Pasado y presente, novedad y leyenda: la veteranía de Chaqueteros y la juventud de Liar Desire arrasan en la Sala Monasterio

Dos maneras de vivir la música se unieron el pasado 6 de noviembre de 2015 en la barcelonesa Sala Monasterio: Liar Desire y Chaqueteros. Los primeros abrieron la velada para desgranar su debut discográfico, un álbum homónimo que posee todos los atributos para enamorar a la primera escucha: frescura, variedad y arte. En escena, la cantante y guitarrista Aida Velázquez convenció al respetable con voz, clase y actitud con sólo pisar el escenario. Elegante. Hermosa. Vestida de negro. Sobria en la apariencia, pero rockera en el cantar. Pero no estuvo sola sobre las tablas, pues es la vocalista de una formación en la que brillan también los solos de guitarra de Sergio Pérez, que ya en “Lost Control” demostró su valía mientras que el baterista Albert Susmozas mantuvo en todo momento el ritmo de la actuación junto al preciso bajo de Aitor Chaparro. Excelentes los dos, sobre todo en “Don’t Give Up”.

Aunque otro de sus toques de originalidad radicó en los teclados de Carlos Peñafiel, una de esas señas distintivas que llevaron a este quinteto catalán a ganar recientemente el Concurso de Música de Badalona gracias también a esa profesionalidad de la que hacen gala pese apenas superar los veinte años. Enormes. Con todos esos argumentos a su favor, mostraron un sonido limpio y claro en el que se perciben todos los matices de un Pop Rock contemporáneo que bebe de muchísimas influencias y que aúna calidad con un tremendo potencial comercial. Porque, realmente, cuando sonó “Stand Up” nos dimos de bruces ante un single que arrasaría en las emisoras de radio sin ningún tipo de dudas. Se despidieron entre un baño de aplausos y sonrisas dejando al público con ganas de más.

Cuando los Desire finalizaron, miraron con expectación la llegada de los Chaqueteros, grupo curtido en mil batallas, verdadero ejemplo de esos nombres que hacen rica la escena local desde hace siete años con sus versiones. Aviso al navegante: no estamos ante una banda tributo de un solo grupo o artista reconocido. Un concierto de este quinteto se basa en centrarse en una formación, época o solista que siempre sea sinónimo de historia y buen gusto; el pasado 2 de octubre fueron los Beatles, el 11 de diciembre será el Rock clásico americano de los setenta y, en esta ocasión, aquellas bandas inglesas que conquistaron Estados Unidos entre 1964 y 1966, cuando los Fab Four abrieron una brecha tras la que se colaron los Rolling Stones, Who, Kinks y compañía. Roger Daltrey y los suyos, felizmente en activo pese a que Keith Moon y John Entwistle ya no estén entre nosotros, tuvieron el honor de ser los primeros en escucharse con un “Won’t Get Fooled Again” en el que Charly 90 inició su repaso por aquellos años en los que el Reino Unido reconquistaba musicalmente sus antiguas colonias. Los artífices de “Tommy” (1969) volvieron por sus fueros en las intensas relecturas de “I Can’t Explain”, “Substitute”, “Baba O’ Riley”, “Who Are You” y una “My Generation”, que puso a los presentes al borde de la histeria. Magistrales. Como siempre.

Como era de esperar, los Rolling Stones fueron otros de los protagonistas de la noche y “Paint It Black” y “Jumpin’ Jack Flash” sirvieron para que Manuel Alférez Canos, el ex bajista de Decibelios, se uniera al grupo para mostrar toda esa pasión por la música que lleva dentro. Ver en escena a dos bajistas, y más cuando se trata de artistas con el talento de Tony “Nervioroto” y Manuel, no es algo que se contemple todas las noches. No fue la única aportación externa, pues Assumpta Caihuelas, una amiga de la formación y teclista de prestigio, añadió su poderío a este instrumento en otras dos piezas.

Cuando el riff de “I Can’t Get No (Satisfaction)” surgió de la guitarra de Jangura, Charly atravesó la sala, se subió a la barra y se marcó un sensual y apoteósico baile emulando a Mick Jagger junto a las preciosas camareras de la sala, Eva Moreno y Rus Velikaya. De hecho, el miércoles anterior había sido el cumpleaños de Rus y en esta sala no dejan de ser una pequeña familia, por lo que este momento sirvió para felicitarla y celebrar juntos algo muy especial. Mientras Velikaya iluminaba la sala con su sonrisa desde el escenario, ese metrónomo humano que es J.Hammer hacía que la batería alargara una noche que hubiésemos deseado que no finalizara jamás.

Pero la memoria regresó rápida a aquel Swinging London, que marcó la moda a mediados de los sesenta y que siguió presente con los Kinks, que añadieron la energía de “You Really Got Me” y la maravillosa “All Day And All The End Of The Night”, en las que todos deslumbraron como un solo hombre, aunque sería un pecado no mencionar a Camarero Oscuro, ese guitarra solista que quiere esconder su magia bajo un manto de misterio. Y las cosas no terminaron ahí porque al ser los Faces y Rod Stewart una de las influencias de los barceloneses, éstos introdujeron en el repertorio “Stay With Me” y “Maggie Mae”, que fueron compuestas cuando esa invasión británica ya había finalizado. Pido perdón por este dato propio de empollón resabiado. Aunque, en el fondo, ¡qué más da!, al fin y al cabo, una verdadera banda de Rock –y estos tipos lo son por derecho propio-, no pide permiso: toca primero y pregunta después. Y la verdadera respuesta es que, una vez más, todo el mundo se lo pasó en grande, que es lo que realmente importa.

Entre los que más gozaron estaban los propios Liar Desire. Sólo contemplar un simple gesto de “Nervioroto” debieron imaginar mil y una noches de Rock’N’Roll y eso es algo que sólo se consigue con la experiencia. Respeto. Mucho respeto. Sabiduría, el verdadero fruto de la experiencia. Lo mismo que esa actitud de estrella del rock que tiene Charly ‘90 cuando abandona su persona y se viste de cantante de la cabeza a los pies, del alma al corazón y recuerda, junto a los suyos, lo grandes que fueron los mitos gracias a los cuales la vida es mucho más llevadera y feliz. Luego, cuando finaliza el concierto, Charly es un mortal más y, como Elvis cuando abandona el edificio, charla con Aida y Albert sobre los años que los separan. Entonces los tres transitan entre palabras, de igual a igual, por los caminos recorridos y por recorrer porque, al fin y al cabo, les une ese sentimiento con sabor a gloria y carretera que se llama Rock’N’Roll. Pasado y presente. Novedad y leyenda.

Chaqueteros en concierto Sala Mosntasterio Barcelona 2015.7

 
Texto de Federico Navarro y fotos de Ramón Hortoneda.

 

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