Llegó la cuarta velada de Keroxen13, tercera de conciertos, con Emptyset de cabeza de cartel, para muchos lo más atractivo de esta 5ª edición Keroxen.
Como era de esperar, los de Bristol no dejaron indiferente a nadie: una parte del público abandonaba el recinto al poco de comenzar la actuación mientras otra parte invadía el escenario para volcarse con los genios del ruido; el resto, unos pocos, quedábamos invadidos por una especie de estupefacción contemplativa escuchando atónitos la precisión con que Emptyset modulaba el ruido mientras la gran pantalla se integraba en perfecta simbiosis para un espectáculo total, absolutamente original, único como ya en otras ocasiones sucedió con grupos procedentes de esa ciudad que parece dotar a sus artistas de una magia hipnótica, «extática», con «x», una palabra que me enseñó la ganadora de Lucha Libro, colaboradora de Dirty Rock, Alejandra García López, relacionada con la mitología, y que me parece que define bien lo que son Emptyset y lo que fueron otros grupos de Bristol: dioses del pop.
La música de Emptyset no resultó ser tan difícil como esperaba, aunque, siendo distinto a todo cuanto he escuchado, necesité un tiempo de adaptación hasta que el ruido comenzó a resultarme familiar, reconocible. A partir de ese momento creo que llegué a apreciar lo que hacía cada componente, y hasta me pareció encontrar cierto paralelismo con una formación más convencional, especialmente en los números más rítmicos, donde el sonido percusivo de un bombo, el único timbre normal que usó Emptyset, marcaba un compás de compasillo poderoso.
La sensación que nos quedó a muchos fue la de haber contemplado una banda exenta de extravagancias, efectismos y afectaciones, al contrario, lo que nos quedó fue la sensación gratificante de haber asistido a una propuesta única, absolutamente original, de una pureza primordial, primitiva, esencial.
Pero, aún siendo tan excepcional como fue la actuación de Emptyset, la noche tuvo mucho más que destacar, y de hecho el público estuvo muy atento a las actuaciones, como las de Saletile feat. David Perreko y I am Dive.
Saletile feat. David Perreko me sorprendieron positivamente por muchas razones, pero la más llamativa es el estilo de su propuesta, una suerte de rock progresivo puesto al día con total acierto y que ellos denominan noise rock.
La prensa califica la música de Saletile de contundente e hipnótica, pero, al menos ayer, más que hipnótica diría evocadora. Todos hablan maravillas de los componentes de Saletile, Ruymán García (guitarra y voz) y Daniel García (guitarra y programación), y con razón, y ahora también de David Perreko (batería), con todo merecimiento. Mucho talento y gran trabajo, al servicio de una propuesta bien pensada.
I am Dive comenzaron con suavidad, con naturalidad, sin mostrar de entrada que podían multiplicarse para hacer que el dúo sonara como una banda numerosa gracias al uso de loops de muestras tomadas sobre la marcha. El show fue creciendo en intensidad, primero incrementando el pulso rítmico, y a continuación añadiendo cada vez más planos sonoros, para terminar en un clímax de gran sonoridad y belleza, a la que el público respondió con un emotivo aplauso. En una noche repleta de obras instrumentales, I am Dive fueron, si la memoria no me falla, los únicos en usar la voz, lo que les agradezco especialmente. Una voz bonita que se multiplicó para hacer segundas voces y coros de forma magistral. Bravo.
Farniente presentaron una propuesta basada principalmente en los marcados ritmos de la batería acústica y también ritmos sintetizados más elaborados, y la superposición de ambos. Tuvieron buenos momentos en los que el ritmo contagió a buena parte del público, pero también tuvieron algunos instantes donde hubo cierto suspense que generó algo de incertidumbre.
Nuevamente se contó con la lectura a viva voz de Gonzalo del Equipo Para, y quien quisiera sumarse como parte de la oferta, los robots androides de Rafa Ramos que circularon por la sala, entre el público, aportando un toque cómico de originalidad y luz.
Y las instalaciones artísticas como las Radiografías firmadas por Adelaida Arteaga que se sumaron el viernes a las obras plásticas de Fran Cabello, Madeleine Lohrum Strancari, Raquel Hernández Verdú y Francisco Javier Quintás, y despertaron la curiosidad e interés de los asistentes. En definitiva, una oferta cultural completísima.
Una más que interesante recomendación es la deliciosa finger food servida por el restaurante La Concepción de Concha Sáez y su eficiente y amable equipo, Marta y Geno. Se convierte en otra atracción más del festival. ¡Comer bueno con los dedos! El restaurante se instaura como un más que imprescindible punto de reunión. Bien atendidos, cordiales, sano y sabroso.
El festival madura, se hace más grande en cada jornada. Siempre invitando al público a que lo haga suyo, una parte integrante del festival, y así es cada vez más, y por eso abandona su bidón-butaca, se expresa y participa; es el festival de las personas.
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