JOHNNY WINTER causó gran impacto en el público madrileño, tanto fue así que la diferencia de edad entre los más longevos a los más adolescentes podría oscilar en los cuarenta años.
Tanto sesenteros como veinteañeros no quisieron pasar por alto la oportunidad de ver a una leyenda viva del blues americano de todos los tiempos.
Johnny Winter, el texano albino pasó a la lista de los grandes guitarristas de la historia del blues, causa más que suficiente para no dejar tal ocasión de presenciar a este gran artista. Antes de la hora prevista los aledaños de la Sala Arena aglutinaba un largo centenar de personas impacientes por ocupar las primeras filas y otros más rezagados por pillar las últimas entradas que pusieran a la venta en taquilla.
Al final todos dentro y con un aforo completo la incómoda Sala Arena recibía a Scott Spray al bajo, Paul Nelson a la guitarra y Tommy Curiale a las baquetas, dentro de una breve «intro» un peculiar señor barbudo con una indumentaria que hacía honor a la tierra de donde proceden (Texas) presentaba la banda y en las puertas de los camerinos se dejaba entrever las blancas melenas enfundadas en un gran sombrero texano al protagonista de la noche.
Ahí estaba, a escasos metros de mis narices, con sus casi setenta años el personaje admirado y esperado por todos los asistentes.
Encorvado, con pasos cortos y frágiles se aproximaba al micrófono para que, ni corto ni perezoso JOHNNY WINTER , se enganchara a la música que hacían sus compañeros para dar los primeros acordes del «Johnny B. Goode» de otro legendario como es CHUCK BERRY, no hizo falta mucho más para poner la sala patas arriba y que todo el público coreara el tema, impresionante.
Como dice el refranero castellano «los años no pasan en balde» y JOHNNY no va a ser una excepción, la voz rasgada, cansada intentaba seguir la velocidad de sus dedos en el mástil de la guitarra.
Poco tardó en dar uso a la banqueta que tenía preparada y ofrecernos un concierto intenso del blues-rock que este hombre ha llevado por bandera durante toda su trayectoria artística.
Toda una vida dedicada a la música, ha actuado en los más prestigiosos festivales internacionales, un dilatado repertorio discográfico lo abala, ha compartido escenario con los grandes del blues-rock… y el tío ahí sigue al pie del cañón. Acompañado de un elenco de grandes músicos que supieron ocupar sus puestos con una profesionalidad admirable digna de estar al lado de este gran artista.
Resaltar la gran labor del poderoso batería Tommy Curiale que llevó el ritmo de los temas a una velocidad impresionante, sobre todo en los temas más movidos (rock´n´roll, boogie).
La interminable lista de canciones del legado WINTER se limitó a una escasa hora y media que no daba para más, se metieron a los camerinos y tras el gran clamor del público trajo consigo a que JOHNNY WINTER se marcara ciertos temas ,con guitarra nueva, y finalizar puesto en pie con un rock´n´roll de lo más agitado.
A todos los asistentes nos hubiese gustado ver a un JOHNNY WINTER más activo pero los años no perdonan, al final todos contentos con una sonrisa de oreja a oreja por el buen rato que nos hizo pasar el sr. JOHNNY WINTER.