Seis Cuerdas, excelentes canciones y una artista: la guitarra de Susan Santos deslumbra en Luz de Gas

Texto por Federico Navarro y fotos por Desi Estévez.

Barcelona. Sí, Barcelona. Pese a ser una ciudad de turismo salvaje, su noche sigue latiendo con propuestas interesantes para aquellos que amen la música de verdad, como la que ofreció Susan Santos el pasado 19 de octubre de 2016 en la sala Luz de Gas dejando boquiabiertos a los que fueron allí. Ante un público atraído por sus discos, la cantante y guitarrista de Badajoz presentó su cuarto álbum Skin & Bones (2016), el que sin duda se asemeja más que ningún otro a sus incendiarias interpretaciones en directo. Pese a que las expectativas se basaban sobre todo en la prudencia -ya que la mayoría no había visto jamás a esta artista sobre las tablas-, el público acabó sometido al imperio de su incuestionable talento.

Susan Santos en Barcelona Luz de Gas 2016.8

Ya calentaron el ambiente los teloneros, la Carlos Shelly R&B Band, ofreciendo un menú variado, sabroso y cocinado con sabiduría. Pese a que su presencia no estaba anunciada, conquistaron el recinto con temas de Blues clásico como el “Why I Sing The Blues” de BB King o “Big Lights, Big City” del siempre reivindicable Jimmy Reed. Carlos, a la voz y a la guitarra, mantuvo recto el rumbo de su nave apoyándose en una solvente sección rítmica –Néstor Busquets como baterista y al bajo, Pasto Martí-, y un pianista que brilló con luz propia: Cristian Moya. Cumplieron de sobra, con la elegancia y discreción que implica abrir para otros, y se retiraron con merecidos aplausos.

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Pero la mayor parte de la velada se reservaba para una Susan con actitud cercana en todo momento y cuya banda supo dosificar su maestría desde el primer instante, haciéndonos entrar un universo rico en belleza y estilos. Con “Stop Drivin’ Me Crazy” afloraron esos sentimientos de tristeza, desamor, pintalabios y whisky de perdedor acodado a una barra de bar. Solo de guitarra de los de quitarse el sombrero ante esta mujer zurda capaz de recorrer los paisajes del Rock y del Blues además de la mezcla de ambos y sin olvidar unos toques de Rockabilly francamente adictivos. Y, junto a ella, un baterista excepcional, Ezequiel Navas, que sonreía casi al ritmo de sus baquetas y que en “Love Tattoo” llevó a cabo toda una exhibición de poderío y virtuosismo. Único. A la par estuvo el bajo de Manuel Bagües, tercer vértice de este triángulo de músicos compenetrados a la perfección.

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No es habitual encontrarse con una formación que cambie de tercio con tanta clase como demostraron, por citar un ejemplo más, en “Straight To The Bone”, un número de Country Rock salvaje e incontrolado como una yegua que cabalga libre por las praderas de la sensibilidad. Sin duda, es con la guitarra en su poder –fueron tres los modelos que desfilaron durante el concierto-, cuando esta mujer afincada en Madrid muestra su verdadera clase. Gracias a esas seis cuerdas que pulsa con los dedos de su alma, hallamos una de esas sorpresas que se esconden en las preciosas profundidades de la capital catalana.

 

 

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