Cuarta visita de la vocalista de North Carolina a nuestro querido Antzoki, y de nuevo lleno en la sala aunque estemos en noche entre semana. La gente le tiene mucho cariño aquí, y es comprensible, su rendimiento en directo nunca baja del notable, como ya atestiguamos el año pasado, pero en esta ocasión la cosa fue para mí incluso mejor, al haber añadido una segunda guitarra en vivo que ha propulsado de manera considerable la pegada de esta banda en las distancias cortas.
No tienen ninguna novedad discográfica. Siguen presentando su segundo disco: “Heavy Hearts, Hard Fists”, y siguen cubriéndole las espaldas como hace doce meses su marido Matt Hill a la guitarra Gibson, Ed Strohsahl al bajo y Charles Jones en la batería, mientras que la inclusión del zurdo Robert Nesbit a la Telecaster convirtió su concierto en una orgía de duelos a las seis cuerdas que algunos agradecimos sobremanera. Como yo soy un ignorante instrumental total, mi amigo Neftalí me señala que sólo llevan pastilla de agudos en las guitarras, y joder si se notó, aquello fue un aullido tremendo de las dos hachas durante la hora y media de subidón. Ahhhh, la guitarra… qué sería de nuestras vidas sin ese maravilloso artefacto de madera y cuerdas de acero. Sería mucho más aburrida, eso seguro.
Abrieron con “(Let Me Tell You´bout) LUV” y “Ask Yourself”, y… qué queréis que os diga, ahí no se escuchaba soul o rhythm and blues, aquello era un pildorazo de puro sonido Stones directamente a las pelotas. Empezaron tan arriba que no creí que el nivel fuese a permanecer ahí durante el resto de la noche, pero es que en la tercera canción: “Struttin”, aquello ya fue la hostia. Las guitarras se desataron de tal manera entre Matt y Robert que el tema nos puso a orbitar a todos. Una interpretación sensacional y lo mejor de la velada para mí sin discusión.
Los shows de Nikki y su endurecida banda -el día que se despiste su marido la convierte en una banda de Hard Rock-, llevan mucho de boogie, pero sobre todo mucho rock´n´roll protojunkie “in your face”. La protagonista de la noche se apoderó del escenario sin cansarse de bailar y dar palmas jaleando al público y a sus compañeros de banda, mientras a mí me partían en dos con un recuerdo a Johnny Thunders y a su glorioso “You Can´t Put Your Arms Around A Memory”.
Siguieron con un tema de su debut “Here´s Nikki Hill” (2013): el boogie “I´ve Got A Man”, enlazado con un “Strapped To The Beat” espoleado por el punteo asesino de Nesbit, y la más blues “Mamma Wouldn´t Like It“, antes de cerrar esta parte con “And I Wonder” y apretar el acelerador a fondo en el quinteto final.
La segunda cover de la velada fue un abrasivo “Sweet Little Rock´n´Roller” de Chuck Berry, seguido del tema que da título a su segundo elepé, más un “I´m Gonna Love You” de Eddie Taylor. La cosa fue tan bien que yo no eché de menos ni las reinterpretaciones de AC/DC de giras anteriores. Acabaron en clave soul con “Right On The Brink”, y a todo trapo con el rock con mucho roll de “Scratch Back”. Un directo sólido al que es imposible encontrar algún punto flaco. Si acaso, esta vez me gustó un poco menos la rendición de “Twistin´ The Night Away” de Sam Cooke -aunque quizá habría que partir de la base de que esa canción tal vez no debería versionearla nadie dada la grandeza del autor en cuestión-, aunque su mezcla de “Oh My” con el “Keep A Knockin´” de Little Richard sí que me dejó un poco más tiesa la médula espinal. Una banda con una solvencia en vivo absolutamente contundente. A cuidarse.
Texto por J. M. Martínez y Fotos Koldo Orue (Sitio web de Koldo Orue)
