Too Much too Soon -Sylvain Sylvain & The Black Halos- 24 horas de Glam Punk Rock de cloaca en Bilbao

Dos conciertos de similitudes estilísticas evidentes en noches consecutivas en la ciudad, por lo que en Dirty Rock hemos decidido hacer las dos crónicas de manera conjunta. Primero ejercía uno de los maestros de la vertiente más suicida del rock´n´roll que ha dado la ciudad de los rascacielos, y un día después lo harían unos canadienses discípulos aventajados de su doctrina que también traen recuerdos neoyorkinos para el que escribe, aunque de eso hablaremos después. La gira de Mr. Sylvain por aquí nos ha pillado por sorpresa a todos, con el añadido de que esta vez venía acompañado por unos escuderos de auténtico lujo bautizados como The Trash Cowboys: el gran Sami Yaffa -¿el bajista más cool del rock´n´roll?-, más Stevie Klasson y Chris Musto, que formaron parte junto a Johnny Thunders de The Oddballs.

Sylvain Sylvain and The Trash Cowboys Bilborock crónica 6

Nos presentamos en Bilborock con ciertas reticencias ante la primera fecha de la gira hispana, sabiendo que nuestros protagonistas sólo habían podido hacer un ensayo general esa misma mañana en una cercana localidad de Euskadi, y con el temor de que el show adquiriese quizás un matiz verbenero nada deseable. Afortunadamente nos equivocamos y esas imperfecciones o nervios iniciales hicieron que el concierto fuese más divertido y entrañable.

Los encargados de abrir la noche fueron The Golden Grahams, a los que tuvimos oportunidad de gozar hace unos meses teloneando a Michael Schenker. Aquella velada arrasaron con todo y pusieron al público cabeza abajo en una sala a reventar, mientras que hoy lo tuvieron más difícil ante apenas una treintena de personas, pero su entrega fue absoluta como es habitual. Brian Nonell me sigue recordando al Paul Stanley más 80´s con sus movimientos escénicos, y junto a Eddy Ray y Gerard Halfville forman un trío muy poderoso volcado en reivindicar el gran legado de las bandas de los años setenta. Energía a rebosar. Si estos tipos no te ponen las pilas en directo es que definitivamente estás muerto.

The Golden Grahams abriendo para Sylvain Sylvain 2016 1

Durante algo menos de hora y media Sylvain Sylvain nos rockeó muy duro. Nos hizo reír a carcajadas contando historias de su ciudad natal: –nos dijo que hablaba «español neoyorkino», y por eso controlaba bien la palabra «maricón», que por lo visto era lo más suave que podía escuchar en sus años con las muñecas-; y nos hizo divertirnos y bailar con ganas al centenar de personas que nos congregamos allí para verle. La sensación de improvisación fue tal que cuando Klasson abandonó raudo el escenario de repente Sylvain dijo algo así como: «Perfecto, ahora se va al baño a cagar y nos deja aquí…» ante el descojone general. Afortunadamente sólo iba al camerino a por un six-pack de cervezas para suministrar gasolina alcohólica a sus compañeros.

Vamos al lío. Una leyenda de la música a un par de metros de distancia acompañado de amigos fans a muerte de los New York Dolls. Me encanta que los planes salgan bien. Abrieron con la instrumental «The Cops Are Coming«, y repasaron algunas de sus canciones en solitario, como «Teenage News» –con la gente coreando y haciendo palmas-, o «14th Street Beat» donde Sylvain nos vuelve a sacar una sonrisa imitando los sonidos de la megafonía y las puertas del metro de su ciudad natal. El tipo es un entertainer nato y se muestra muy simpático y comunicativo con el público, y se parte la caja cuando alguien le grita: «¡maricón!».

Enlazan una anfetamínica «Emily» con «Pills«, donde la peña se deja la garganta berreando el «Into my head» a los coros, y luego hacen una versión del «Femme Fatale» de la Velvet Underground, mientras nos comenta que era el grupo que más le gustaba en sus años de colegial. Ahí no coincidimos, lo siento.

