The Head And The Heart. Un directo con cabeza que nos llegó al corazón.

Todavía con la noticia fresca del anuncio de la visita de la banda para Febrero de 2017, hemos querido recordar lo que aconteció en su fugaz paso por nuestro continente hace casi un mes. Tuvimos la suerte de verles en la sala Moby Dick, ya que la capital de nuestro estado fue elegida junto con otras tres afortunadas Hamburgo, París y Londres para presentarnos su flamante  “Signs Of Life”. Esta nueva gira anunciada, ya más extensa, que les devuelve a Europa en 2017, culmina en un fin de fiesta que promete ser apoteósico en la Joy Eslava madrileña el 5 de Febrero. No creemos que sea casualidad la elección de nuestro país para terminar la gira después de la simbiosis y perfecto entendimiento que hubo entre artistas y público el pasado 22 de Septiembre. Está claro que nos han cogido un cariño especial y que no se esperaban tan grata acogida por parte de un público madrileño que coreó las letras de cada uno de los temas que interpretaban de principio a fin.

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Moby Dick había colgado el cartel de no hay billetes hace ya algunas semanas y no era de extrañar, puesto que el show era poco menos que exclusivo y sólo los fans más avezados tuvieron la suerte de hacerse con una entrada. La sala madrileña está completamente re-modelada con una gran barra central que ocupa el centro de su pista y que permite ubicar más gente en las proximidades del escenario. La Moby mantiene ese encanto con sabor a rock grasiento que nos pierde. El sonido por el contrario creo que se ha visto un poco afectado por la re-estructuración. Al menos la batería de The Head And The Heart sonaba excesivamente estridente y rebotaba en demasía por toda la sala. Tampoco fue un hecho que no nos dejase disfrutar del brutal directo de la banda.

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El set estuvo centrado principalmente en su loncha más reciente, la que venían a presentar. Hasta seis temas llegaron a sonar de su “Signs Of Life”. La noche empezó con la fuerza del «All We Ever Now» que también abre su nuevo álbum. En el pequeño escenario de la Moby teníamos a los seis músicos descargando una furia, compenetración y técnica en una combinación que parece propiedad exclusiva de los grupos de Seattle. Con la maravillosa y delicada Charity Rose Thielen a las voces, violin y mini sintetizador, unos enérgicos Jonathan Russell y Matt Gervais a las guitarras y voces principales, el ritmo descomunal del bajo de Chris Zasche, escondido tras una poblada barba, gorro de marinero incluido y la guía mágica de la batería de Tyler Williams junto con un, no menos prodigioso, teclado de Kenny Hensley. Desgraciadamente no vimos al bueno de Josiah Johnson, pero las ganas que pone Matt, compañero sentimental de Thielen no nos hicieron echar de menos al guitarrista original de la banda.

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Además de centrarse, como hemos dicho en su trabajo más reciente nos obsequiaron con un total de 14 temas y visitaron su disco «Let’s Be Still» con la canción que le da nombre además de interpretar las grandes «Another Story» y «Shake». Los otros cinco temas fueron para su álbum debut que lleva por título el nombre de la banda. «Lost In My Mind» es el momento del concierto que todos estábamos esperando, es la canción que les llevó a la fama y todos cantamos a pulmón abierto para asombro y gozo de los artistas que no se esperaban este recibimiento en tierras desconocidas hasta la fecha para ellos. «Ghost» es una petición del público que acometen como concesión con gran placer por su parte y alboroto del respetable que empieza a darse cuenta de lo especial que está siendo este momento y del lujo que supone ver a una bandaza de este calibre en una sala tan pequeña. «Sounds Like Hallelujah», «Down In The Valley» y «Rivers and Roads», que es la guinda que cierra la noche en el bis, completan un setlist simplemente colosal.

Terminan el concierto confirmando que muy pronto estarán de vuelta por nuestro país para darnos más, de hecho, la noticia oficial de que nos vienen a ver en Febrero ya la adelanto Charity Rose Thielen, con evidentes muestras de emoción al terminar el show de Madrid.

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The Head And The Heart son una banda que llegan a todos los públicos porque su música, sus melodías, su delicadeza está estudiada con una precisión cirujana. Esas canciones no son fruto de composiciones aleatorias, sino de un trabajado proceso de elaboración destinado a afectar nuestros corazones hasta el rincón más oculto de los mismos. Llegan al alma de nuestro ser para quedarse a vivir y hacernos un poco más felices. El eterno dilema ya planteado por Nick Hornby está servido, pero esta vez lo formularemos como la duda: ¿escuchamos esta música porque estamos felices o estamos felices porque escuchamos esta música? Para mi el orden de los factores no altera el producto y estoy deseando que estos seis músicos vuelvan a subirse el 5 de Febrero al escenario de la Joy. Allí estaremos! Salud!

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