The Jim Jones Revue se despedían como formación ante sus más incondicionales seguidores en una gira agradeciendo todo el apoyo que han recibido en su trayectoria profesional. El público madrileño también estuvo en la lista por donde pasaría la locomotora insignia de su devoción por el rock and roll más tradicional combinándolo con ciertas dosis de garage, rockabilly y hasta punk. En las primeras filas se respiraba esa emocionante sensación de ver a uno de tus grupos preferidos aunque sea por última vez. Su puesta en escena es demoledora, siguen dejándose la piel en cada concierto, su desenvoltura y actitud descarada, elegante y sugestiva, a menudo provocadora pone a prueba a un público que se volcó con los músicos desde los primeros acordes hasta el último tema.
Cada músico supo estar en su lugar, dándolo todo, exceptuando el bajista que se mantuvo con un talante bastante apático durante todo el concierto sin menospreciar el nivel musical que estuvo acorde con el resto de compañeros. Así pues hicieron una revisión a todos sus trabajos incluyendo alguna que otra versión adaptada a su genuina personalidad. No necesitan mucho más para despojar su demoledora artillería, guitarras chirriantes disparaban auténticos trallazos eficaces para suscitar a la auténtica locura del rock and roll, inclusive poniendo su sello identificable con teclados y maracas pausando las cotas alcanzadas. Una abarrotada sala Arena decía adiós a siete años que han mantenido vivos a este grupo que pasará al culto y como no a la enciclopedia del rock.