30º aniversario de Ataúd Vacante.
Venue: Aguere Espacio Cultural.
Fechas: 14 y 15 de febrero de 2014
Vídeos: Javier de Lorenzo-Cáceres.
Fotos : Jesús Villa y Esteban Campos.
Ataúd Vacante, una de las bandas clave en la historia del Rock en España, celebró el trigésimo aniversario de su primer concierto con dos pases celebrados los días 14 y 15 de febrero de 2014, en el Espacio Cultural Aguere de La Laguna. Inicialmente solo estaba prevista la actuación del 14 de febrero, pero, tras colgar el cartel de «Sold Out» dos semanas antes, se decidió programar un pase más al día siguiente (También se completó el aforo de este día) Además, y tras el trabajo y la labor de recopilación de la editorial Los 80 Pasan Factura, los conciertos se hicieron coincidir con la reedición del semi-LP de debut “Nichiquitaunamosca” (1987), la edición del hasta ahora inédito último CD de la banda “¿Subiremos al Cielo?” (1995), y la publicación de un nuevo libro “Caminando sin mirar” en el que quince periodistas y músicos valoran la influencia de la banda en la escena musical, además de recopilar numerosas fotos inéditas, carteles y recortes de prensa. Los dos conciertos contaron con la participación a la guitarra, en un buen puñado de temas, de Ruth Torres, guitarrista de la banda «Mujeres de Provecho«, formación que compartió escenario muchas veces con Ataúd Vacante a finales de los años 80′ y en los 90′.
En Dirty Rock hemos querido que fueran los que vivieron en primera persona los conciertos del 30º aniversario, los que tomen la palabra y transmitan las impresiones y las sensaciones vividas esos dos días. Músicos, periodistas, productores y desde luego público, se han prestado a compartir con todos nosotros las sensaciones que Ataúd Vacante les provocó. Inmensas gracias a todos ellos.
Juanjo Jorganes (productor de «¿Subiremos al Cielo?» disco inédito de Ataúd Vacante, compositor, multiinstrmentista y productor de enorme trayectoria)
Yo estaba solo, en el centro de la sala. Las luces estaban apagadas y la gente ya coreaba sus nombres. Mientras las cuatro siluetas ocupaban sus puestos, esa droga alternativa llamada adrenalina bombeaba con fuerza. Y entonces empezó. Y cuando suena el primer acorde te rindes, y una oleada de vitalidad se apodera de tu cuerpo desde dentro y todo tiene sentido. Son ellos, la máquina ya está funcionando y el espectáculo ya está hecho. No necesitan 15 guitarras, ni pedaleras vintage, ni posar para la foto. Son así siempre, sin mariconadas, sólo volumen, amistad y ganas. Y están jugando en casa. Por si esto fuera poco hacia la mitad del concierto, del pasillo que da a los leones enfebrecidos de satisfacción, surge una hermosa joven con una Danelectro blanca, que flota y brilla en aquella maravillosa lluvia eléctrica. Sin miedo, está disfrutando con sus amigos de hace tanto tiempo. Oh my God!. ¿Qué más puedo pedir?. Y todo tiene sentido, y todo encaja. La magia de Ataud, la belleza de lo sencillo y honesto triunfó de nuevo. Felicidades y gracias.
Eduardo Bercedo aka Edui (cantante, guitarrista y compositor de Venus en Surf entre otros. Miembro de «Cuerdas Rotas» junto a Silver, de «Familia Real» junto a Silver y Pistol. Con Manolo el Makina en «La Donna Inmóvil» y de «Nuclear Baby» con Fafe)
Cuando se me pidió que escribiese unas líneas sobre los 30 años de Ataúd, me asaltaron inmediatamente a la cabeza varias ideas.
