Burning en la Sala Apolo de Barcelona: Calles, electricidad y Madrid

Electricidad. Calles. “Madrid”. Con esta canción, himno y declaración de intenciones, inició Burning un recital que la Sala Apolo de Barcelona recordará siempre. El público vibró de veras con su arte en forma de epopeyas de barrio escritas con romántico erotismo de tintes algo macarras, más que nada para demostrar que una cazadora de cuero emana un excitante y seductor peligro con sabor a whisky, sudor y besos con lengua. Belleza de extrarradio y amores a quemarropa. Y esa vieja fórmula, pese a ser en exceso conocida, funciona como el primer día porque se factura con cariño y honestidad. Armado con una formación que le ama y conoce –impecables en todo momento el bajo de Carlos Guardado y la batería en manos de Kacho Casal-, Johnny Cifuentes presentó su último álbum en directo hasta la fecha, el aclamado “Vivo y salvaje” (2015), una sabia mezcla de clásicos del grupo de su vida y temas de Pura sangre (2013), un retorno a los estudios tras años de un silencio que se hizo esperar, pero que valió francamente la pena.

El guión era el previsto, pero alguna sorpresa se escondía entre bastidores como el dúo vocal con Sergio Martos, cantante de los Schizophrenic Spacers, célebre banda de Viladecans y más conocido como Lon Spitfire, que relató junto a Johnny las andanzas de aquel patibulario adorable llamado “Jim Dinamita”. Enorme. No fue ese el único golpe de efecto porque Josele Santiago vistió con pasión otra historia que corre entre los portales de nuestras imaginaciones y que se titula “Esto es un atraco” y que puso al público absolutamente al borde del delirio. Lo mismo que los solos de guitarra de un Edu Pinilla cada vez más maestro a las seis cuerdas mientras que el saxo de Miguel Slingluff “Maykol” llevaba al aire esa atmósfera deudora de sus queridos Rolling Stones, presentes en fragmentos de “Jumpin’ Jack Flash” y “(I Can’t Get No) Satisfaction”, dos excelentes cubitos de hielo dentro de una “Ginebra seca” que supo sencillamente a gloria sonora. Así, tras dos horas de buena música se abrieron las puertas del recinto para que todos salieran de allí un poco más felices. Barcelona. Calles. Burning. ¿Sientes la electricidad?

Texto por Federico Navarro.

Fotos por Dimoniet Vermell.

Burning en Barcelona Vivo y Salvaje.9

 

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