Las siguientes fueron «Great Big Kiss» y la reciente «Leaving New York«, antes de encarar el tramo final del concierto con las bombas nucleares: «Jet Boy» con todo el mundo dando palmas, una versión del «I Love To Boogie» de T. Rex de casi quince minutos –aquí sí que la sensación verbenera casi hace acto de presencia-, y el inevitable «Trash«, donde nos cuenta que tiene su origen en el riff del «C´mon Everybody» de Eddie Cochran, y lo toca para que veamos que es calcado al de muchos otros himnos punk como «God Save The Queen» o «Sheena Is A Punk Rocker«. El final lo marcó un «Personality Crisis» épico con toda la banda dando lo mejor de sí mismos, y yo conseguí por fin luego que Yaffa estampase su firma en mi copia del disco de Demolition 23. A descansar que mañana hay más.

In the back of a record store

Piled up on the killing floor

Vinyl veterans who went to war

when they was in their teens

 

In the back of a record store

Piled up on the dirty floor

All the songs I´d love to hear

but don´t hear anymore

 

Now in the darkest hour

On the front all is not silent

But I can still hear

Chuck Berry´s guitar scream

 

– The Black Halos – «Lost in the 90´s».

El segundo disco de los Black Halos, «The Violent Years«, se editó a principios del 2001. Algunas críticas de la época ponían el álbum por las nubes y yo me lancé en su búsqueda por las tiendas, pero no conseguía encontrarlo por ninguna parte. Una banda de punk rock de Vancouver con reminiscencias de los Dead Boys, los Dolls, The Stooges, The Cramps o Hanoi Rocks y que grababa para el sello Sub Pop. En las vacaciones de Semana Santa de aquel año yo cruzaba el Atlántico por primera vez para visitar Nueva York, y la misma tarde que puse los pies en la ciudad me hice con él en la tienda HMV de la Quinta Avenida, junto al «Risin´ Outlaw» de Hank III y el «Live From The Fall» de Blues Traveler. El coreano que educadamente me atendió allí no fue capaz de darme una respuesta satisfactoria a mis urgentes demandas solicitando también el primer disco de los de Billy Hopeless, así que los paseos turísticos por la city se complementaron con la búsqueda del cd de marras. La mañana del día 15 de abril nos levantamos con la triste noticia de que Joey Ramone había fallecido en el hospital en el que llevaba tiempo ingresado, así que nos dirigimos al mítico club CBGB para mostrar nuestros respetos y ver los regalos que los fans dejaban en el exterior en su memoria. Aquella fue una mañana muy emocionante. Visitamos un bar de emigrantes rusos en el barrio, que existía desde la primera guerra mundial, y el tipo tras la barra nos contó historias increíbles relacionadas con aquello. No muy lejos había una tienda de discos de segunda mano que por fuera parecía el pawn shop donde Maynard y Zed sodomizan a Marsellus Wallace en «Pulp Fiction«, pero que por dentro era el cielo en la tierra para un fan irredento del vinilo como yo. El sótano de aquel sitio era la puta hostia… vídeos VHS de John Cougar, camisetas vintage de Joan Jett, LP´s atómicos de Helix a precios irrisorios… y sí, allí perdido entre toneladas de discos estaba el primer cd de los Black Halos. El tipo alucinaba cuando le dije de dónde venía, y le felicité por el negocio que regentaba. Por un precio ridículo salí de allí más feliz que una perdiz, así que mis recuerdos de los Black Halos siempre irán ligados a esa ciudad, a la memoria de Joey o a aquel americano simpático obsesionado con Grateful Dead.

