Texto por Federico Navarro y fotos por Markceröck.
19 de marzo de 2016. Sala Becool. Donde empieza la zona alta y adinerada de Barcelona, allí donde una noche de invierno se unieron el glamour más canalla con la música que aparea mensaje y diversión. Los que actuaron en esa velada fueron Ultraplayback y poseen esa fórmula tan curiosa que denuncia, a ritmo de baile, a una sociedad cada vez más idiotizada por el embrujo de la nuevas tecnologías y harta de tanto engaño político. Piden, en el fondo, un regreso a aquellas esencias musicales que se pierden en los años ochenta aunque sería una injusticia etiquetarlos como una banda que se atiborra de nostalgia. Tienen personalidad propia. Y mucha. Estos barceloneses ya han grabado tres discos y el último de ellos, “El día en la noche/La noche en el día” (2016), es el que aprovecharon para presentar en una sala que se llenó con una legión de seguidores adictos a esa fórmula única que les adorna. No todo el mundo consigue algo así prácticamente sin promoción.
Porque cuesta encontrar en este mundo formaciones que cuenten con cuatro cantantes y, en ese aspecto, ya deslumbraron Lis Blanco y Ponny Tail, dos chicas cuyas voces danzan en una coreografía que describe ciertas situaciones que ocurren “En la disco” mientras que Jordi Way, agazapado tras sus programaciones, saltaba por sorpresa a primera línea de escenario para adueñarse de él con la mirada del tigre. Micrófono en mano, desafió a los presentes con esa aura de estrella del Rock vestido de electrónica salvaje en “Escaqueator”, retrato de esos ministros que utilizan el cargo para enriquecerse vilmente. Encima de sus instrumentos, sólo visibles para los que saboreamos los detalles, dos muñecos: la figura de Mr.T, aquel actor negro que se puso en la piel del irascible sargento M.A. Barracus dentro del Equipo A, serie televisiva que relataba las aventuras de cuatro mercenarios que impartían justicia a lo largo y ancho de Estados Unidos sin cobrar un dólar y con la policía militar pegada a los talones.
A ese héroe tan curioso le han dedicado una canción camino de convertirse en un himno Pop. Pero la otra estatuilla es, si cabe, todavía más conocida, ya que el Yoda es otro icono generacional como su clásico “Luke, soy tu madre”, una relectura de las relaciones familiares de los Skywalker en el universo de “Star Wars” tan ingeniosa como bailable. Brillante. Y de hecho, este grupo no deja de ser un clan ya que, al encontrarse su actual bajista Chan momentáneamente enfermo, fue reemplazado por el primer músico que ocupó ese puesto, Roger Marín. Perfecta su compenetración con el eficaz baterista Robert Gibiaqui como excelente estuvo el guitarrista Ignacio Miranda, hombre solicitado también por Joan Queral y Julieta Jones, en cada uno de sus solos.
Por supuesto hubo invitados a un recital en forma de fiesta –impagable ese momento en que el público ocupó el escenario para corear “Me molo” junto a la banda-, pues los componentes de Bocadillo de Limón se unieron a sus amigos en “Ponme un like y llámame tonto”, una de las piezas nuevas. Otro momento cumbre fue “Qué bonito es”, en la que se intercalaron fragmentos de “La escuela de calor” de Radio Futura y “Celebration” de Kool & The Gang. Además puso su granito de arena y talento Eloy Manen, guitarrista de Los Impostores, en “Kant destilado”, en la que el Capitán Minifalda exhibió todo el carisma que posee tras esa máscara de cerdito, motivo que preside la portada del nuevo trabajo, en el que la diseñadora Lyona Ivanova -que salió a bailar junto a la cantante Mürfila, al ritmo de “Ciclonita Ye-Ye”-, ha mostrado su incuestionable savoir-faire. No en vano, los artistas de verdad cuidan tanto el fondo como la forma.
Tras todo ese desenfreno incluso hubo espacio para cierta melancolía, latente en pasajes de “One Hit Wonder” o en “Te perdí en un after”, pero al menos ya sabemos que esa leyenda urbana llamada Ultraplayback reinó una noche en una discoteca que se encuentra en esos territorios de frontera entre ricos y pobres.