Una de ellas, el concepto de grupo como pura esencia del rock’n’roll, esa teoría ya refutada por muchos de que el verdadero carácter del rock’n’roll, está echa sustancialmente por grupos. El roce, el cariño, la afinidad, las broncas y desavenencias, la combinación de talentos e ideas. Como bien es sabido un grupo de rock es como un matrimonio. Y estos han durado 30. Por otra parte, la historia ha demostrado que hasta los solistas más destacados, llámense Dylan o Bowie necesitaron de su “The Band” o “The Hawks” o de sus “Spiders”. Y así podríamos citar desde los Stones, los Beatles, Led Zepellin, los Who, la Velvet hasta Jimi Hendrix. ¿Qué hicieron estos en solitario? Rock’n’roll no. Eso seguro. No es lo mismo Sting en solitario que The Police, ¿no? Pues eso. Pero no, estos temas son muy recurrentes y choteados y aunque muy interesantes, y aunque tengan que ver con lo de Ataúd, no van por ahí los tiros (…) Los conozco a todos prácticamente desde que éramos niños. Anécdotas hay para un par de folios. Tal vez para un libro…
He compartido locales, horas de ensayos, conciertos, grabaciones dentro y fuera con cada uno de ellos en diferentes formaciones. Podría hacer loas a cada uno, destacar la Intuición y la técnica Musical del Makina, la infinita sabiduría e inteligencia del Pistol, las dotes de tremendo showman irredento del travieso Silver, o como no de la capacidad de…“ejem”…mando de Fafe. Y, algo muy importante también en todos ellos, su endiablado marxista sentido del humor. Por eso digo, no es el peso neto, es el peso Bruto (no hagas el chiste fácil Fafe). Es decir, es la suma de todos y cada unos de su talento y carisma. Igual en solitario cada uno de ellos no valdría un detrito. jjjjj. No lo sé. Pero no. Eso tampoco viene al caso. O sí viene. Pero da igual. Así que, el mismo día que recibí el mensaje de Dirty, de camino por las calles de S/C me tropecé con un informático, que sólo conozco de pasada, y salió el tema del concierto de Ataúd. Más tarde, pase por una librería y el que me atendió me estuvo contando sobre el concierto y me contó orgulloso que él los conocía de la época del Badem-Badem. Y así con centenares de amigos, desconocidos e incluso familiares. Todos los conocían.
Y ahí lo encontré, ¡eureka!. Es la CERCANÍA con la gente, la que destila Ataúd Vacante, lo que los hace tan populares y queridos. No, usted no, ¡Señora!.Ni yo tampoco. Ellos sí irradian esa Cercanía, como el vecino de al lado, rebelde, subversivo, pero simpático. Como se demostró el pasado viernes y sábado. El Aguere estaba a reventar de gente de todo tipo: punks, rockers, indies, rastas, jevis, pijos, niños con sus madres y madres con sus niños.
A todos nos mola tener un colega como ellos. ¿O no? A mí sí. Y por eso la gente los quiere y, por eso, yo también los quiero. Posdata: Ya sé que os estaréis descojonando mientras leéis este rollo, pues como bien reza el slogan que Pistol inmortalizó en su camiseta en el single más caro del punk español: “¡Que te den por narga!”
Ataúd Vacante: Play List de sus conciertos del 14 y 15 de febrero en el Aguere Espacio Cultural
Eric Canino (programador musical y periodista, Creativa Canaria)
Ataúd Vacante reunió una comunión multitudinaria en torno a su música en el Aguere Espacio Cultural. Una gran noticia: hay público y sólo hay que saber despertarlo. Y lo hizo bajo una premisa sencilla (además de la inmensa carga emotiva que suponen sus 30 años de existencia intermitente); buenas canciones y actitud. Sobre todo actitud.
El resultado fueron dos noches para la memoria del rock en Canarias (llegaron personas de diferentes Islas). Lleno absoluto viernes y sábado y queda la sensación que de haber habilitado el domingo, otro lleno más. Además del momento mágico para muchos (revivir en directo la banda sonora de una parte de tu vida), la actuación deja una claro mensaje para la gran mayoría de bandas locales: ustedes no saben.
Marcos Estrella aka Elodíe (músico).
¿Cuando a alguien que no es escritor se le pide que haga una crónica, que hace? ¿Para dónde corre? ¿A quién sigue?
Simple… Se deja llevar por sus sentimientos, los mismos que guardará en su memoria el resto de su vida.
Este fin de semana que ha pasado (14 y 15 de febrero) me he sentido afortunado de estar tan cerca de personas que desconocía, yo al venir desde afuera no me hago una idea de muchas cosas que se encierran en el inconsciente colectivo de la música canaria, en la idiosincrasia rockera local. Saber que en el entorno inmediato hay buenos músicos con grandes ideales y facilidades de transmitirlos, es algo que he ido descubriendo paulatinamente (gracias a las personas que me dejan interactuar en una escena que para algunos es hermética).
Como digo, afortunado. Ver como personas se acercan con el corazón abierto a dar un abrazo legítimo, a cruzar tres o cuatro frases con seres que debajo del escenario son tan transparentes como arriba. Afortunado de aprender que cuando las cosas se hacen bien y los motivos son legítimos, no importa el paso del tiempo, seguirán vivas por siempre.
Gracias Ataúd Vacante por este multitudinario festejo.
