Puente a la vista. Unos se van de “spa”, otros de ruta de bodegas y otros, más “originales”, a la playa. Quedarse en Orihuela, mi pueblo, se va convirtiendo en una opción deseable. Sobre todo cuando la mítica sala LA GRAMOLA, prepara un fin de semana de lujo con un elenco de bandas que han hecho historia en su veinticinco aniversario. Sorprende que en una ciudad de poco más de treinta mil habitantes exista una sala que programe unos bolos de tanta categoría, y es que hay que dar gracias a Mar y Jose Ballester, los responsables de LA GRAMOLA de que nos den tanta caña durante estos días. Madre mía, vamos a necesitar toda una semana para reponernos.
La serie de conciertos para el puente del Pilar comenzaba el miércoles 7 con la banda británica de blues “VIRGIL AND THE ACCELERATORS” que presentaban su segundo y último trabajo, “ARMY OF THREE”, producido por Chris Tsangarides, el cual ha trabajado con gente de “medio pelo” como Judas Priest, Thin Lizzy o mis idolatrados Yesterday and Today.
La banda está compuesta por dos hermanos, Virgil y Gabriel McMahon y el recién incorporado Joel Wildgoose. Virgil es, si me permitís la expresión, un niño prodigio de la guitarra. Desde pequeño, primero con una mandolina y luego con una miniguitarra acústica, seguía a su padre por toda Sudáfrica, él fue su primer “guitarhero”. A los diez años la familia se muda al Reino Unido y ya con trece añitos Virgil comienza a formar parte de la banda de su padre, hasta que en 2006, se refunda con el nombre actual. Un año antes se había unido el hermano pequeño, Gabriel, a la batería, que prefirió las baquetas a los guantes de boxeo. Y la verdad es que le ha dado fuerte, ya que suele adelantarse dos horas a sus compañeros en el local de ensayo para practicar con su Natal.
Recientemente ha dejado el grupo el bajista que ha acompañado a la banda desde 2009, Jack Timmis. Antes de iniciar la gira por España ha sido necesario incorporar con urgencia, al multiinstrumentista, Joel Wildgoose, el cual en sus anteriores grupos solía cantar. Esperemos que de esta forma, colaborando con Virgil, éste tenga más libertad para dar rienda suelta a su idilio con la guitarra solista.
Pero vamos a centrarnos en el concierto que de eso trata más bien esta crónica. Durante toda la noche Alfonso Cito, el promotor de la velada nos acompañó y nos hizo indicaciones muy valiosas sobre la historia del grupo, las guitarras de Virgil, amplificadores, etc. La verdad es que gente que colabora como Cito es lo que hace falta en este negocio y no aquellos que piensan que la prensa estorba.
Con solamente media hora de retraso (más bien de cortesía) salió a escena el terceto de Birmingham. Virgil se ha pasado al tupé con estilo y ha eliminado el look ochentero que lucía hace unos años, por ejemplo en su vídeo de “All night long”. Joel y Gabriel descamisados, luciendo tatuajes, entre el que destaca el logo del grupo en el pecho izquierdo del hermanísimo.
Virgil comenzó enchufando una Gibson Les Paul con la que descargó la primera de la noche y de su último álbum, “Take Me Higer”, en la que ya se adivinan parte de sus influencias, la del hard rock británico de los 70-80. El que fue nombrado mejor guitarrista en los “British Blues Awards” del 2013 siguió dando muestra de su técnica, ésta vez con “Blow To The Head”, un auténtico tiro a las cabezas de los que allí nos encontrábamos, y un recital de cómo se tocan las seis cuerdas también con los pies. Enseguida se metió al público en el bolsillo con el pegadizo “hey, hey, hey” del estribillo.
Con “Give it up” la peña se puso a menear más el culo, que la cabeza y esta vez el hermano mayor cedió el protagonismo al pequeño que aporreó su equipo Natal con la contundencia de un púgil de mano pesada. Tras “88” con la que pudimos descansar (pero no demasiado) llegó la instrumental “The Storm”, en la que demostró el porqué está considerado como uno de los mejores talentos del blues británico: a una técnica perfecta (que muchos jovenzuelos, carne de youtube, tienen) se le une un sentimiento especial que pone en cada uno de sus acordes. Desde “Working Man” a “Free”, Virgil cambió de guitarra con frecuencia y usó también las dos más famosas guitarras Fender, la Strato y la Telecaster.
Joel, con su bajo de cinco cuerdas, tomó el mando con la versión (de propina) del “Rock And Roll” de Led Zeppelín en la que nos demostró que sabe cantar y muy bien, por cierto. La apoteosis final en la que la peña se sumió en un éxtasis místico llegó con “Silver Giver” (bueno a lo mejor me he pasado, pero fue algo increíble). Con este temazo de blues, al más puro estilo clásico, Virgil demostró ese sentimiento del que he hablado antes: sí sabe rascar muy bien la guitarra, pero domina también a la perfección el punteo delicado y cadencioso que predomina en la música que inmortalizó un dios como B.B. King.
Juventud, calidad y emoción predominan en esta banda a la que os pido por favor no dejéis de ver si pasa cerca de vuestras casas. No os arrepentiréis.
Virgil and the Accelerators son:
Virgil McMahon: Guitarra y voz.
Joel Wildgoose: Bajo y coros.
Gabriel McMahon: Batería.
Setlist:
- Take Me Higher
- Blow To The Head
- All Night Long
- Give It Up
- 88
- The Storm
- Bullet In The Head
- Working Man
- Backstabber
- The Lost
- Free
- Silver Giver
- Rock and Roll.
Texto Javier Martínez Ferrándiz. Fotos de Emilio Pastor.
Emilio Pastor en flickr.