WILLIE NILE caló y de qué manera su paso por las tablas de la sala Clamores en Madrid la pasada noche del 10 de Abril. A sus sesenta y tantos años no es, ni ha sido, un artista de llenar grandes estadios, ni siquiera hace de la música un negocio en el que ha salido con gran desengaño del mamoneo de las discográficas. Músico cercano, campechano, de los que disfrutan y hacen disfrutar, presentaba por segunda vez su último trabajo del 2013 «American Ride» en un marco sencillo en el que se palpan las vibraciones y la pasión que ponen los que están encima del escenario.
El público justo para estar sin apreturas y deleitarse del sabor callejero de Nueva York que tan bien representa el sr. Nile. Acompañado por parte del grupo STORMY MONDAYS (primer y único grupo español que ha estado en el Woostock) Jorge Otero a las guitarras y Dany Montgomery a la batería arrancaba su concierto con el entrañable y sentimental «Streets of New York», las notas de los teclados arropaban la solitaria voz de Willie en un comienzo tranquilo que dio paso a su mejor faceta, la de conjugar el rock con el folk con temas como «Rite of Spring», «Rich and Broken», «Vagabond Moon»… temas a medio tiempo con estribillos fáciles de contagiar a un público que desde las primeras melodías se mantuvo inmerso en la intervención del trío.
La velada no podía ir mejor, una copa de vino para regar el gaznate de Willie y unos músicos entregados e involucrados incrementaban por momentos el entusiasmo puesto en escena, el público así lo entendió y no dio pie a que bajara el nivel.
La guitarra de Jorge Otero marcó un representativo papel durante toda la noche destacando el fantástico «Across the River» con una magnífica intervención donde las seis cuerdas desafían las notas del piano, la sutileza hace eco y se convierte en música, magnífico.
La recta final no pudo ser más emotiva y fascinante, pequeño homenaje a Lou Reed con «Sweet Jane», el rock más modesto y sincero hacía levantarse a más de uno de las banquetas y corear «Hard Times in America», «House a Thousand Guitars» o «One Guitar», la Clamores se rindió a sus pies.
Es gratificante palpar la sencillez de este artista, señal determinante en su identidad, que no dudó en hacerse fotos con el público, firmar autógrafos …Sin duda uno de los mejores conciertos que hemos vivido en este primer trimestre de año y pasará a los archivos de la Clamores.
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