Los Chaqueteros se visten de Rock y Psicodelia para viajar a un 1967 más actual de lo que parece

Hay cosas que no cambian y otras en perpetuo movimiento. Entre las segundas tenemos a los Chaqueteros, formación que muda su repertorio cuando le viene en gana escogiendo al artista, escena o género que desee. Una noche pueden ser los crooners de los años cincuenta y otra el Heavy Metal de hace treinta años. El pasado 28 de enero de 2017, sus seguidores de la barcelonesa Sala Monasterio aterrizaron en aquel verano del amor de 1967 aunque se colaran algunos temas posteriores. Antes de ese viaje en el tiempo, los gerundenses The Wilder Company mostraron los encantos de su primer disco, una declaración de intenciones que recuerda a aquellos Rolling Stones cercanos al Country sin olvidar a los Jayhawks, CSN&Y y esa mezcla entre Folk y Country-Rock que ha venido en llamarse americana. En todo caso, sobresalientes y con un sonido limpio y seguro pese a llevar sólo un año en la carretera; temas propios de verdadera calidad entre los que gustaron particularmente “Sweet Madness”, “Forgotten Heroes” y “Goin’ Downtown”. Sublime el trabajo a la voz y guitarra acústica de Arnau Coderch y excelente Jep Vilaplana, que infundió maestría y electricidad a la guitarra y la mandolina. Sin duda, una agradable sorpresa.  

The Wilder Company y Chaqueteros Sala Monasterio Barcelona 2017

            Por su parte, Charly 90 y los suyos salieron a ganar una batalla que habían vencido de antemano, sobre todo en un recinto que es su segunda casa y testimonio de un sinfín de triunfos bañados en gloria, épica y Jack Daniels. El guardarropía de su esencia -esa mezcla perfecta entre Sus Satánicas Majestades y los Ramones más tres gotas de T Rex-, se trasladó a aquella California donde los Doors reinaron con temas como “Break On Through (To The Other Side)” y “Light My Fire”, con las que un vocalista transformado en el Jim Morrison más festivo cantó desde la barra encendiendo todavía más a un respetable al borde de la histeria. En “Roadhouse Blues” se añadió a la armónica el finlandés Kalle Ruf Osola poniendo pulmones y alma en cada nota, lo mismo que hacía en la cancha cuando fue jugador de baloncesto en el Joventut de Badalona junto a los inolvidables Villacampa, Montero y los hermanos Jofresa. Pura magia chaquetera, algo que también surgió de las guitarras de los incombustibles Camarero Oscuro y Jan Gura cuando las piezas de la Jimi Hendrix Experience se adueñaron de las seis cuerdas. Maravillosamente incendiarios fueron los dos solos que ambos guitarristas mantuvieron durante una deslumbrante “Hey, Joe”, pieza que brilló junto a otros clásicos de aquel afroamericano que, viniendo de Estados Unidos, conquistó Inglaterra a golpe de descaro y talento. “Foxy Lady”, “Voodo Chile” y “Purple Haze” desprendieron la misma energía que el mismo día en que fueron interpretadas por primera vez. Siempre al quite de todo ello estuvieron Tony Nervioroto, cuya leyenda engrandece sus líneas de bajo, y el baterista Joan Hammer, que marcó como se debía cada redoble teniendo que emular, ni más ni menos, que a Mitch Mitchell, el hombre escogido por Hendrix para llevar las baquetas en un trío hermanado con la eternidad.

Chaqueteros Sala Monasterio Barcelona 2017.8

            Sin duda, entre las pocas bandas que gustan a todo el mundo –en ese mismo saco cabrían Queen, ABBA o los Beatles por citar tres ejemplos-, encontramos a los Creedence Clearwater Revival. De la formación de los hermanos Fogerty, no podían faltar la infalible “Fortunate Son”, “Up Around The Bend”, “Have You Ever Seen The Rain” ni “Lodi”, en la que Coderch se añadió a la fiesta para hacerla, si cabe, más divertida.

Chaqueteros Sala Monasterio Barcelona 2017.2

            Entre aplausos y buenas vibraciones finalizó una velada repleta de temas que sonaban mientras la aviación estadounidense asolaba Vietnam rociándola con napalm y que en la actualidad poseen la misma fuerza que hace medio siglo. Precisamente ahora, en estos tiempos inciertos durante los que Siria arde ante nuestros ojos, la muerte reina en el Mediterráneo y el terrorismo acecha en cualquier esquina. Mismos perros, distintos collares, pero una misma música. Lo dicho, hay cosas que permanecen inalterables.     

Chaqueteros Sala Monasterio Barcelona 2017

Fotos Desi Estévez.

 

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