No creo que nadie saliese defraudado la otra noche del Antzoki sabiendo de antemano lo que iba a ver. El señor Nile ya había adelantado en entrevistas previas a este tour hispano que venía a rockear, y que no iba a dar tregua a las guitarras eléctricas, a los coros y a los puños elevados al cielo durante cerca de dos horas; y por Tutatis que cumplió con creces. Seguro que algún espectador dentro de la excelente entrada del otro día esperaba al trovador callejero neoyorkino más folkie, pero tendrá que intentarlo de nuevo en el futuro, porque Willie descartó esa faceta intimista de su repertorio y descerrajó su nuevo disco prácticamente en su totalidad, junto a un puñado de los temas más abrasivos que ha editado durante el siglo XXI. La pena fue el sonido. Su guitarra no se escuchó en toda la noche, y los solos de su escudero estuvieron a un nivel exageradamente bajo. Fue la única pega que se pudo encontrar a una actuación que por lo demás, sinceramente, no pudo dar más de sí.
No os voy a engañar, incluso yo me sentí un poco agobiado por momentos esperando algún instante más relajado durante el set, mientras toda la banda que se ha traído en este periplo – Mat Hogan a la guitarra principal, su habitual Johnny Pisano al bajo y Alex Alexander a la batería – se paseaban por la primera línea del escenario o entre el público intentando llevar al paroxismo a todos los presentes, como de hecho pasó. La gente sudó de lo lindo, cantaron a voz en grito los temas y salieron muy satisfechos de lo visto, pero hasta un hard rocker como yo echó un falta un momento de respiro con alguna canción de su primera época entre tanta pose de rock de estadio. En la mesa de merchandising tras el show, Willie confesaba que estaba agotado. Y es comprensible, el tipo va camino de los setenta y simplemente lo dio todo, eso no se puede negar.
Su grupo de directo es el mismo con el que ha grabado su nuevo disco “World War Willie”, del que como os digo tocó casi todo: “Forever Wild”, “Hell Yeah”, “Let´s All Come Together”, “Bad Boy”, “ Trouble Down In Diamond Town”, “World War Wille”… antes de que Jorge “Stormy Mondays” Otero se subiese al escenario con ellos -como la noche anterior en Gijón- para un rush final tremendo con canciones como “Life On Bleecker Street”, “The Innocent Ones”, “Love Is A Train”, o ese himno que es “House Of A Thousand Guitars”. No podía faltar su habitual homenaje a Lou Reed con su cover de “Sweet Jane”, que esta vez vino acompañada por un recuerdo al desaparecido Duque Blanco con “Heroes”.
Bilbao es plaza segura para Nile. Durante toda la velada no paró de recordarnos que para Hogan era su primera vez por aquí, mientras este asistía boquiabierto a la respuesta del público. El tipo estaba eufórico tras el concierto. Para el bis, otra versión estupenda, “A Hard Day´s Night”, más un “One Guitar” muy celebrado. El respetable se lo pasó en grande, pero casi os diría que ellos se lo pasaron todavía mejor. Un gran concierto para comenzar la temporada. Todo lo que venga os lo seguiremos contando desde Dirty Rock. A cuidarse.
Texto de J. M. Martínez. Fotos: Koldo Orue. (sitio web de Koldo Orue)
