Sex Power Love Party. King Khan and His Incredible Shrines, Johnny Casino y The Freaks of Nature en Alicante

La noche empezó con The Freaks of Nature, y los de Phoenix, Arizona, soltaron cinco temas de furioso garaje para calentar el ambiente y marcharse a ver el resto del espectáculo desde la barra del bar, que es lo menos que puede pedirse a una banda que no hace concesiones ni a sí misma. Al frente del cuarteto, su cantante, guitarrista protopunk y armonicista, Daniel Shircliff, un tipo que recuerda a David Byrne y que adopta poses de Byrne en el escenario, aunque ahí acaba el parecido, porque esta gente revoluciona a muchas más vueltas que lo hacían los cabezas parlantes.

Freaks of Nature crónica Alicante octubre 2016

Realmente sólo puedes parar cuando el baterista deja de tocar, porque mientras golpea no hay salvación. Un cuarto de hora más o menos, porque ninguna canción llega a los tres minutos, como debe ser.

Es el momento de que suba a escena en esta “Sex Power Love” Party el orondo Johnny Casino, australiano afincado en las costas alicantinas. Si buscamos encajar a cada uno en una palabra del nombre de esta fiesta, los estadounidenses son “power”, de eso no hay duda, pero este hombre es “love”, porque su bonhomía enamora tanto como su rock de alto voltaje con pinceladas soul.

Johnny Casino crónica Alicante.1

De su guitarra salen llamaradas que incendian nuestros oídos en cada solo, y su música poderosa se apodera de la escena en esta segunda parte de la fiesta. El hombre que ha formado parta de tantas bandas garajeras desde hace 25 años se ha presentado en formato trío, con músicos de la tierra. De la nuestra, no de la suya. Nos regala piezas contundentes no exentas de oleadas de acordes que nacen del alma de este músico gigantesco en tamaño y en entrega. “Take me down to your river” es un buen ejemplo.

Johnny Casino crónica Alicante

Para terminar, y como esta noche no hay complacencia con el reloj, arranca una a una las cuerdas de su guitarra mientras sigue haciéndola sonar hasta la muerte. Grandioso.

King Khan and The Shrines crónica Alicante 2016.1

Power. Love… Sex. Llega el rey de la noche, King Khan, y su hoguera de metales y teclados enciende su voz, una voz rasgada que corta como un cuchillo la noche y lanza la fiesta hacia lo alto con His Incredible Shrines, su banda que mezcla de funky, góspel, garaje, punk y la madre de todas las músicas, que desata el pogo y se apodera de los cuerpos y las mentes. Mr.Speedfinger es el diablo juguetón que no pierde la sonrisa, su guitarra escupe ráfagas calientes y se contonea, y al otro extremo del escenario un desatado Fredovitch baja con su teclado a cuestas para pasear su locura entre el público.

King Khan and The Shrines crónica Alicante 2016

Las miradas entre los músicos no expresan complicidad, que es lo que se suele decir, sino mucho más, un auténtico sentido de la diversión que se transmite a todos los presentes, a uno y otro lado de los altavoces. Uno tras otro van cayendo sus temas más populares, con títulos que lo dicen todo, como “Fool like me”.

El compás lo lleva un tipo que parece salido de una comuna hippie, de un bar del Sur profundo, o de cualquier sitio menos el que pueden frecuentar los otros siete, Rahn Streeter, que ha tocado la batería para Ike Turner, Bo Didley, Curtis Mayfield o Stevie Wonder, o sea que lo ha visto todo en esta vida y solo le faltaba por ver a King Khan. Ésa es la impresión que da, impertérrito, amo y señor del único resquicio de cordura, precisamente en sus baquetas.

King Khan and The Shrines crónica Alicante

El rey se cambia de ropa tres veces y cada vez el cambio incrementa el  nivel de friquismo, aunque sea realmente difícil: del traje de vendedor de coches canadiense –eso sí con colorida camisa con anuncios de tampones- al mono negro de polipiel  con ventilación en el trasero en forma del signo infinito, a la despedida en calzoncillos de vedette y capa transparente. Todo un espectáculo para contarnos historias, como si este hindú de Montreal fuera un predicador hortera que ha hecho un pacto con los dioses de la música canalla.

Texto por Juan J. Vicedo.

Fotos por Gabriel Ruiz SoriaJuan J. Vicedo.

 

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