Dirty Rock y la web Gravelroad76 hemos aunado esfuerzos para ofrecerte conjuntamente la crónica del penúltimo concierto en España de la banda norteamericana Girls Guns & Glory el 21 de noviembre en Salason en Cangas del Morrazo, ilustrada con fotos de Ángela Martínez .
Sábado 21 de noviembre. Unos cuantos afortunados decidíamos una vez más destender los hábitos populares y en vez de estar pegados al televisor viendo el fútbol, nos fuimos hasta Cangas para arropar a una banda procedente de Boston, los Girls, Guns and Glory. Nosotros ya tuviéramos la oportunidad de verlos en su anterior visita allá por el 2012, donde además disfrutamos de un magnífico concierto en una desangelada sala Iguana de Vigo, donde apenas unas 15 almas perdidas nos encontrábamos frente a ellos. En esta ocasión en Cangas tampoco tendrían una gran afluencia de público, dudo que llegáramos a las cincuenta personas, pero eso era lo de menos.
Si hay un vocablo que defina a estos cuatro chicos ese es: CLASE. Su puesta en escena es sencilla, sin llamar la atención, el único que destaca sobre el escenario a primera vista es Ward Hayden: por su botas de cowboy, su pantalón y chaqueta vaquera impolutas y ese sombrero blanco a lo Hank Williams. Pero nada de su estética presagia lo que oculta bajo ese sombrero, os hablo de una de las mejores voces del country rock que he escuchado en años. Cuando fuerza sus cuerdas vocales continuamente te viene a la cabeza la imagen de individuos como Chris Isaak, os aseguro que es imposible dejar de compararlo con él canción tras canción.
Nada más arrancar el concierto, parecía como si los chicos salieran en plan tranquilos, relajados… Los primeros acordes fueron posiblemente demasiado country, algo que en unos inicios desangeló un poco el entusiasmo previo de los allí presentes. Lo que sí quedaba claro es que no iban a hacer un show presentación de un único álbum, sino que su setlist sería un amplio recorrido por toda su discografía. Las primeras canciones eran viejas conocidas: “Only One Thing”,“Temptation” o esa cover del “Brown Bottle Blues” abrían paso a lo que luego sería un vendaval de rock&roll bailable al mas puro estilo años ´50.
Aunque el concierto comenzó un poco frío, poco a poco iría cambiando el devenir del show y con canciones mas rockeras y aires honky tonk como en “Mari Anne” y “Sweet Nothing” , ya se comenzaba a sentir las buenas vibraciones que desprendía la banda. En esos instantes el country más clásico quedaba al margen y la electricidad haría su aparición, para deleite de todos aquellos que tenían ganas de mover el esqueleto sin pausa. En ese instante Ward dice que van a tocar unos temas de Hank Williams (recientemente han publicado un álbum tributo a HW) y nos sueltan sin pausa y a toda velocidad: “Moanin’ The Blues”, “My Bucke’s Got A Hole In It”... Nunca hasta ese instante escuchara esas canciones tan rockeras, tan llenas de energía y entusiasmo. Llegamos a tener la sensación de estar en una fiesta privada de Elvis y sus secuaces, llena de rock&roll y descontrol, donde antes o después la policía irrumpiría con la intención de que se apagara la música.
Hacía tiempo que no se veía a una concurrencia tan entusiasmada, animando continuamente a los músicos y estos contagiándose de esa energía desprendida en la sala. El ritmo seguía acelerado, no tendríamos tiempo para el descanso y apenas dábamos una bocanada de aire cuando ellos decidían tomar un trago a esa cerveza recalentada.
Por momentos Chris Hersch (guitarra), se hacía amo y señor del micrófono, y en esos momentos alguno de los otros chicos lo observaba como diciendo: “esto no estaba en los planes”, jajaja. Y efectivamente, esa improvisación no estaba marcada en la hoja de ruta inicial. Pero a estas alturas del concierto todo daba igual, era momento de divertirse y ellos así lo estaban haciendo. En esos instantes me acordé que hace años alguien me dijo algo sobre que la Fender era para el country y la Gibson para el rock, seguro que ese colega jamás vio a a Chris tocando, porque él sólo se hace amo y señor de la banda, tocando de un modo magistral y haciendo que esa Fender suene mucho más rockera que innumerables Gibsons juntas.
Josh Kiggans (batería) y Paul Dilley (bajo) son los encargados de nutrir una base rítmica contundente, son la perfecta cimentación para esta obra maestra llamada Girls Guns and Glory. Una banda que son la simplicidad y la clase en persona, unos músicos que con “Be Your Man” y “667” consiguen unir al último rezagado que entra por la puerta a una fiesta que estaba en plena ebullición.
Los minutos pasaban y cuando ya llevábamos más de una hora y media de concierto advertimos que aquello estaba llegando a su fin, pero antes de que todo terminara los de Boston nos tenían unas cuantas sorpresas guardadas en la recámara. La primera fue cuando Chris volvió a hacerse con los mandos del micro y decide pisar a fondo el acelerador sin pensar en los límites de velocidad, punteando y rasgando las cuerdas de su Fender hasta cruzar el umbral de lo imposible… Dejábamos atrás la sensación de estar en el rodeo para adentrarnos el las interminables autopistas americanas, era momento de sentir el olor a gasolina y rueda quemada… “Truck Drivin’ Man” y “Six Days On The Road” , fueron el modo perfecto de hacernos volar literalmente por los aires. Un público enloquecido y entusiasmado vitoreaba sin cesar al término de estos dos indescriptibles instantes musicales. Y aunque muchos se daban por satisfechos, la noche no terminaría ahí, aún faltaba el gran momento.
Seguirían el concierto sin bajar ni un instante el ritmo. Tras tocar ese prodigio llamado “All The Way Up To Heaven” (tema que abre su último disco “Good Luck” producido por Eric Ambel), salen nuevamente al escenario para darnos otra buena dosis de rock&roll de la vieja escuela.
Ahora sí llegaría el instante de la despedida, ante un público entusiasmado, la banda sonriente y un Ward literalmente tirado por los suelos como alma poseída por el diablo… y entonces llega el gran momento de un concierto que hasta ese instante estaba siendo uno de los mejores de este año. Suenan los acordes de un himno del rock: Chuck Berry hacía aparición con su «Johnny B. Goode» y el escenario paulatinamente comienza a ser invadido por parte del público allí presente. Era el broche de oro para una noche en familia, una noche de rock&roll y fiesta, donde todos al unísono gritábamos con GIRLS GUNS & GLORY:
Go, Johnny, go, go
Go, Johnny, go, go
Go, Johnny, go, go
Go, Johnny, go, go
Texto de Galys. Fotos de Ángela Martínez.
GravelRoad76 en facebook: https://www.facebook.com/GRAVELROAD76/
GravelRoad76 sitio web: https://gravelroad76.com/
GravelRoad76 en YouTube: https://www.youtube.com/user/GRAVELROAD76