Tokyo Blade mantienen esa condición de viejos rockeros obcecados en morir con las botas puestas, ajenos a una actual época en la que el heavy metal no está en sus años de gloria siguen ahí al pie del cañón subiéndose a los escenarios y mostrar lo que son treinta y tres años después que se formaran. El pasado 10 de Septiembre la sala Caracol y un escaso centenar de nostálgicos fueron testigos de que Tokyo Blade no le ha venido nada mal eso de cumplir años, sino todo lo contrario. Hay ciertas formaciones que el paso de los años es un simple cambio visual, porque bien es verdad que los años no pasan en balde, pero a lo que musicalmente se refiere estuvimos ante una banda que ha sabido mantener y regenerar el sonido característico exprimiendo los mejores temas de su carrera, sobre todo de aquel primer disco homónimo del año 83.
Tokyo Blade nunca fue una banda de grandes masas, llegando a ser considerada como un grupo de culto sustentado por el sabor auténtico de los años ochenta, heavy metal clásico. A pesar de los innumerables cambios de formación Tokyo Blade es custodiado por el miembro original Andy Boulton guitarrista y único miembro que lleva en la banda desde sus inicios, ayudado a que la máquina Tokyo Blade esté engrasada al 100% por el resto de componentes Chris Gillen a la voz, John Wiggins a la guitarra, Andy Wrighton al bajo y Steve Pierce a la batería.
Esta formación hizo que nos trasportáramos a los años ochenta y saboreáramos el buen heavy rock que se hacía en esa época, un escueto repertorio de escasa hora y media permitió que las primeras filas puños en alto corearan «Death on Main Street», «Mean Streak», «Sunrise in Tokyo»…. interponiendo «The Trooper de Iron Maiden o el remate final con «Long Live Rock and Roll» de Rainbow y «If Heaven is Hell». Nos pusieron la miel en la boca y nos dejaron con ganas de más, la escasa afluencia de público no fue impedimento para que Tokyo Blade ofrecieran un entrañable y glorioso concierto.
