd Miles!, quien conozca a los Allman Brothers y su historia conoce al bueno de Floyd, voz y percusión, Jay Collins, saxo tenor y presentador de la banda, Steve Potts, batería, Jerry Jemmott, bajo, Bruce Katz, teclados y Scott Sharrard, guitarra.

El de Tennessee y ex de Cher (casado solamente con la cantante y actriz de El Centro, California,  solamente nueve días, aparte de haber tenido otra media docena más de matrimonios y el haber tenido una relación sentimental con la actriz porno de sólo 17 años Savannah.) pisaba España por primera vez para presentarnos su Low Country Blues, un álbum que conjuga perfectamente el blues, country, folk y algo de rock sureño, todo versiones de los mejores interpretes norteamericanos repasando el pasado que va desde los años veinte a los cincuenta (Sleepy John Estes, Junior Wells, Skip James, Muddy Waters,Bobby Bland, Robert Plant, etc)., el álbum, una obra maestra del 2011, la única canción que no está versionada es “Just another rider”, co-escrita con su inseparable Warren Haynes  de los Gov’t Mule, que no sonó en los cielos de Gastéis aquella tarde, para que os hagáis una idea el álbum suena .

Peregrinos de todos los rincones del mundo para ver a una figura fundamental de las últimas décadas en la historia de la música. Con un setlist fabuloso, «Don’t Keep Me Wondering, I’m No Angel, One Way Out, These Days,  Back To Daytona (con Floyd Miles), Dreams, Can’t Be Satisfied, Melissa,Band Introduction, Before The Bullets Fly, Midnight Rider,Whipping Post,Sweet Feeling, y Statesboro Blues», Gregg dejó atónitos a todos los presentes con un directo más que entregado y emotivo.

Cantó como nunca la versión de Jackson Browne, » These Days», invitó a su amigo de la infancia y de toda la vida Floyd Miles a cantar «Back to Daytona» Hasta ese momento, soberbio, salvaje y poético.

Regalo tras regalo a modo de canción a todos sus fans, hubo un momento en el que se acercó muy cerca donde me encontraba para darle uno muy especial a una chica que se encontraba justo delante de mí, don’t keep me wondering!!! nos preguntábamos los presentes.

Concierto perfecto, sublime, cara de satisfacción en Mister Gregory Lenoir Allman y en todos nosotros. Perderse un concierto suyo parece imperdonable, sin lugar a dudas «el Midnight Rider» pasó como una apisonadora dejando fritos nuestros cerebros.

Si con todo el día que llevábamos, las horas, el cansancio, las fiestas,  los litros de cerveza, el alcohol y alguna que otra sustancia psicotrópica, aterrizaba en el escenario principal llamado Solomon Burke Stage, Brian Setzer’s Rockabilly Riot, y por ver aún a Paul Weller, The Whybirds, Arizona Baby y Thin Lizzy.

Poder ver Brian Setzer y su Rockabilly Riot, en directo es sinónimo de asistir al mejor concierto de rockabilly del planeta, hablando de ese abanico de canciones que te lleva desde los 50’s a los 60’s. El norteamericano junto a sus músicos toca todos esos estílos con una técnica incuestionable. Mezclan como nadie los sonidos más primigenios, crudos y salvajes de una época dorada.

Brian Setzer dividió su espectáculo en dos partes o sets. Para la primera, con un trajeado batería y un contrabajista punk, reservó sus temas en solitario y cuando creíamos que el concierto iba a deparar pocas sorpresas, Setzer cambió el fondo del escenario y a su banda. ¡¡¡Apareció Slim Jim Phantom!!!, batería de Stay Cats, para ayudarlo a tocar clásicos e incunables del grupo.  ¡Qué interprete! aún sigo escuchando día tras día sus disco con The Head Cat con Lemmy y Danny Harvey, ¡¡vaya discazos!!