El pasado fin de semana coincidiedo con la celebración por antonomasia más cursilera del año, tuvimos el placer de saborear el antídoto al amor pseudoromántico. Ese, que según los sabios crece cuando se reparte, nos llegó 30 años después a chorros, rejuvenecido, impaciente y visceral. El público reunido demostró su fidelidad absoluta hacia el sonido gamberro y contestatrio de ese ataúd que siempre ha estado vacante.Esquivando conformismos y sin una sola concesión a la dorada madurez fuimos testigos alucinados de la altura inmoral y atlética de un Silver transformado en superhéroe del punk. Nos dejamos secuestrar por un demonio santo, atracando cajas de ahorros con la alegría que da saberse en posesión del genuino y noble espíritu barrirobajero. Caminando sin mirar sonaba el premonitorio himno de una una vejez imposible y ebria. A su lado admitimos conjugaciones delirantes, y es que las reglas las reescriben quienes tiene autoridad para conducir a su rebaño al paraíso rockanrolero.
Jonathan Delgado aka Yotti (editor, Los 80 pasan factura)
Recuerdo el regreso del 2007, y el resultado. Se firmaron contratos y se ejecutaron. Los medios respondieron, el público también. ¿El repertorio? El mismo, «Un verano eterno» incluída. ¿La banda? La misma, según isla variaban los invitados. ¿La repercusión? En medios, la misma más la suma de los digitales. En el público la misma, aún pagando. Pero, lo más importante, ¿y la banda? Estaba claro, que duda iba a caber. Ahora pregunto a los del viernes, a los del sábado, a los de ambos días. Aún pregunto cuántos siguen escuchando sus discos en el coche. Aún veo caras de felicidad cuando se recuerda, porque todos sabemos que ese día todos estábamos asistiendo a la santificación. Y lo mejor es que aún les veo a los miembros de Ataúd Vacante la satisfacción de haber hecho bien su trabajo, y algo muy dignificante en una banda, un reconocimiento constante a todos los que allí sudaron, se abrazaron y rodaron por los suelos. Hay cosas que nos devuelven la esperanza, y esta era la que estábamos esperando hace años.
Mira Chona, la primera vez que fui a un concierto de Ataúd Vacante, todos éramos reinas y reyes. Al menos así nos sentíamos. No habían aparecido ni Nicolasito, ni el majadero de su padre y yo era casi una reina punk. Ellos ya llevaban un tiempo pisando con contundencia los escenarios insulares y la fiebre en la que vivíamos envueltos era sobrecogedora. Y, mi niña, te lo juro, aquello no fue amor… fue pasión.
Con los años, el tiempo, los libros y la contundencia de la vida y de mis errores, abandoné aquel círculo -realmente quiero pensar que lo abandoné yo y que no fue él, el que me abandonó a mí, las de mi edad tenemos eso- Un escapada con las amigas de la época, un artículo en la prensa sobre un concierto en El Cristo, un guiño por la calle con alguno de los componentes… ¡Ay, cómo me han gustado siempre…! Bueno, pero ese es otro asunto; mi relación con Ataúd, desgraciada e indeseablemente se fue reduciendo por mi culpa y por el devenir de sus realidades.
Hace unas semanas me enteré. ¡Vuelven a tocar! La revolución, agitación por dentro y por fuera. ¡¿Dónde meto al niño el sábado por la noche?! Y aunque no era la primera vez que sentía algo así, estaba loca de contenta. Nuevamente me vestí de rockera, me repasé todas las canciones -Nicolasito pensó que me había vuelto loca, el pobre no se ha dado cuenta aún de que lo estoy rematadamente y sin remedio- y caminado, por la calle, me fui para El Aguere con una ilusión que me desbordaba.
Desde los encuentros con viejos amigos y alguna amiga que aún me queda, hasta el tremendo recital que dieron ese día, todo, me hizo repetirme una pregunta que aún me rebota en la cabeza: ¿por qué no vuelven a tocar juntos? Sería como ir al cielo.
Roberto Sánchez aka «Queco» (bajista de Diplomáticos y Venus en Surf)
El concierto de ATAÚD VACANTE?, lo empece a vivir un mes antes gracias a un querido amigo y su perseverancia y constancia en el proceso de no quedarse sin entradas, y lo sigo viviendo después ya que seguimos hablado del momento.
Las buenas impresiones, criticas y opiniones ya están todas dichas, y muy bien expresadas y escritas (ref. articulo de Diego Hernandez para La Opinión), solo me queda agradecerles el momento histórico vivido, la maravillosa reunión de amigos, tanto entre público como sobre el escenario, y decirles que me quedaron ganas de repetir el sábado, pero este «cuerpito» da para lo que da.
