GEORGIE FAME inauguró el ciclo de conciertos «Leyendas con Estrella 2014» en el coqueto y céntrico teatro Lara de Madrid. Aunque el sr. Fame es de esos artistas que no necesitan presentación no está de más comentar que ha sido uno de esos pilares fundamentales a la hora de entender la música popular de los sesenta, donde llegó a compenetrar los sonidos más tradicionales del rythm´n´blues con el jazz.
Sin dejar de lado el amplio abanico de colaboraciones con las que ha contado, por citar alguno de estos artistas se encuentran Van Morrison, Eric Clapton o Muddy Waters.
El público madrileño acogió de buena gana al sr. Fame en su única actuación en España, aunque no agotó todas las localidades el aforo del teatro registró una buena entrada. Generalmente el trío lo componen el sr. Fame y sus hijos a la batería y a la guitarra pero una lesión de uno de ellos y un compromiso del hermano obliga a establecer una nueva formación, compuesta por Jim Mullen a la guitarra y Ralph Salmins a la batería.
El público, en su gran mayoría de la quinta del sr. Fame, expectante por ver las habilidades de este trío que salió sin más pretensiones que abordar un concierto liderado por la figura del sr. Fame en la que se ciñó a dar un escueto repaso de una escasa hora y media, contando las largas presentaciones entre tema y tema, a los temas más representativos de jazz y blues que le han inspirado a lo largo de sus más de cinco décadas encima de los escenarios.
La resonancia de los temas envolvía las centenarias paredes del teatro, la limpieza de sonidos hacía posible distinguir cada instrumento, sonó a la perfección. Bien es cierto que la voz de nuestro protagonista no brilló tanto como su música, comprensible. Hizo lo que pudo, logrando con gran esfuerzo ciertos niveles dignos de alabar.
Tuvo presente durante todo el concierto a uno de sus artistas más idolatrado Ray Charles y a otros como John Lee Hooker o Jimy Smith, interpretando temas de estos compositores y sus clásicos «Yeh Yeh» o con el que finalizó el concierto, solo con su voz y su órgano «The Ballad of Bonnie and Clyde».
Una fuerte ovación por parte del público no fue suficiente para que el trío saliera a interpretar un deseado último tema. Concierto cargado de un gran virtuosismo musical por parte de los tres músicos, cargado de excesivo palique y falto de algún tema más.