Carvin Jones regresó a la madrileña sala Clamores el pasado 18 de Marzo abriendo su gira española presentación de su último trabajo «Victory is Mine» dentro de la gira denominada “Party Hardy Tour 2015″. Para esta gira Carvin Jones viene acompañado por uno de los colaboradores que han participado en la grabación del disco, Jimmy Barnatán que se plantó encima del escenario junto a Sergio González a la guitarra acústica para presentar sus composiciones propias cargadas de blues rock, estética rockera y entusiasmo a la hora de interpretar el repertorio que se vio transfigurado gracias a la insistencia en utilizar los gritos, gruñidos y charlas en inglés para elevar el ánimo del personal. Y no lo hace mal, tiene una voz que le permite jugar en los terrenos del blues rock pero su actitud desvirtuó en parte la actuación. Los más entusiastas seguidores de Jimmy Barnatán engrandecieron a este artista y por otra parte la indiferencia y el hastío se apoderó de los más escépticos.
Carvin Jones mantiene este estatus que le coloca como uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos conservando la clásica formación de trío, eso sí remodelada ya que el batería y el bajista no son a los que nos tiene acostumbrados en sus anteriores visitas. No hubo sorpresas los que conocemos al tejano sabemos a lo que vamos, su indudable habilidad a las seis cuerdas es el fuerte que marca a este gran guitarrista. Su arenosa y machacada voz no le permite alardear como sí lo hace con la guitarra y es aquí donde Carvin Jones desempeña ese papel que tan bien sabe hacer. El método infalible para tener al público con la boca abierta, hace con la guitarra lo que le viene en gana a escasos palmos de tus narices, así de claro. Se baja del escenario y se pasea entre las mesas mostrando su destreza, toca la guitarra con una mano, con la boca, la tira al suelo, la rasga con el pie…. cualquier cosa se puede esperar de este virtuoso. Nos contagió con su pegadizo blues rock, de esta manera puso la sala en pie, en un estado de rotundo ánimo, emisor de energía, despidiéndose del público madrileño con dos guitarras, una en cada mano. Al final fotos, autógrafos…. y un buen sabor de boca, en definitiva a lo que nos tiene acostumbrado el señor Carvin Jones.