The Black Halos crónica Kafe Antzokia Bilbao 5

Esos dos álbumes rescataban la peligrosidad y la mala leche del verdadero punk rock. Una banda con un look peligroso y unas canciones detrás que salían a buscar sangre. Tras ese segundo disco, Rich Jones abandonó la banda para unirse a los penosos Amen de Casey Chaos, tal vez pensando que ahí estaría más cerca de un éxito que los Halos parecía no iban a alcanzar jamás. El germen compositivo del grupo se había perdido, y tras dos álbumes más la cosa se acabó. Matt Camirand también se fue por entonces y acabaría formando parte de Black Mountain, mientras que Jay Millette y Rob Zgaljic aguantaron algo más. Rich está ahora con Michael Monroe a tiempo completo, y tras una primera intentona de reunión original en un festival Serie Z que no llegó a fructificar, vocalista y guitarrista han conseguido dar una segunda vida al grupo en esta intensa gira «Black From The Grave!» por España. Sé que han ofrecido a otros miembros originales la posibilidad de venir, pero al final les han acompañado Star Mafia Boy a la segunda guitarra, Sue Gere (Rockzilla, Warrior Soul) al bajo y Johnny Biscuit (Nancy Hole) a la batería. Y no seré yo quien se queje, el show de la otra noche fue memorable y esos tres tipos demostraron que merecían estar ahí, con un carisma escénico al nivel de Billy y Rich tanto instrumentalmente como en actitud.

Buena entrada en la sala superior del Kafe Antzokia. Un lugar de tamaño perfecto para que esta banda nos pusiese a todos a orbitar como electrones, como de hecho pasó. En las primeras filas nos volvimos locos y algunos berreamos los estribillos como posesos cuando Hopeless nos paseó el micro por los morros. Durante hora y cuarto a velocidad suicida nos sacudieron una excelente selección de aquellos primeros álbumes: abrieron con «Shooting Stars«, «No Tomorrow Girls» y «Bombs Not Food«… y aquello ya fue un no parar hasta el final. Billy golpeó el techo del local con el pie del micro, se arrastró por el suelo, se estranguló con el cable, regaló una botella de Jack Daniels que ruló por toda la sala, lanzó escupitajos a troche y moche para cazarlos al vuelo con la mano, confesó que bebe todas las noches de su vida, bajó al público y se arrodilló ante una amiga mía intentando esposarla con unos grilletes de plástico comprados en algún chino… y mientras los himnos se sucedían uno detrás de otro. En «Fucked From The Start» dijo sentirse en casa, recordando una conversación con el fallecido Kike Turmix donde este le decía a Hopeless que era vasco porque estaba igual de loco que él. Para dedicarle el tema lució una camiseta con el logo del sello Safety Pins. Por cierto, muy buen gusto en las camisetas que este señor ha lucido durante la gira: The Runaways, Bela Lugosi o The Munsters entre otras. Tocaron sus nuevos singles «Fossil Fuel» y «Geisterbahn II«, rodeados de clásicos como «Last Of The 1% ers«, «50 Bourbon Street«, «Retro World«, la tremenda «Jane Doe» –qué pedazo de canción, joder– y «For You«, antes de cerrar el set principal con «Lost In The 90´s» y toda la gente salida de madre en el single «Some Things Never Fall«, el trallazo que abría «The Violent…». El sonido fue muy bueno, las guitarras aullaron de muerte y yo me emocioné como hacía tiempo que no lo hacía. Le doy un nueve al show porque faltaron «Sell-Out Love» y «Start The Violence«, pero vimos un concierto arrebatador.

Para los bises, tres versiones: el «Ain´t Nothing To Do» de los Dead Boys, «Deuce» de KISS y «Where Eagles Dare» de los Misfits, con Billy colocándose el pelo a lo Jerry Only. Los putos Black Halos. Sangre, sudor y rock and roll. A cuidarse.

Texto de J. M. Martínez. Fotos: Koldo Orue. (sitio web de Koldo Orue)

The Black Halos crónica Kafe Antzokia Bilbao 6

 

 

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