«Toda mi gente va a ir al Infierno»
«Tell me who’s that writin’?»
El Rock & Roll y el Blues no son aptos para corazones limpios, la música de espíritus errantes que claman perdón, de aquellos bebedores impíos que buscan refugio en una guitarra, y en definitiva de aquellos que vendieron su alma al diablo, los hace descender a los infiernos tan rápido como da la fama.
Ya le ocurrió a Bob Dylan algo parecido en su camino hacia el cristianismo con aquellos cuatro discos, en cuatro años, Street Legal, Slow Train Coming, Saved y Shot of Love, entre 1977 y 1981, canciones que buscan reencontrarse con su espíritu cristiano siendo judío de origen.
Religión, Rock, Gospel, Blues, Soul y la música se conocen y encomiendan a Dios y al Diablo a finales del siglo XVIII con los espirituales, o se honra o se odia, no hay periodo intermedio, y ahí aparece nuestro Papa, el ambivalente Son House, reencarnando según tu interpretación al Diablo o a Jesús.
Son House y Bob Dylan predicaban constantemente desde el escenario sus experiencias más perturbadoras en forma de homilía, uno «Ain’t Gonna Go to Hell for Anybody» y el otro «Preachin’ The Blues» o «John the Revelator».
La música de Son House y de Dylan, se debate entre lo sagrado y lo profano, en sus canciones solicitaban a sus fans que eligieran entre Dios o el mismísimo Demonio, podían estar cantando sobre el amor, las sequías, el trabajo, o la infidelidad, pero esas palabras emanadas de los labios salían disparadas como si estuvieran pronunciando un monólogo incendiario.
Ya lo dijo Jeff Tweedy en «The Ruling the Class» con Loose Fur, «Yeah Christ is on his way across town, He was gettin’ tired of hangin’ around, Yeah he’s back jack, smokin’ crack, find him if you wanna get found», o el mismo Rosendo Mercado en «Ahora Pro nobis», «Padre nuestro ya que no hay repuesto vengo a negociar, no hay salida el punto de partida es tu voluntad, ya me han dicho que cuando me haya muerto, nos van a presentar.»
Todos quieren hablar de lo mismo Tony Iommi de Black Sabbath creó la canción “After Forever”, o «Heaven and Hell», James Hetfield de Metallica, creció en un hogar cristiano, algo que ha reflejado en canciones como “The Four Horsemen” (“Kill ‘Em All”, 1983) o “Creeping Death” (“Ride the Lightning”, 1984) haciendo referencia a los libros Revelación y Exodo.
Julián Maeso «A Hurricane is Coming», Gram Parsons «In My Hour of Darkness», John Davis & the Georgia Sea Island Singers en «Moses, Don’t Get Lost», Pablo Galiano en «Toda mi Gente va a ir al Infierno», The Rolling Stones, «Sympathy for the Devil», «Jesus Just Left Chicago» de ZZ Top, «Moanin’ at Midnight» de The Last Internationale, «Son of a Preacher Man» de Dusty Springfield, «Knockin’ on Heaven’s Door» de Bob Dylan, «She talks to Angels» de The Black Crowes, «Losing My Religion» de REM, «Heaven’s on fire» de Kiss, «Tears in Heaven» de Erick Clapton, «Jesus is just Alright» de Doobie Brothers o el «Spirit in the Sky» de Norman Greenbaum.
Panem et circenses, «Tell me who’s that writin’? John the Revelator, Well who’s that writin’? John the Revelator, Wrote the book of the seven seals», ¿tiramos piedras?, «Yo que me peleo por estar despierto, me tengo que aguantar, me han amenazao con llevarme al huerto por blasfemar, tengo mucho ahorrao dime cuanto cuesto que me quiero liberar», dijo Rosendo.
Todos empiezan predicando, todos tenemos el demonio dentro, despertad de una vez, yo tengo mi propia iglesia ¿tú?.
Fumata Blanca, «Don’t bogart that joint my friend, pass it over to me!!».
Tell me who’s that writin’? John the Revelator!!
Tell me who’s that writin’? John the Revelator!!
Loose Fur «The Ruling Class»
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