El jueves noche del dia 22 pudimos disfrutar en Valencia de The Deaf, una joven banda del nuevo garage europeo. Los jueves se están convirtiendo en Valencia en los antiguos viernes, la antesala del fin de semana en la que se concentran las mejores propuestas en conciertos pop-rock. Fue esta vez en la sala el Loco club gracias a la buena iniciativa de los chicos de Alta Tensión-Loco club, (gracias Lorenzo, Miguel Miravet, etc), en coordinación con la Let’s go prod. del amigo Tono Glurp que celebraba el aniversario de su productora (desde aquí un abrazo también), en la que nos regaron, nunca mejor dicho, entrada gratuita, por la patilla, a todo el público que quiso acercarse. Y fue prontito, a eso de las 22´15 h. aproximadamente de la noche salió al escenario la banda. Sin teloneros.
The Deaf son un joven cuarteto proveniente de la La Haya (Holanda) aún poco conocido en España pero con experiencia. Presentaban su segundo disco editado en nuestro país, después del Toot whistle plunk bloom! de 2011. Aunque llevan dando guerra desde el 2007 en Holanda están pegando el estallido europeo ahora. La verdad es que tienen garra y prometen mucho. El líder y cerebro es un tal Spike (Franz) van Zoest, cantante, guitarra, (tipo Vox Phantom como las que popularizó Rudi Protrudi en los 80), compositor y todo un showman escénico. Le seguian fielmente al bajo (Vox tambien) la bella Janneke Nijhuis (Miss Fuzz), muy probablemente la novia de Van Zoest, un tal Midnight Man a las teclas (y maracas) de un maltratado órgano Farfisa y el melenudo Kit Camera a las baquetas.
The Deaf practican un garage-punk-pop muy retro 60, eléctrico, intenso, alocado, aunque puesto al dia que a mi me recordaba en disco a una mezcla de Hives y Fuzztones. Hay mucho más: Hives, sí claro, algo a la Jon Spencer Blues Explosion del principio, poso 60, ingles, via los Who más mods y norteamericano via Sonics, pinceladas pop y algunas gotitas de lo más cavernícola del Revival Garage de los 80s: The Fuzztones seguro, The Cynics y bastante Dead Moon. No descubren nada nuevo pero lo que hacen lo hacen muy bien. Con que se trabajen un poco los discos, saquen un par de singles rompedores en estudio tienen el futuro asegurado.
Salieron al escenario como un ciclón, atacando temas del disco Toot whistle y del nuevo. El cantante, todo sudor, gritos y garrotazos guitarreros era el motor del espectáculo. Un tipo que por su enloquecimiento escénico me recordaba a Pelle Almqvist o al Jon Spencer más joven, el de los comienzos de la Blues Explosion, por sus gritos, escorzos raros y charreta absurda incluida. Parecia un brujo gesticulante. La chica al bajo era otro atractivo a destacar. El órgano farfisa iba a peseta, para adelante, para atrás, castigado hasta decir basta. Al final del bolo acabó por los suelos y con una pieza rodando por el escenario. El organista brincaba arriba de él (y ojo, Van Zoest por los bafles) a las primeras de cambio. La banda no paró de botar, bailar y chillar. Sudor y orgía de rock’n’roll. Era imposible no empatizar con ellos y acabar dando botes al ritmo de sus garrotazos.
Canciones rápidas, sencillas, estrecortadas pero espídicas, supereléctricas. Tuvieron tambien algún momento delicado, con baladas más pop, de ritmo lento, reflexivas, sentidas, como de declaración amorosa, que abrian otra faceta, quizá por explorar en el futuro en mi opinión, dentro del estilo del grupo. Fue un bolo breve. Apenás duró una hora bis incluido.Yo quizá les pedía un poco más; les pedía algun tema cañon o alguna versión chula para acabar. Y más dado que la segunda mitad del bolo fue algo caótica y dispersa. Van Zoest no se si por la cerveza y los chupitos se puso a hacer el gamba y a hablar demasiado rato entre canción y canción en una verborrea increible. Tuvieron un cierto bajón de intensidad y en mi opinión les faltó rematé final.
Con todo, los Deaf grupo más que interesante, a tener en cuenta no solo en la escena de retro garage actual, sino para el maintream generalista del futuro. Me gustaría volver a verlos en un año o dos para que tal. ¡Salud!
Texto de Manel Navarro San Lorenzo (Manel Ramodne).
Fotos de Juan Carlos Pestano, litelestudio fotografía.