Tom Jones. La resurrección en Tenerife

Tom Jones cantaba Ain´t No Grave (Gonna hold my body down) en su fantástico Praise & Blame, y aquí, en Tenerife, tampoco le iban a enterrar profesionalmente con tanta ligereza como la que quiso vender algún medio en los días previos a su concierto, en lo que parecía un intento desesperado por vender entradas ante un acontecimiento de tal magnitud, ni más ni menos que el fin de una de las carreras profesionales más importantes de la historia de la música contemporánea. Lo peor es que tras el concierto, y después de haber asistido a un espectáculo impropio de una persona septuagenaria, después de haber presenciado una lección de profesionalismo y frescura musical sin precedentes por estos lares, este medio mantuvo que habíamos asistido a su último concierto como profesional. Con lo fácil que era entrar en la web del artista y ver el anuncio de nuevas fechas por confirmar en breve

También fácil pudo haber sido organizar el acceso a medios de comunicación al concierto, con las lógicas limitaciones, pero con la comodidad suficiente para realizar la labor propia de los mismos y servir, de paso, de herramienta para la consecución de uno de los objetivos de la empresa promotora de este concierto «la promoción de Tenerife y su relanzamiento cultural y económico«. Por contra, dos horas antes del espectáculo se negó la entrada a las televisiones y se «recluyó» a los reporteros gráficos en un espacio inadecuado (imposible) para tomar una imagen, por su lejanía del escenario y por la la ubicación tras la mesa de sonido y a una cota inferior (y sin advertirlo previamente para así elegir el equipo fotográfico adecuado). Unos segundos antes del concierto se intentó solventar el despropósito permitiéndoles acceder a los laterales del escenario y poder tomar imágenes durante los tres primeros temas del concierto. Más difícil sería lograr otro de los objetivos de la empresa organizadora, ofrecer un espectáculo al estilo de Las Vegas (Nevada, EEUU) y no un concierto al uso, cuidándose todos los detalles. La verdad es que con una producción correcta (tal y como expresamos en este artículo) esos «detalles cuidados» prometidos y que supondrían un plus sobre un concierto al uso, no se vieron. El estado del recinto, una vez finalizado el evento, se asemejaba más a un parque urbano el día después de un botellón que a un espectáculo en Las Vegas (y les aseguramos que hemos estado en algunos shows en esa ciudad de Nevada)

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Tom Jones, el cantante “con el don de una voz de oro” (Tower of Song/Cohen) hizo su aparición en el escenario con puntualidad británica. Lo hizo sin grandes alardes, andando lentamente hacia el micrófono y saludando con la humildad del que se sabe grande y la más que probable teatralidad del que tendrá que currárselo, dos guiños, una sonrisa y primer puñetazo con ‘Burning Hell’ de John Lee Hooker para tener al público comiendo de su mano hasta el final de la noche. Seguidamente llegó ‘Mama told me not to come’ el clásico de Three Dog Night que Jones grabó en su disco Reload junto con Stereophonics. Dos zarpazos de inicio para dejar a la parroquia boquiabierta y a muchos mirándose entre sí con cara de asombro.

Con una banda impecable y un sonido en la sala espectacular, sí, han leído bien, un sonido buenísimo en el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife, que permitía distinguir todos y cada uno de los instrumentos, sección de viento completa, piano y órgano Hammond incluido, Tom Jones transformó con su inconfundible voz una velada que comenzaba con la incertidumbre de muchos en una explosión de lo mejor de la música, desde sus mismas raíces, Gospel, R&B, Country, sonido Nueva Orleans y Rock and Roll. El cantante galés regaló incluso temas que verán la luz en su próximo álbum de estudio, que tal y como anunció se publicará en breve, como el clásico country Tomorrow Night de Lonnie Johnson.

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Tom Jones dio una lección de clase sobre el escenario, el tigre se encuentra en un momento en el que se permite el lujo de hacer no solo las canciones que le apetece, sino en el formato que le apetece, y todo sin que el público pueda evitar rendirse a sus pies. Podría optar por un grandes éxitos y e incluir temas que en sus últimas giras parecen olvidados y que en su día se lo dieron todo, como She’s a lady, Help yourself, o standards repetidos hasta la saciedad por un millón de artistas como My Way, y sin embargo parece disfrutar con la apuesta del riesgo, con la seguridad del que se sabe siempre con un par de ases en la manga, su voz y su carisma.

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Un detalle de su enormidad moral llegó con un pequeño homenaje a Elvis Presley con su interpretación del tema Elvis Presley Blues de Gillian Welch en el que se sucedieron multitud de imágenes de un joven Elvis en su mejor momento. Curiosamente apenas se reflejaron imágenes de Tom Jones en la pantalla en toda la noche. Este es un detalle más de la altura personal del galés.

Es de agradecer que alguien de su magnitud defienda sus discos recientes en directo, de los 6000 asistentes, según la organización, ¿cuántos conocían Soul of a man, didn’t it rain, o don’t knock? Ampliaríamos el sesgo si la cuestión fuera quiénes de los asistentes había escuchado alguno de sus dos últimos discos, y sin embargo, todos en pie. Porque Tom Jones parece ir a por ti, no hace concesiones, se tom jones-IM6A7352trate de la canción que se trate, él cree en ella y tú terminas creyendo también, es una victoria por K.O. que se puede resumir en todo el Recinto Ferial bailando el último tema de la noche, Strange Things, ¿en serio? ¿Strange things? Apabullante.

Aún así, no podían faltar sus temas clásicos, desde Green Green Grass of Home, Thunderball o I’ll never fall in love again en los cuales respetó su formato original, hasta los grandes éxitos como It’s not unsual, Delilah, Sex Bomb entre otras, las cuales sonaron en versiones adaptadas a este formato íntimo en el que presenta sus canciones en estas giras, las canciones no pierden un gramo de su belleza y en algunos casos incluso parecen pulidas con un trabajo que lleva a pensar que Sir Tom Jones aún le importa estar aquí, que no es un comparsa, que el tiempo de las caricaturas y los disfraces es tiempo pasado al que, Dios mediante, no regresará, que está por encima del bien y del mal porque se lo toma tan en serio y tiene un respeto tan grande por quien paga una entrada que incluso sin tener nada que demostrar, nos lo muestra todo.

Después de ver a Tom Jones interpretar la canción Tower of Song escrita por Leonard Cohen el pasado viernes en el Recinto Ferial de Tenerife no podemos más que darnos cuenta de que ésta bien refleja, verso a verso, lo que ha sido, y por suerte continúa siendo, la carrera musical del cantante galés. Es el resumen perfecto de la trayectoria de uno de los más grandes, y de quizás, el único de los elegidos en darse cuenta a través de los tiempos de cómo reinventarse sin perder grandeza. Tras Tower of Song, y en medio del aplauso general, Jones exclamó, “Es real, esta canción dice la verdad”. Estaba todo dicho.

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Texto: Carlos Pérez Báez, Patricio González Machín, Esteban Campos.
Fotos: Esteban Campos

 

Galería fotográfica del concierto de Tom Jones en Tenerife (28-08-2015)

 

 

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