The Pretty Things dieron toda una lección de buen rock and blues la pasada noche del 4 de Octubre en el escenario del Gruta 77. Si echamos la vista atrás y nos remontamos a los inicios de los «primos más feos de los Rolling Stones», como así les denominó la prensa británica, tendríamos que retroceder cincuenta y un años y acomodarnos en la plenitud de los años sesenta y ver como uno de los miembros co-fundadores de los Rolling Stones, Dick Taylor el primer bajista de los Stones, que junto al cantante Phil May deciden formar esta magistral e influyente banda que no obtuvo el éxito que se mereció, sobre todo fuera de su país. Bueno pues hoy en nuestros días, medio siglo después ahí siguen subiéndose a los escenarios ofreciendo a nuevas generaciones un repertorio cargado de buenas melodías interpretadas con una calidad que roza la perfección. Leyendas vivas del rock de los sesenta ponían el broche de oro a la fiesta final del 14 aniversario de la sala Gruta 77 reprochando a un olvidadizo público madrileño incapaz de que se colgara el cartel de «no hay entradas» ante la venida de un grupo digno de eso y más.
A pesar de los años ahí estaban los miembros fundadores, como chavales con zapatos nuevos, Dick Taylor a la guitarra, Phil May a la voz junto al resto de la banda George Perez al bajo, Frank Holland a la guitarra y Jack Greenwood a las baquetas dispuestos a desempolvar sus mejores himnos que como el buen vino han ganado con el paso de los años. Un impaciente y agradecido público acogió con las orejas bien abiertas la actuación de los británicos. Bien es cierto que los años no pasan en balde pero es de reconocer que los miembros más longevos mantienen unas facultades dignas para su edad aún mostrando signos evidentes de una visita al hospital, como fue el caso del cantante Phil May.
La maestría a las seis cuerdas del Sr. Taylor no dejaba atrás a la base rítmica compuesta por batería, guitarra y bajo que con gran afinidad seguían las notas del gran maestro mostrando una gran compenetración destacando el gran sonido registrado en la sala. Cada músico supo afrontar su papel con una gran profesionalidad dando créditos de porqué forman parte de esta formación. Himno tras himno celebraban junto con los asistentes ensimismados en la actuación su cincuenta aniversario y sin enterarnos se metieron en la hora y media de actuación.
Por muchos elogios que quiera plasmar son pocos para la gran noche que nos hicieron pasar estos dinosaurios del rock, estandartes fundamentales para lo que sería el surgimiento del punk o los sonidos garageros…. y alguno sin enterarse. Al final pudimos hacer honor de su enorme sencillez y saber estar firmando discos, charlando y fotografiándose con el personal. Todo un detalle de estos grandes músicos.
Texto por Ángel Manuel Hdez Montes y Carlos Pérez Baéz. Fotos Ángel M Hdez Montes.