Band of Horses. Mad Cool. Caja Mágica. Madrid, 17 de Junio de 2016.
Desde 2011 la Banda de Caballos no visitaba la capital y en ese año lo hicieron dos veces, una en Febrero en la Sala Heinieken de la calle Princesa y la segunda en verano dentro del DCode celebrado en los jardines de la Complutense madrileña. Seis años parecen pocos, pero cuando lo que se espera es a esta manada, es un periodo de tiempo interminable.
Los de Seattle han ido creciendo exponencialmente con el paso del tiempo y ya vemos como llenan recintos cada vez más grandes. Su crecimiento es afortunadamente imparable. Y digo afortunadamente porque el hecho de que un grupo de su calidad crezca como lo hace es un signo de recuperación en el maltrecho panorama de bandas contemporáneas gusto del gran público.
En este Mad Cool que brilla por su gran organización y estricto cumplimiento de horarios, la banda comparece en el escenario a la hora acordada y comienza el espectáculo. Un entorno muy sobrio lo gobierna una gran tela con los motivos de la portada de su nueva loncha, ese “Why Are You OK” que tanto nos gusta, una gran foto de una orilla de playa en tres franjas bien diferenciadas de cielo, agua y tierra, con el nombre de la banda escrito en trozo correspondiente al cielo. No necesitan de ningún otro artificio de luces, imágenes y colores. Sabemos a lo que venimos y aquí el producto que se vende es música pura, sin más.
El primer tema que atacan es “Cigarettes, Wedding Bands” de su LP Cease To Begin. Qué bien entra desde el primer acorde. Tienen un sonido compacto y contundente, lo llenan todo y suenan a gloria. Hay mucho publico festivalero que no sabe muy bien lo que les espera y se acercan más y más a la zona de este escenario número dos que curiosamente lleva sonando mucho mejor que el gran escenario principal del Mad Cool desde que empezó el festival. El personal deja cada vez más de lado sus conversaciones y centran su mirada en la procedencia de la voz de Mr. Ben Bridwell.
El grupo sigue con “Weed Party” para visitar el álbum Everything All The Time. No hay álbum malo, así que lo que deseamos es que nos paseen un rato por cada una de sus publicaciones. El tercer tema es ya para su reciente estreno, escuchamos “Casual Party” para seguir, precisamente con una fiesta que deja de ser informal y se empieza a convertir en algo serio. Band Of Horses nos están sonando a Crosby, Stills, Nash & Young, pero con un toque algo más actual y con algo más de empaque, podríamos decir que bendecidos por los Eagles, a los que imitan en formación de cuatro voces. Ryan Monroe que se nos antoja el más versátil de la banda alterna instrumentos de cuerdas con el órgano a la perfección. Yo creo que él es el alma de este grupo y su talento se está extendiendo a pasos agigantados.
Llega el turno del gran Infinite Arms del que interpretan “Laredo”, para mi es el tema que les define, muestra su estilo propio en cada nota, en cada acorde. Les define como un grupo melódico capaz de realizar creaciones que se te meten en el alma, que te atraviesan y se quedan a vivir para siempre en tu corazón.
Después de “The Great Salt Lake” y “Solemn Otah” llega el turno de la maravillosa “No One’s Gonna Love You”, cosa que no pasa en este momento porque todos les amamos y en cada gritito de Bridwell le acompañamos gritando al unísono. Qué ganas de llorar, qué sentimiento de dolor y de alegría al mismo tiempo. Es el sentimiento del amor hecho música. Echo de menos en este momento a la persona que más quiero a mi lado para abrazarla, mirarla a los ojos y besarla, sólo falta eso para completar esta canción. Creo que ese ejemplo describe perfectamente lo que Band Of Horses son capaces de crear. No hay más. En este momento, lo que me temía está pasando, este va a ser el mejor concierto del festival y no son cabeza de cartel.
Atacan a continuación tres temas seguidos del último disco, “In A Drawer”, “Hag” y “Throw My Mess”. Luego descargan tres maravillas más seguidas que son “Is There A Ghost”, “Ode to LRC” y “The Funeral”, que pedazo de composición es esta, cómo dominan los cambios de tiempo, cómo los combinan, cómo te suben a su montaña rusa de sentimientos. Que no acabe nunca, por favor. Nos regalan “The General Specific” para terminar muy a su pesar y en cumplimiento del horario festivalero porque ellos se habrían quedado muchos temas más. La banda lleva todo el concierto con una sonrisa de felicidad en la boca, como si fueran niños con zapatos nuevos, no paran de señalar al público, de agradecer, de disfrutar como nosotros. La comunión es perfecta. No se quieren ir y de hecho Ben, baja al público para besar y abrazar a la audiencia, el resto de la banda tira fotos desde el escenario con complicidad absoluta. Los componentes se van retirando, pero uno se queda, vuelve al escenario, de hecho, para mirar solo al respetable levantando los brazos en uve. Claro, es Ryan, él es Band Of Horses, él es el espíritu de los corceles y quiere ser el último en despedirse. ¡Es justo, señores!
Band Of Horses son aire puro, son el agua de un rio que baja cristalina y pura del deshielo de la montaña. El caso es que también son esa montaña, son ese cielo abierto que acaricia su cumbre, son el viento que mece los campos amarillentos. Son las lluvias que cuidan de la cosecha alternándose con el sol. Son, en definitiva, una manada salvaje atravesando la naturaleza a su paso, exhibiendo libertad de un modo insultante. Ellos son la banda que va a salvar el Rock. Cuando no haya Neil Young, cuando no haya Stones, cuando no haya Springsteen, ni Petty, ni Dylan. Entonces ellos serán la única baliza, el único salvavidas que nos mantenga a flote, a nosotros y a nuestros hijos. Creedme cuando os digo que ellos son el horizonte certero de que estaremos salvados musicalmente cuando todo parecía perdido. Hay otros, hay plumas salvajes, hay chaquetas mañaneras, pero vienen detrás de ellos para completar la trilogía del evangelio musical del Rock que está por anunciarse. Su furia y su libertad son las que van a salvar nuestra religión. Así que hacerles caso, no les perdáis de vista y estudiar las escrituras que nos están legando en sus discos. ¡Salud!
Fotos y vídeo por Javier Naranjo.