Texto por Federico Navarro y fotos por Enric Minguillón.
A menudo en el mundo del Rock, se escuchan rumores, esos que cuentan que hay una banda nueva, de aquí, sí, de aquí, que vale la pena ver y escuchar. Cuando esas voces se convierten en un murmullo ensordecedor, el periodista que se precie de tal reacciona como Don Quijote. Entonces, se transforma en ese caballero andante de libreta en mano y bolígrafo en astillero que cabalga hacia la sala Les Enfants donde los Imperial Jade demostraron que su talento está lejos de ser un simple chisme. Y la prueba fue que este local, -un oasis de clase y glamour en pleno barrio chino barcelonés, aquel en el que vivía el detective Pepe Carvalho-, se quedó pequeña para acogerles el pasado 16 de abril de 2016.
Realmente estos cinco chicos, con sólo un álbum bajo el brazo, el aplaudido “Please Welcome” (2015), tienen en su directo otro sólido argumento para atraer cada vez a más público a sus recitales. Simplemente, no dejan respirar desde la primera hasta la última canción recurriendo a una fórmula creada cuando ellos ni siquiera habían nacido, pero que han mamado desde pequeños gracias a los gustos musicales de sus padres: Rock clásico cercano, entre muchos otros, a Led Zeppelin en un tema cuyo título lo dice todo, “Mr. Rock’N’Roll”. Y de la banda de Jimmy Page y Robert Plant, cayeron dos temas, “Whole Lotta Love” y “Rock’N’Roll”, prueba de esa búsqueda de viejas esencias ancladas en aquellos años setenta pero renovadas con aires más contemporáneos. Aunque es en las piezas propias donde se percibe el cuidado a la hora de componer, de crear canciones que dejan poso y crean afición; no siempre el respetable pide a voz en grito que interpreten “Satyr”, corte que abre su disco y que los presentes se sabían de memoria.
Como cantante, Arnau Ventura se mostró sólido y comunicativo, bien secundado por dos guitarristas –enormes Álex Pañero y Hugo Nobiola– que saben repartirse los solos e incluso unirlos en diálogos musicales que enriquecen su sonido. Por si eso fuera poco, las líneas de bajo de Ricard Turró confirieron al conjunto de una musculatura donde el baterista Fran López -admirador de John Bonham hasta el punto de disponer las piezas y platillos de su instrumento igual que él-, es una pieza clave. Precisamente enorme estuvo Fran cuando cantó “Helther Skelter” de los Beatles, la canción con la que Paul McCartney inventó el Heavy Metal. En resumidas cuentas, cinco jóvenes que tienen un intenso futuro artístico por delante.
Pero no fueron los únicos en sorprender durante esa velada, pues antes que ellos los Mothercrow mostraron el poderío de su vocalista, Karen Asensio, que me recordó rápidamente a Elin Larssons, líder de los suecos Blues Pills, con los que les une más de un paralelismo. Al igual que ellos, este cuarteto también se desplazó al pasado para revestirlo con su personalidad y, sin duda, una chica que a su perro le llama Iron en honor a Steve Harris y los suyos, la tiene. Y mucha. Con una voz que, al igual que la de Larssons remite en parte a Janis Joplin, ella y el resto de la formación, presentaron un primer CD-single con tres cortes que encandilaron a los asistentes. Brillantes. Hubo, en conclusión, el suficiente talento para que se hable de ellos y que el rumor sobre su poderío crezca al lado del de Imperial Jade. Existe el futuro y no es una habladuría aunque de fondo suenen los ecos de Deep Purple, The Doors o Jefferson Airplane.