El día había amanecido con densas nubes negras y la lluvia hizo acto de presencia, pero todo era una advertencia. Esa noche iba a haber tormenta infernal en la quinta jornada del KEROXEN13.
El trance comenzó con el recién nacido proyecto audiovisual de AZZUAH y su pieza “Ergoesfera y redención”. Arrancaron con unos destellos amenazadores que nos llevaron al borde de la epilepsia y secuestraron nuestra atención. Así empezó el viaje al interior de la psique como parte de un cosmos infinito en el que la consciencia se diluye. Las imágenes nos condujeron a una explosión sensorial que motivó la desconexión racional y permitió que nos abandonáramos al universo emocional.
Sonidos invasivos que evolucionaban, mezclando latidos electrónicos, ecos cristalinos y murmullos acuáticos, acompañaron un discurso visual poético que llegó a su clímax en un cúmulo de evocaciones magmáticas y resonancias saturadas, punzantes como agujas. Una propuesta novedosa y sugerente que se superó a sí misma en un espacio como el tanque.
Los paisajes esbozados por JACOB, que rebasan los límites del ambient, el dark y el noise instrumental, nos abstrajeron en una experiencia completa que bebía de la magia negra, los poderes mefistofélicos y bien podrían ser eco del sonido ancestral del culto a los muertos. De su tecnología sonora, manejada con maestría, sacaron drones profundos, reverberaciones abisales y sonidos que fueron reflejo especular de quienes habitan en el subsuelo y se nos revelan a través de la necromancia. Nos deleitaron con una atmósfera refinadamente inhóspita que inquietaría al mismo Poe. Su pieza “The Ominous” posee crecimiento climático y un nivel compositivo, minuciosamente elaborado, que invita a una inmersión en busca de Belcebú.
Los visuales lúgubres fueron sustanciales en el descenso a las profundidades en el que acompañamos al dúo sevillano en siniestra procesión. Con el contrabajo y sus col legnos y el humo que emergió de las grietas del tanque, como era de esperar, el encuentro se transformó en un ritual iniciático rebosante de misticismo intimidador que nos obligó a mirar a los ojos a nuestra parte más oscura y temida. La pieza terminó con un in crescendo sonoro que amenazó con hacernos desaparecer para siempre en ese mundo de sombras fantasmagóricas y entes infernales. Todo un experimento que nos dejó con ganas de seguir explorando la negritud inasible que existe dentro y fuera de cada uno. Una de las propuestas más sublimes en lo que llevamos de festival.
Los intermedios se ribetearon con las lecturas positivas de Gonzalo, del Equipo Para, que siempre desgarran y nunca pasan desapercibidas, las intervenciones de los artistas y la miniatura del restaurante La Concepción que cautivó estómagos con sus propuestas de fusión gastronómica.
Hasta que irrumpieron, de sopetón, los bramidos de punk noise depravado de BRUTALIZZED KIDS.
La pantalla madre del Keroxen hizo su emotivo homenaje a Lou Reed, mientras esperábamos que la introspección continuara con la propuesta de sonoridad subterránea que estaba por llegar, cortesía Brutalizzed Kids.
Tuvimos que pelear para hacernos un hueco entre la manifestación de apasionados embrutecidos que habían acudido a ver a los bellacos infernales. Empezaron fuerte, acompañados de a vibración sonora estrepitosa que les caracteriza, con su actuación que siempre es puro espectáculo. Este raro espécimen, experto en contagiar de éxtasis guanche, lo dio todo y tanto que poco les faltó para cortarse las venas y salpicarnos con su sangre estimulante.
Escuchamos nuevos temas de la banda canariensis y también pudimos entregarnos a la irreverencia suprema de sus clásicos heréticos “Coches”, “Química” y “Sigo teniendo frío”. Nos corrompieron con su entusiasmo insolente, sobre todo Albert que despertó los más primarios deseos carnales con sus rugidos guturales y sus movimientos pélvicos cuando emulaba follarse los amplificadores.
