Tercera vez de Nikki sobre las tablas del Antzoki, pero primera ocasión de catarla en vivo para el que esto escribe. Hoy empieza aquí su nueva gira por España, presentando su segundo disco «Heavy Hearts, Hard Fists» -¡gran título!-. Tenemos buenas expectativas a tenor de lo que dicen los amigos presentes en la sala que la vieron con anterioridad. Le acompañan su marido Matt Hill a la guitarra, Ed Strohsahl al bajo y Charles Jones en la batería. Llenazo en el club a pesar de ser miércoles, y es que la afroamericana ya colgó el «no hay billetes» la última vez que se pasó por aquí, y se ha asegurado un público fiel, joven y muy heterogéneo.
Los shows de Nikki y su endurecida banda llevan mucho de boogie, mucho de soul, y mucho de rock´n´roll protohard crudo «on your face»; lo que atrae a un montón de gente variopinta, y también por la pegada concisa y rítmica de sus canciones. La protagonista de la noche apareció en escena sin su habitual pañuelo-turbante, mostrando su rizada cabellera tal cual, con la camiseta atada por detrás con un nudo y con unos ajustados pantalones, y se apoderó con soltura de la parte central del escenario durante la hora y media que duró el show, sin cansarse de bailar y dar palmas jaleando a sus compañeros de banda.
Abrieron con dos temas de su debut «Here´s Nikki Hill» (2013): el boogie «I´ve Got A Man» enlazado con «Ask Yourself«, y ya se metieron a la gente en el bolsillo con las dos primeras de las ocho versiones que tocaron durante la noche: el rockabilly «Lights Out» de Dr. John popularizado por Jerry Byrne, y una coreada «I Know» de Barbara George que llevan interpretando desde los comienzos de su carrera.
De su nuevo LP empezaron por «Struttin´«, seguida por la bella balada «Nothing With You» -dedicada a su marido-, y la cachonda «Mamma Wouldn´t Like It«, intercalando en el medio «Gotta Find My Baby«, otra de su debut. Siguieron con la bluesy «Trouble» de Jerry Chesnut -donde Matt se cascó un solo tremendo-. El guitarrista es uno de los puntos fuertes del show. Su nivel va subiendo progresivamente según pasan los minutos y se va desmelenando con las seis cuerdas, llegando a acaparar más miradas que su mujer. Estupendo músico.
Tiempo para el tema que da título a su nuevo disco, encajado muy bien entre dos de las mejores covers de la velada: un «Sweet Little Rock´n´Roller» abrasivo de Chuck Berry y un «Keep A Knockin´» flamígero de Little Richard. Parece que Nikki está mucho más suelta que en giras pasadas y habla bastante con el público, presentando las canciones y contando pequeñas historias. Se nota que tienen el set del show muy bien preparado. Siguen con «(Let Me Tell You´bout) LUV» y «Her Destination«, antes de interpretar uno de los mejores momentos de la noche con «Dancing Teardrops«, de Barbara Redd.
El remate final de la primera parte fue tremendo: «Right On The Brink» -un trallazo de su primer cd que es de lo mejor que han grabado-, el blues «Give Me Your Love«, el inevitable pepinazo con la habitual «I´m A Rocker» de AC/DC, y un «Strapped To The Beat» espasmódico. Ya veis, vas a un concierto sin previsión de ser sorprendido y te encuentras con una actuación que difícilmente se puede mejorar. Sobresaliente Nikki y su banda. No los dejeis escapar si pasan cerca de vuestra ciudad.
Para los bises tocaron la festiva «Oh My» de su nuevo álbum, y cerraron en tono melancólico con una contenida versión de «Twistin´ The Night Away» del todopoderoso Sam Cooke. Un concierto con muchos clásicos, pero muy bien revisionados en clave actual. Una banda a seguir con atención. A cuidarse.
Texto de J. M. Martínez. Fotos de Koldo Orue.