Apenas una treintena de personas hicimos acto de presencia en la sala superior del Antzoki para ver el debut en Euskadi de The Hooten Hallers en su primera gira estatal. Y fue una pena, porque los Hallers molan, y mucho. Habituales del Muddy Roots Fest, como su buena amiga Molly Gene One Whoamand Band, a la que superan en vivo por goleada y a la que también tuvimos oportunidad de catar por aquí gozosamente hace pocas semanas. En la próxima edición del evento, del 4 al 6 de Septiembre en Cookeville, Tennessee, volverán a formar parte del cartel junto a favoritos de quien esto escribe como Legendary Shack Shakers, James Hunnicutt o Southern Culture On The Skids.
Originarios de Columbia, Missouri, el guitarrista John Randall y el batería Andy Rehm forman la banda en el año 2006. Poco tiempo después se convierten en trío con la entrada de Paul Weber a la armónica y se pasan casi cuatro años tocando por todos los locales posibles del estado, antes de pegar el salto a las giras a nivel nacional. Su debut discográfico fue “We Have Friends” (2008), al que seguiría “The Epic Battle Of Good And Evil” un año después. Durante 2010 publican su primer LP en directo, “Live at Widow’s Peak”, y ya en 2012 nos apabullan con su mejor disco hasta el momento, el sensacional “Greetings From Welp City”, registrado en vivo en el estudio de grabación y editado por Big Muddy Records. Este Cd es una muestra perfecta del pepinazo rockero que nos ofrecieron la otra noche en su show de Bilbao. Y esta una banda que bebe de infinidad de estilos e influencias, con una clara predilección por el rhythm & blues más old school, pero pasados por un filtro protopunk que remite tanto a los Dogs D´amour más empapados en bourbon –«She Used To Love My Music»– como a un hipotético Tom Waits ejerciendo de vocalista en un concierto de Motörhead en un lodazal del Mississippi –«Missouri Boy»-. Como ellos mismos reconocen, John Lee Hooker, Howlin’ Wolf, Fred McDowell, George Jones o Merle Haggard forman parte de su educación musical, pero algunas de sus canciones a mí me recuerdan mucho al genio de Pomona más pasado de vueltas en un garito de mala muerte a las 5 de la mañana.
“Chillicothe Fireball” (2013) es lo último que han editado, y supone una clara progresión sobre el anterior. Tras la desaparición de Weber incorporan a la saxofonista Kellie Everett, y John pasa a tocar la armónica en directo también. Guitarras grasientas, tubas evocando el ragtime big band de Nueva Orleans, una percusión asesina, saxos barítonos, pianos, pedal steel… todo un batiburrillo que parece caótico y desvencijado a primera vista pero que deviene en unas canciones tan buenas como sus explosivas actuaciones sobre el escenario.
Un poco después de la hora prevista hacen acto de presencia y nos dan las gracias sinceramente por estar allí. Se les ve encantados en su primera visita a nuestro país y no parecen estar en absoluto contrariados por la baja asistencia. El compañero Koldo Orue ha hecho una pequeña sesión fotográfica con ellos a media tarde y se lo han pasado en grande, así que habrá buenas vibraciones seguro. Durante algo más de hora y media nos dieron un buen repaso a sus dos últimos discos, con gran presencia de «…Welp City»: «Highway Sound», «Monkeyhead», la estupenda «Holy Moses», el trallazo «Leave Me Alone» -dedicado por John a los «Fuckin´ Cops»... el contraste entre los aullidos cazallosos de este en la voz principal y los coros agudos de Andy -si no lo ves piensas que es una mujer la que está cantando- quedan muy bien en las canciones tanto en disco como en directo, mientras Kellie se mantiene un poco en segunda línea con su saxo.
Randall combina la guitarra eléctrica en los temas más suicidas –«Sticks And Stones»– con la steel sentado en los más melancólicos, mientras que Rehm torturó con violencia la batería en pie desde el minuto uno hasta acabar bañados en sudor ambos. Pero los mejores momentos de la actuación estuvieron para mi gusto en un par de instrumentales -sobresaliente «Welp City Boogie»– y en los temas basados en sus voces desnudas -sensacional «Half Right»-. Himnos de salón para borrachos felices, como nos dejaron a todos los presentes.
Para el bis, se meten los tres entre la gente y nos regalan una cover de «Sittin’ On Top Of The World», de los Mississippi Sheiks, una popular banda de country blues de los años 30. Sin instrumentos, sólo a capella y acompañados de las palmas del público y sus patadas en el suelo, cerraron su actuación de manera fenomenal. Música real interpretada con mucho, mucho sentimiento.
Los Hooten Hallers molan, claro que sí.
Texto de J. M. Martínez. Fotos de Koldo Orue.