Los acólitos se arremolinaron a apenas un metro de la banda para ser receptáculo del sudor y los enjuagues del vocalista a quién le encanta bañar con sus fluidos salvajes. Vimos volar hasta caer al suelo a varios keroxenianos entre empujones y sacudidas propias del trance endemoniado de brutalizzed. Con un “a la mierda” albertino, al más puro estilo Fernán Gómez, comenzaron a volar vasos, escupitajos, y botellas de plástico sobre nuestras cabezas. Los más destructivos de la noche. Todo un show para exaltados que sacó de control lo más primitivo del temperamento canario.
Los keroxenianos controlamos la manía tabaquista para poder guardar sitio en primera fila a la espera de la banda gallega que ya nos había abducido el año pasado y nos animó a coronar nuestras cabezas con cuernos plateados una vez más. Así UNICORNIBOT invadió el centro del tanque, enardeciéndonos con su deriva frenética imprevisible. Nos conquistaron con su arrebato libidinoso fusionando math rock, tropicalismo y distorsiones de guitarra conjugadas con una batería que se impone, da cuerpo y rebosa de materia sonora. Sus temas, que manejan tiempos extremos y están cargados de una extravagancia acústica de impronta única, son difíciles de olvidar.
La banda nos embrujó con su pócima sonora que evolucionaba de un tema a otro con brutal dinamismo. Destacó la actitud del grupo que dialogaba interna e instrumentalmente y con sus texturas arrítmicas buscadas nos transportaron a un mundo mitológico-extraterrestre dónde ellos son los jefes.
Iniciadores de un credo de sonoridad profana que desata pasiones, los de Pontevedra suenan como sátiros de lo experimental, sólo que éstos son mitad unicornios aunque conservan la erección permanente. Se lucieron con solos de guitarras, afiladas como cuchillas, con los que nos desencajamos los huesos en danza desmesurada. La actuación culminaba con los bombos hipnóticos del batería indómito que terminó de reventar el termómetro infernal, escalando la columna central del tanque entre los aplausos enajenados de todos. Fueron el río de energía insurrecta que no encuentra límite y dejaron claro que su banda es un híbrido imaginario entre mito y realidad.
La noche llegaba a su fin. Muchos fueron abandonando el tanque, entretanto los más osados esperábamos al Orfeo negro, DAVE WATTS. La figura ya mítica, que eleva la categoría del dj a la de brujo sonoro, nos sedujo con una sesión que no escatimó en calidad. Fue uno de los sets más siderales y elegantes del maestro de la mesa de mezclas quién captó con voracidad la esfera emotiva que imperaba entre los asistentes. Con él terminamos de entregarnos a la pasión keroxénica propia de la última hora cuándo siempre dudamos si seguir bailando o darnos a la bacanal. Antes del mágico tema de cierre que nos dedicó, advirtió que volveríamos a vernos el próximo fin de semana en la romería que clausurará el KEROXEN 13. Hasta entonces más nos vale ser comedidos y adorar, aunque sea por pocos días, a Apolo porque el sábado 7 de Diciembre…el vandalismo continuará, el Dios ebrio será nuestro guía y el orgasmo colectivo está asegurado para el séquito keroxeniano que se entregará, sin lugar a dudas, al infiero tóxico en una gran copulación acústica final.
Pd: Por supuesto, la pata puso el broche final a la celebración.
Puedes seguirme en el blog Desde las entrañas del volcán.
Fotos de Alejandra García López, Javi Felipe, Clara Esther Lucena y JuanMaRe.
Más información sobre el Keroxen13:
- Crónica del primer día Keroxen 2013
- Crónica del segundo día Keroxen 2013
- Crónica del tercer día Keroxen 2013
- Crónica del tercer día Keroxen 2013
- Crónica del segundo día Keroxen 2013 en Las Palmas
1 Comentario