A la tercera ha sido la vencida. Bruntnell ya había estado dos veces en nuestro país, pero en solitario, en formato acústico e íntimo. Anoche pisó de nuevo el foro, en El Intruso, con su potente banda para mostrar algunas de sus antiguas canciones entreveradas con varios temas del último disco, Nos Da Comrade, aparecido este año y que consiste en una acumulación de joyas sonoras con muchísimas tonalidades musicales.
Este joven británico, que casualmente tiene los mismos años que yo, se mueve cerca de la llamada Americana, aunque a veces se asoma a lo psicodélico Peter and the Murder of Crows (2008) y Black Mountain UFO (2011), al pop o directamente al rock, aunque quizá sea mejor una definición tan tosca como afinada: canciones de puta madre. Suma ahora diez elepés, el primero con veinte años a la espalda.
Comienza con Ghost Dog y ya se percibe un sonido dominado por las dos guitarras, capaces de todo tipo de distorsiones ambientales. Como firmes escuderos, el bajo y la batería: dos máquinas sincronizadas en el arte de poner cimientos para que las cuerdas se entreguen a acrobacias sin fin. Siguen después tres canciones seguidas del nuevo disco, Nos Da Comrade. Suenan Fishing the Flood Plain, Long Way Down Form a Cloud y Where the Snakes Hang Out, todas ideales para subir firmemente la temperatura emocional de la sala. Su voz es aterciopelada, pero con rasguños y suficientemente ajada para atraer melodías de derrota y esperanza de forma simultánea. Deja claro Bruntnell que posee una mente musical abierta, panorámica. Con dos palitos y una piedra construye una bóveda colosal en temas como London Clay, Here Come the Swells o City Star. Y hablando de bóvedas, en concreto la celeste, ataca Yuri Gagarin (también de Nos Da Comrade) y se organiza una explosión voluptuosa de guitarras capaces de gruñir, estirarse, crujir, jugar y hasta aburrirse si hace falta.
Cold Water Swimmer da paso después a Mr. Sunshine (también de Nos Da Comrade). Es el single que ha lanzado la pasada primavera, con dardos dirigidos al candidato Donald Trump y el primer ministro de Escocia. Saint Christopher y By the Time My Head Gets to Phoenix ponen el punto final.
Escucha el nuevo disco de Peter Bruntnell «Nos Da Comrade»
A la hora de los bises, dos monumentos sonorous: 25 reasons (una bellísima segunda voz del bajista sujeta esta delicia) y Camelot in Smithereens, un chorro de fuego ardiente que deja al medio centenar de privilegiados espectadores extasiados ante el portento que acaba de pasar por sus oídos. Lo mismo que pasó el Bilbao el pasado 5 de octubre. Lo mismo que ocurrirá el viernes en Pamplona y el sábado en Zaragoza. Al tiempo.
Texto por Miguel López.
Fotos por Ana Hortelano y Miguel López.