Nueva visita del tejano Cord Carpenter a nuestro país. Esta vez, de nuevo a Santa Cruz de Tenerife, a la sala Lone Star, tras haberlo hecho el pasado mes de febrero, ahora con un formato mucho más eléctrico y con un invitado de lujo, el californiano Rami Jaffee, prestigioso músico de sesión y teclista, productor, además, del último disco del de Houston, “Days Within The Dash” (2014).
Es curioso que, como en un Western, por muy bajo que hayas caído, el bien y el mal siguen existiendo y siempre acabas eligiendo. Puedes elegir un camino para vivir contigo mismo o puedes ir por el otro y seguir caminando, aunque estás muerto y no lo sabes. Dos nombres el pasado jueves, la formidable banda local Don Jaime & The Holy Smoke y Cord Carpenter Band con cuatro tipos duros apretando el gatillo en sus filas, ofrecieron una excelente noche de rock americano y retrataron el pasado 14 de julio de un modo realista y desesperanzado, que lo que allí sucedió, no tenía posibilidad de redención, con Secon Jand Music Store y los presentes como testigos.
El primer duelo corrió a cargo de los locales Don Jaime & The Holy Smoke, exhibiendo y elevando la temperatura de la sala Lone Star hasta calentar el ambiente al máximo. Ellos pertenecen a esa raza de músicos amantes de los excesos que nos recuerdan que el Rock and Roll es puro placer.
Don Jaime & The Holy Smoke rezuman una buena colección de manufacturas desvergonzadas y muy adictivas, disparando un riff tras otro e intercalando punteos más sosegados, mantenendo vivo durante toda su actuación ese legado excesivo de Rock sucio que te pega bofetones uno tras otro sin cesar. Michael Monroe, Marc Bolan, Van Halen, Thin Lizzy, Paul Stanley, David Lee Roth o en el Axl Rose de los mejores tiempos con una tempestad eléctrica por todos lados.
Cord Carpenter con un nuevo y potente baterista, hizo su aparición junto a su excelente bajista y Rami Jaffee a los teclados y acordeón, ofreciendo un amplio repaso a su discografía y estrenando nuevas canciones como las iniciales «Sake of the Show» o «Mama’s Eyes», ofrecidas por Dirty Rock hace unos meses, y envolviendo a todos los que estábamos en la sala con su halo de cazarrecompensas, que él mismo reconoce vivir en una misma canción y siente como se repite una y otra vez.
Cord Carpenter y su banda en directo prefieren seguir por el sendero que dibuja una canción corta, directa y certera, con su amigo Rami Jaffee, en el manejo versátil de los teclados de los que extrajo luminosos y vibrantes destellos de reminiscencias hammond, y aportando a la banda un sólido sustrato instrumental al igual que la excitante y cadenciosa base rítmica de la batería y el gomoso bajo de Tommy Munter.
Cord Carpenter Band firmaron en Santa Cruz de Tenerife un excitante concierto de rock americano de carretera, una buena banda forjada en el directo; sí, ese que se desliza desde las tormentas de arena del desierto, hasta las escenas nocturnas que se pueden producir en cualquier tugurio de mala muerte, como si el concierto fuese filmado a la altura de los pies, blasfemia para algunos hacia los planteamientos del western americano clásico y sus, en ocasiones, insípidos duelos al sol. Todo lo contrario ocurrió en su duelo en la sala Lone Star en Santa Cruz de Tenerife, ya que se metieron a todos los asistentes en el bolsillo, terminando su concierto versionando a Tom Petty & The Heartbreakers en «Mary Jane’s Last Dance».
Cord Carpenter no fue una excepción y pudimos asistir y disfrutar de su concierto acompañado de su banda, que mantiene viva la llama del rock tradicional americano con artistas como Will Hoge, Jackie Greene, Slaid Cleaves o Jonny Kaplan entre otros, recogiendo el legado e influencia sonora de Gram Parsons, Tom Petty o Steve Earle…
Mención especial queremos hacer a otras estrellas solitarias, los promotores, anónimos para muchos. Esos pistoleros sin nombre, personaje y eje central para organizar cualquier evento en cualquier rincón de España, en este caso personificado en Gaby (Double G’s), arquetipo de promotor en la isla de Tenerife -o Belén Canitrot (junto con Gaby, Canarias Suena +) que mantienen muy viva la escena rockera en la isla, junto a otros pistoleros y propietarios de bares y salas- pocos o casi nadie, cogen su dinero y patrimonio y lo depositan encima de una mesa para hacer algo, mientras otra mucha gente se sienta a mirar.
A estos personajes, el destino les da una oportunidad de elegir. Sólo habrá un momento crucial en donde deberán escoger entre su propio egoísmo y la salvación de los inocentes, nosotros los espectadores, sacando a la luz el último brillo de humanidad que les queda. Viejas, nuevas, grandes o pequeñas salas serán los purgatorios donde tendrá lugar esta lucha interior, donde el pistolero se verá tentado mil veces por el mal, y sólo una por el bien.
Aquellos con esa alma que habita en el cómodo pozo de la amoralidad y la ausencia de conciencia; sin necesidad de remisión ni perdón, está abocada al mal. La industria musical en las islas y en resto del país depende de la imaginación de los que estén.
Creamos en la música, elijamos y vayamos a los conciertos, compremos música. Si no, seremos responsables de la desaparición de una manifestación cultural y de una fórmula empresarial de ocio que ha enmarcado la evolución de la Historia, nuestra Historia.
Fotos por Jesús Villa y Carlos Pérez Báez
Texto y vídeos por Carlos Pérez Baez