Diego F. Hernández (Periodista, La Provincia, Diario Las Palmas)
No soy dado a hablar en primera persona. Será por esa máxima de que uno es gente corriente que cuenta a la gente lo que le ocurre a otra gente. Siempre desde atrás, cediendo el protagonismo a quien lo merece. Esa es la máxima. Si no fuera así, ¿para qué sirve entonces el hecho de comunicar, de compartir las experiencias, los aciertos y errores de terceros? ¿Para satisfacer los egos personales? No, amigo. Ésta es una excepción en respuesta a la invitación de Dirty Rock a reflexionar en voz alta sobre el reencuentro con Ataúd Vacante a propósito de los dos conciertos del 30º aniversario celebrados el 14 y 15 de febrero de 2014 en el Aguere. Podría recurrir al fácil juego literario al que se presta el envite y resolverlo hilvanando unas cuantas letras de la banda a la que conocí de pibe, años antes de irme a Madrid a descubrir la vida, los bares y la música y estudiar una carrera universitaria que por suerte y empeño se convirtió en la mejor profesión posible. O parafrasear a Zappa con el célebre dicho que hablar de música es como bailar arquitectura, que mejor que encadenar frases vacías, hay que darle volumen y sean las canciones las que hablen por si solas. A lo que vamos, los autores de Nichiquitaunamosca, ahora reeditado gracias a Los 80 Pasan Factura, son un grupo que dio un vuelco al imaginario personal en construcción sobre el rock que se hacía en Canarias, y que produjo una sacudida en la estela de grandes nombres de la música que me han venido acompañando y siguen ahí cada día. Hablo de otra liga, la de Stooges, MC5, Ramones, The Who, The Jam, The Clash,.., y una larga nómina de criaturas sobrenaturales que me cambiaron la forma de entender la fuerza de la música. Proyectos, bandas excepcionales, que te agarran con una fuerza que llega a asustar. Con Ataúd pasó un proceso similar, y con Familia Real y todo lo que gestó en la escena tinerfeña, grancanaria y conejera en los tumultuosos y excitantes años 80. ¿Qué es Ataúd? ¿Qué sensaciones produjo tener otra vez enfrente a Silver, Fafe, Pistol, El Máquina, a Ruth, a centenares de amigos a los que tengo por familia? Gratitud y respeto por encima de cualquier palabra posible. Histórico, antológico,…, prescindo del término irrepetible porque tengo la convicción, y lo he dicho en reiteradas ocasiones cuando por razones diversas he vuelto a Ataúd y a sus protagonistas, de que la historia de la banda es enorme y que su repertorio es demasiado bueno para dejarlo dormido. La convicción de que 30 años en la historia de un grupo que continúe espoleando a sus seguidores como ellos son capaces de hacerlo, con himnos generacionales que no han perdido la frescura de cuando se crearon, es un triunfo mayúsculo que va más allá del anecdotario fácil. A los cuatro les debo mucho, en lo personal y lo profesional gracias a lo simple y fresco que suenan. El menos es más tratado con buena mano y mejor verbo. El impacto de revivir en directo pasajes como No hay revolución, Hospicio, Tu seré, En facturation, My hobby es matar, Lenguaje abierto,…, todas y cada una de las canciones, que no temas (Fafe dixit) que fueron capaces de fabricar, sin olvidar la pegada de la cosecha última, las de Subiremos al cielo y la impagable Verano eterno, es algo que lo supera todo. No hice fotos, dos o tres creo, ni videos, porque me resigno a esa conducta de registrar todo en vez de disfrutar de una experiencia única, la de la música en directo cuando golpea corazón y cabeza.
En un cuadro de honor quedan esas dos noches, especialmente la primera, el 14-F, donde los nervios y la excitación se repartían por igual entre banda y público. De vuelta a casa, metido en la cola de la tormenta que nos regó generosamente por dentro y por fuera, no paraban de repertirse esas melodías, la voz de Silver, los coros, todo…, como si quisiera para siempre un concierto eterno, en el que no parasen de sonar una y otra vez esa colección de píldoras de amor y desamor, de tú y yo. Quizás no sea el mejor grupo que ha dado el rock en Canarias, de eso se habló mucho en las tertulias agradecidas a que se prestó el 30º aniversario, que con el tiempo la etiqueta punk se despegó de ellos, con razón, desde que enfilaron otros terrenos sonoros y estéticos en Chorros de amor, el segundo disco, y que Canarias terminó por estrangular una de las bandas con más carisma y actitud que ha recorridos sus escenarios. Ataúd es historia viva, la que escriben los vencedores.