THE FLYING EYES y GOLDEN ANIMALS anclados en un estilo musical que tuvo su repercusión en los sesenta y setenta, bandas punteras como The Doors, Grateful Dead…. hacían que el rock psicodélico se convirtiese en emblema dentro del movimiento hippie.
Buen ambiente se respiraba en la sala Boite para recibir a GOLDEN ANIMALS, formación inusual ya que el grupo lo componen Tommy Eisner a la guitarra-voz y Leenda Beecroft a la batería y voces, sin ningún otro instrumento y con una actitud sobria y seria encima del escenario el dúo de Brooklyn poco a poco iba haciéndose con la atención del público.
La conjunción de la guitarra-bajo con los redobles de batería se fusionaban con la envolvente voz de Tommy ofreciendo un espectáculo digno de presenciar. Sus composiciones rezuman sonidos desérticos derivados del stoner, eso sí adaptados a su estilo minimalista e hipnótico.
La pareja causaron buena impresión, se quedaron sin tocar algún tema más pero los ajustes horarios de la sala, una vez más, no les permitieron agradar al público madrileño.
THE FLYING EYES despertó cierto interés por el público afín a estos sonidos atemporales, venían con nuevo trabajo denominado «Lowlands» que presentaron junto con temas de sus anteriores trabajos. Poco tiene que ver nuestros días con la época en la que el rock psicodélico era sinónimo de LSD, marihuana y otra serie de drogas capaces de evocar sonoramente la experiencia alucinógena.
En el presente, unas cervezas, unos chupitos de whisky y… algo más? quien sabe, es suficiente para que estos chavales de Baltimore estén dentro de una nueva generación de rockeros que han asumido las raíces blues, rock psicodélicas de los sesenta y setenta. Mucho guitarreo estridente, directo, quizás el sonido algo elevado, pero el resultado está en que el oyente se transporte a una época concreta de sonidos escalofriantes y oscuros. Lo consiguieron.
Temas apoyados en una base rítmica pesada, ruda, contundente, provocados por los agresivos sonidos del bajo de Mac Hewitt y la enérgica pegada de Elias Mays Schutzman van comiendo el terreno a los sonidos psicodélicos de las guitarras de Will Kelly y Adam Bufano, este último hizo una gran labor durante todo el concierto incluyendo en ciertos temas sonidos con hoja de sierra.
Destacar los cambios de ritmo, brutales!!! como te vas metiendo en el tema y zas!! te pegan un cambio que te deja descolocado.
En cuanto al trabajo vocal de Will Kelly pone de manifiesto que la sombra de Jim Morrison sigue presente, no comparto esas similitudes o el intento por llegar a imitar y aunque uno se deje llevar por ídolos, frente a una formación deben marcar su propia personalidad.
El sonido en directo de estos chicos marcan una línea mucho más rabiosa y agresiva a lo que nos tienen acostumbrados, la guinda final la pusieron con la adaptación personal del «I Wanna Be Your Dog» de The Stooges rematando la actuación desbaratando la batería en un arrebato, simulado o no, de Elias.
Al final público y grupo salimos contentos y disfrutamos de un concierto en el que los sonidos psicodélicos THE FLYING EYES encontraron su cabida en la sala Boite.