El  Rockabilly Riot Squad que acompañaba a Brian Setzer en el setlist de la primera parte fue el siguiente, Noah Levy a la batería, y Johnny «Spazz» Hatton al contrabajo, “Ignition, ’49 Mercury Blues, This Cat’s On A Hot Tin Roof, Drive Like Lightning (Crash Like Thunder), 8-Track, Slow Down, Folsom Prison Blues, Put Your Cat Clothes On, Blue Moon Of Kentucky, y Pickpocket”

La segunda parte del set la intregaron Slim Jim Phantom a la batería y Chris D’Rozario al contrabajo, Kevin McKendree tocó el piano en ambos sets, “Rumble In Brighton, Runaway Boys, (She’s) Sexy 17, Stray Cat Strut, Tennessee Zip, Red Hot, Blast Off, Fishnet Stockings”, para terminar con un encore de “Rock this town” en el que los seis músicos compartieron escenario

Afilados, dulces, y grasientos nos hicieron bailar como lo haría Little Richard o estremecerte con Eddie Cochran,  lo de Setzer fue una única intención de sustituir la nostalgia por la diversión. Si hace medio siglo teníamos a Chuck Berry o a Buddy Holly, hoy nosotros tenemos a Brian Setzer, “Song from Lonely Avenue” es su último trabajo, y lo de aquella noche sirve de consuelo hasta su próxima visita después de aquel directo, todo se sabe a poco.

Tanto en el tercer escenario, Monster Stage, como en el principal, Solomon Burke Stage, coincidían Paul Weller con un repertorio muy guitarrero y vibrante, subieron el volumen y sonaron arrolladores, Weller y su actuación se solapaba con la actuación de los británicos The Whybirds, los había visto de teloneros con los Drive by Truckers en Madrid el pasado año y me causaron una grata impresión, pero su actuación en el Azkena fue muchísimo más venenosa y voraz.

Los ingleses más americanizados volaban prácticamente por el escenario, su rock Americana-Springsteeniano empapaba de sudor a los allí congregados. Complicidad con el público, pasión y muchísima energía, para la posteridad un tema del de New Jersey que no suele faltar “Rosalita”, ¡que manera de electrizar el personal!

Pero a esas alturas de la noche, la borrachera ya no dejaba distinguir la diferencia entre la referencia y la copa, los irlandeses Thin Lizzy y vallisoletanos Arizona Baby. Visita Dirty Rock en Photobucket para ver los slideshows y álbumes de fotos de Thin Lizzy y Arizona Baby. Y el canal de YouTube para ver los vídeos de estas 21 bandas.

Después de la muerte de Phil Lynott y Gary Moore los “Boys are back in Gasteizs Town” y para mi desgracia ya que ha sido una de mis bandas favoritas de todos los tiempos, ahora me pareció poco más que una discreta bada tributo, muchos problemas de sonido en el escenario principal, eran casi las tres de la madrugada, hasta que al final arrancan de manera potente con «Are You Ready?» siguiéndole «Jailbreak», «Don’t Believe A Word», «Do Anything You Want To», «Dancing In The Moonlight», «The Massacre», «Killer On The Loose», «Whiskey In The Jar», «Emerald», «Cowboy Song», «The Boys Are Back In Town», «Rosalie» y «Black Rose».

Back and forth entre escenario y escenario tenía ganas de ver a los descontrolados y forajidos  Arizona Baby, barbas desgreñadas, rock and roll patrio del desierto, ofrecieron un concierto con muchas ganas de agradar al respetable sostenido sobre dos guitarras acústicas y una batería ejecutaron canciones de corte folk sin que nadie pareciera prestarles mucha atención aunque ellos pusiesen muchísimas ganas, demasiada actitud diría yo, a mi personalmente no me terminan de convencer, pero confiamos que las giras ahora con Los Coronas les den el empaque que necesitan.

Con la que está cayendo…

Record de asistencia en el ARF 2011, pintxo potes, barbas, calor, cervezas, Gregg Allman,  carnes asadas, Blue Rodeo zuritos, Plaza de la Virgen Blanca, James Hunter, Sociedad Gastronómica Izarrakoak, Brian Setzer, Ray Bans WayFarer, Black Country Comunion, los grandes amigos en Vitoria-Gasteiz, Dirty York, rockeros, Cheap Trick, camisas de cuadros, Band of Horses, más barbas desgreñadas,  Fiesta de la Judería en Vitoria, The Avett Brothers, patxarán, Ozzy Osbourne, el Gaztarraga, The Cult, en los tiempos muertos las canciones que sonaban entre actuación y actuación y la European Green Capital 2012,  de nuevo me ha conquistado y se cerró de la manera más rotunda posible.

Seguiremos hablando de rock…

“El arte es sobre todo un estado del alma”, Bob Dylan.

El Azkena Rock Festival, ARF se resume para mi en una canción interpretada por Little Richard, “All around the World”,

All around the world
Rock and roll is on its way
All around the world
Rock and roll is on its way
You can hear those jukebox jumpin’
All night and all through the day…

 

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