Dan Baird & The Homemade Sin repetía una vez más en la madrileña sala El Sol para presentar su último trabajo «Circus Life» dando toda una lección de talante rockero en un espacio donde se puede apreciar el calor tanto del público hacia el grupo como a la inversa, lejos de grandes escenarios donde ni siquiera las primeras filas perciben ese entusiasmo.
El incansable cantante americano ex-Georgia Satellites junto a sus compañeros Mauro Magellan a las baquetas, Warner E. Hodges, miembro de Jason & The Scorchers, a la guitarra y el sustituto de Keith Cristopher, el bajista de Bonafide Micke Nilsson dieron la bienvenida a un espléndido público que llenó el recinto con el fin de divertirse con este cuarteto obcecado en no bajarse del furgón y no querer hacer otra cosa que noche tras noche estar subidos en un escenario, su vida es el rock.
Bajo un sombrero de copa y con una gran sonrisa empuñando su guitarra Dan Baird y sus chicos comenzaban desvelando su secreto mejor guardado, hacer rock and roll, sin maquillajes ni juegos de luces, ni artificios varios… el rock de verdad no quiere eso y menos el público que lo único que pretende es sacarle el máximo rendimiento al coste de la entrada.
A consta de temas como «Damn Thing to be Done», «Outlivin´» o «Open All Nigth» Dan Baird & Homemade Sin consiguen estos propósitos a base de sencillez, simpatía y una selección de escogidos temas que hacen un ligero repaso por su trayectoria musical y tienen la audacia de intercalar el «Get It On» de T Rex o el «Proud Mary» («Rolling on the River») de la Creedence para deleite y disfrute del personal.
Sensacional juego de guitarras entre Dan y Warner donde éste último juega un papel supremo en el sonido del grupo, sugestivos y refinados riffs de guitarra se entretejen con el rock más sucio y sudoroso que te puedas echar a la cara acentuado por la soberbia pegada de Mauro y el vertiginoso toque a las cuatro cuerdas de Micke logrando un gran sonido en términos generales, aunque algo excesivo el sonido de la batería.
«Another Chance», «Younger Face», «Little Darlin», «Sheila»… fueron eficientes para mantener el elevado nivel durante las más de dos agradecidas horas de rock y mirando hacia otro lado cuando desde detrás de las cortinas le enseñaban la hora finalizaron una grandiosa velada con el «Like a Rolling Stone» de Bob Dylan, el resto fotos con el público, autógrafos con una inmensa sonrisa que estuvo presente durante toda la noche. ¿Se puede pedir algo más?