Texto y fotos de Federico Navarro.
Lauri es una cantautora maravillosa, una de esas artistas que se mantienen en la brecha actuando en pequeñas salas o encantadores bares como el barcelonés Mediterráneo (C/Balmes, 129) a base de versiones que viste con su personalidad. La noche del 23 de julio era ideal para encontrarse con ella y su guitarra acústica en una de esas veladas donde un reportero cumple con su deber de hallar un diamante para mostrarlo ante un público que haría bien en conocerla y disfrutar de sus recitales. Porque existen muchas sorpresas detrás de su voz, de hecho, toda una trayectoria en la que ha compaginado el cine y la televisión con colaboraciones tan puntuales como interesantes y con la composición de temas propios. Armada únicamente de ese instrumento que domina a la perfección y frente a un público expectante, su voz nos trasladó a la belleza que se hospedaba en el “Hotel California” de los Eagles y, sorprendiendo a propios y extraños, obsequió a los presentes con una preciosa relectura de “Moonlight Shadow”, uno de los clásicos de la época más pop de Mike Oldfield.
Y así, vista desde el público, parecía una muchacha bohemia, una de aquellas poetisas beatniks que poblaron la América de los cincuenta –camisa a cuadros, leve descaro en la mirada-, pero con un encanto bañado en sonrisas en las distancias cortas, cuando la persona arrebata un poco de espacio a la artista y su cultura musical aflora por doquier. Pero donde se intuye su verdadero talento –ése que se agazapa en sus composiciones- es en el atrevimiento de transformar “You’re The One What I Want”, el conocido tema de la película “Grease”, en una tierna balada acústica. Precioso también el envoltorio en el que meció uno de los clásicos de Nancy Sinatra, “These Boots Are Made For Walking”, donde se nos cuenta que, pese a que el destino a veces nos lo pone realmente difícil, hay que seguir adelante contra viento y marea. Y sí es escuchando a esta mujer, sin duda, el camino será siempre más hermoso y agradable.
