La de anoche en el Loco Club Valencia, 9 de septiembre, es la única oportunidad que ha tenido uno en la vida para verse cara a cara, a un escaso metro de distancia, a uno de esos músicos que siempre lo han dicho todo para ti, la frágil y tímida apariencia del sr. Graham Parker antes de subir al escenario, dió paso rápidamente al imaginario que las canciones de este hombre, ha ido dibujando a lo largo de varias décadas en los sueños de cualquiera que haya seguido su trayectoria.
El repertorio de veintipico canciones, fue un correcto repaso de toda su trayectoria, y como los buenos vinos de larga crianza o los quesos más añejos, el tandem formado por la guitarra de Brinsley y la voz de Graham no escatimó en dotar a esas composiciones, de la pasión necesaria para revivir lo que esas canciones siempre han hecho sentir.
Es indudable que por la cabeza planeaba todo el rato la idea de lo que hubiera sido haber visto la banda al completo, no lo quiero ni imaginar, estoy seguro que el ranking de conciertos vividos se hubiera visto seriamente alterado.
Y es que hay músicos, casi siempre perdedores, que tienen la mágia de hacer de la pasión, una palabra ordinaria, gracias Mr. Parker.