Otro viernes más, el cuarto en el intenso programa del Festival Keroxen14, 14 de noviembre de 2014, y una gran espectación alrededor del día en que tocaba Guadalupe Plata. El programa para ese día parecía confeccionado a medida para envolver la esperada actuación del grupo de Úbeda.
Como primera propuesta, otra nueva demostración de la estimulante Lucha Libro Canarias . Cruatro luchadores aspirantes, escritores con altísima capacidad de improvisación. Asaltos de 5 minutos. Un cuadrilátero, ordenador y pantalla gigante en la que se lee el texto mientras se escribe, tres palabras elegidas al azar, música, luz y una entretenida puesta en escena… y que gane el escritor más fuerte. Nuevamente felicidades a los promotores de esta idea; las palabras más fuertes que los puños.
Seguidamente intervino Un Hombre Solo; serenidad y sencillez, elegancia y corrección como nota disidente, apreciada y necesaria. Ritmos sencillos y elegantes como contrapunto en la arrolladora propuesta musical de la jornada.
Como transición hacia el salto final de la sesión tuvo lugar la presentación del proyecto Ménades: incitación a la euforia. Mezcla de poesía y realidad aumentada, textos y códigos QR que involucraron a una buana cantidad de artistas, cincuenta si no recuerdo mal, coordinados por Alejandra Galo. Una anécdota estupenda, los momentos compartidos ensamblando el obsequio que aglutina las estampas con los códigos QR: risas y mucho talento en «la cadena de montaje».
Por fin llegó el momento estelar de la noche. Guadalupe Plata en el Keroxen. No les puedo contar más, no los vi y no los escuché bien. Yo fui uno de los que estuvo esperando en primera línea más de veinte minutos para no perdernos nada y a los que la multitud les pasó por encima (casi pierdo mi cámara entre los piés de la gente) y los relegó a una inútil, frustrante y decepcionante decimoquinta fila.
Habrá quien intente convertir lo sucedido en una manifestación de la característica idiosincrática del festival, habrá quien lo justifique a toda costa. Incluso habrá quien crea normal y estimulante esa proximidad en la que los músicos no se escuchan entre sí por los monitores. Pero no es normal el no poder disfrutar del espectáculo en el modo que está concebido, por no hablar de todas esas otras cuestiones, técnicas, de accesibilidad y de seguridad que yo creo que se incumplieron por esa euforia no controlada desde la organización.
Recuerdo las actuaciones de la Fura dels Baus que tenían lugar en un escenario a ras de suelo y entre el público. Incluso las otras, en esta misma edición del festival, en las que la gente bailó y no invadió el espacio ni el derecho de los otros (aunque también me acuerdo de otros incidentes por el mismo motivo en ediciones anteriores).
Voces se han levantado y se levantarán en contra y a favor. Seguro que sí. El Keroxen apetece siempre. Es un buen festival con una oferta única en el panorama autonómico. Pero espero que, como parece que en estos momento ya anuncia la organización del festival, se tomen medidas para minimizar el impacto de estas manifestaciones del público hacia los demás, sus derechos y su seguridad.
Mil disculpas a LastcKall.
Textos y Fotos: Jesús Villa
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