Smoking Stones y Brighton 64 celebran el 25 aniversario de Discos Revolver en Rocksound

            En unos tiempos donde muchas tiendas de discos bajan sus persianas es una alegría que Discos Revolver, uno de los establecimientos más populares entre los melómanos, cumpla un cuarto de siglo alimentando nuestros oídos con vinilos y compactos. No existe ninguna persona que ame el Rock en Barcelona que no haya puesto sus pies alguna vez en esta tienda ubicada en el número trece de la calle Tallers. Todo ese tiempo repleto de pasión por la música se festejó el pasado 5 de diciembre con un concierto en la Sala Rocksound donde amigos, algunos periodistas y clientes de toda la vida se juntaron para celebrar el 25 aniversario de Discos Revolver y escuchar a los Smoking Stones y a Brighton 64, dos formaciones muy distintas entre sí pero hermanadas por un buen directo.

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             Abrieron fuego los primeros, banda tributo a Sus Satánicas Majestades considerada como la mejor que existe en nuestro país y que, además de ese cariño que profesa por los británicos, también posee canciones propias. Pero la velada era de celebración y, sin duda, un repertorio puramente stoniano era lo ideal para que los presentes se lo pasaran literalmente en grande. Desde luego, Sergio Ortiz, supo vestirse del Mick Jagger más provocador al contonearse poseído por su espíritu, pero sin exagerar ni caer en la caricatura. No en vano, escucha a los artífices de “Sticky Fingers” desde los trece años y eso se nota. Sugiriendo. Con clase. Midiendo los tiempos, calculando las miradas, calibrando temas de esa leyenda que sigue siendo actualidad con su “Blue & Lonesome”, un álbum de versiones de Blues que enamora más a cada escucha.

            Aunque Ortiz y sus muchachos prefirieron acercarse a una de las mayores influencias de Keith Richards regalándonos temas de Chuck Berry como “Little Queenie”, “Carol”, “Sweet Little Sixteen” y “Talking’Bout You”, contando estas dos últimas con la participación de Aurelio Morata, el que fuera el célebre bajista de Los Rebeldes. Impecables en todo momento, Jean Dupeyron supo fundirse en los célebres riffs de Keef aportando también su sello y todos ellos supieron darle a cada tema su particular visión, como probaron las relecturas de “Brown Sugar”, “Jumpin’ Jack Flash” y una “Midnight Rambler” que sonó tan pura e incendiaria que parecía que las almas ardiesen a través de los bafles. Sencillamente, estupendos, lo mismo que las palabras de Jesús Moreno, uno de los responsables de la tienda, al recordar con el cariño que se merece al añorado promotor Javier Ezquerro.

            Aunque la velada todavía reservaba a Brighton 64, un grupo de culto barcelonés que marcó el revival mod de los primeros ochenta. Capitaneados por los hermanos Gil entusiasmaron a varios fans que vibraron con cada tema y que destacaban por esas parcas y parches tan distintivos de una tribu urbana sinónimo de elegancia, clase y fuerza. Y esas tres características constituyeron la esencia de una actuación donde Ricky Gil, cantando a la vez que pulsaba su viejo bajo Rickenbacker, repasó varios temas de su repertorio como “El mejor cóctel”, “Soy un tanto antiguo” y “Quan baixis de l’avió”. Junto a él, Albert añadió coros y poderío a unas seis cuerdas que vibraron pidiendo eso de “Ponte en marcha para mí”. Maestro. Tras la batería, Eric Herrera mostró su talento a través de esos “Caminos por recorrer” mientras que Jordi Fontich le siguió con su teclado hacia “La casa de la bomba”, clásico que puso a la concurrencia en pie. Sin duda, el cuarteto estuvo a la altura de lo que se esperaba de él.

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            Finalmente, el ilustrador Joaquín Ladrón aparcó por un momento sus lápices para ejercer de dj junto a Jordi Güell, probablemente el mayor fan de los Stones que existe en este planeta. De hecho, en el concierto que Jagger y compañía dieron en La Habana el 25 de marzo aparece en primera fila fundiéndose con sus ídolos en un momento histórico. Ambos hicieron sonar la música que aman, ésa que Revolver dispara desde su tienda y que esperamos que tenga muchos más años en su recámara.

Textos: Federico Navarro

Fotos: Maria Jose

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