The Mastersons. La naturalidad de los genes, la fuerza del talento.

Como no somos supersticiosos porque trae mala suerte, acudimos el pasado viernes 13 a la madrileña sala El Sol sin miedo alguno para ver a uno de nuestros talismanes favoritos. El dúo formado por el matrimonio Chris Masterson y Eleanor Whitmore, o lo que es lo mismo, The Mastersons. Naturales de Texas, pero afincados en Nueva York donde conforman parte de la banda del gran, mítico, Steve Earle, como parte de  sus Dukes. Con eso prácticamente queda todo dicho, o es que creen que el marido de Allison Moorer elige a cualquiera para grabar discos y girar? Los Mastersons son canelita de la fina, amigos!

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Pasaban algunos minutos de las 22.30 cuando salían una vez más sobre un escenario madrileño de la mano de The Mad Note Co. y para deleite de una audiencia que abarrotaba El Sol. Parece que el bueno de Jose Luis Carnes está empeñado en llenarnos año tras año de calidad musical y este 2017 comienza pegando fuerte. A buen seguro que lo está consiguiendo y el público madrileño se lo estamos agradeciendo llenando en noches como la del viernes y que vengan muchas más.

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Chris y Eleanor no venían solos, lo hacían con el acompañamiento de lujo que supone la base rítmica de los Coronas, los ya míticos por derecho propio Javi Vacas al bajo y Roberto «Loza» a la batería. Así pues, si ya suenan cañeros en dúo, en banda con estas dos fieras fue una auténtica delicia.

El show abrió con varios temas del que será su próximo álbum, el llamado «Transient Lullaby» que verá la luz el Mayo. La pareja lucía sendas chaquetas vaqueras con ese título en el lomo y un precioso dibujo que ocupaba toda la espalda. La nueva loncha, por lo que escuchamos, parece que será algo más intima que la anterior, el colosal «Good Luck Charm». Los temas nuevos suenan más pausados, pero también más estudiados, más reposados. Una delicia que pronto disfrutaremos, bourbon en mano, desde la tranquilidad del sofá de nuestros salones. Nos llamó en especial la atención uno de los dos temas que dedicaron a la «Naranja» Trump, en el que cantaban «no es así como se suponía que tendría que haber pasado…», refiriendo claramente a la elección del impresentable Donald.

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Repasaron temas también de sus dos anteriores trabajos, «Birds Fly South» y el mencionado «Good Luck Charm». Que mejor receta para llamar a la buena suerte que tocar el tema que da título a ese disco y que también dedicaron a Donald Trump, ya que es un tema que no expresa especial cariño por la clase política que cada vez apesta más. Otros de los temas que nos pusieron de muy buen humor fueron «Cautionary Tale», «Closer To You» y «If I Wanted To» y es que es disco es una auténtica maravilla de la ciencia moderna en Americana. Echamos mucho de menos que se dejaran una joya como es «Nobody Knows».

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Chris tiene un perfecto dominio de la eléctrica y Eli del ukelele, en el que se decanta por su formato grande y ese maravilloso violín del que extrae las más delicadas notas y melodías para regalo de nuestros oídos. Pero lo que aquí merece mención aparte es la voz de ella. Es algo indescriptible. Un torrente que viene de un regalo divino, de un talento infinito. Algo que arrasa todo a su paso, hasta el punto de que al finalizar uno de los temas de la noche, Chris se tuvo que retirar para que Eleonor siguiera con un agudo ya sin instrumentos que duró unos diez segundos más de un total de unos 25 segundos en la misma nota y completamente afinada. Lo que Chris borda es la segunda voz, un «backing vocals» del que pocas bandas en el panorama actual se pueden jactar.

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Y es que tenemos que hablar claro. Esa contundencia como banda, ese perfecto acople entre la fuerza de la guitarra eléctrica, la delicadeza del ukelele, el portento de la voz principal arrasando a su paso sobre el terreno que la voz de acompañamiento ya había preparado, ese violín que suena a Irlanda pura. Todo eso forma un «algo» que no se puede conformar si no lo llevas en los genes de Austin, si no lo has mamado desde pequeño. Esta gente yo creo que suenan bien desde la primera vez que cogen una guitarra y abren la boca, aunque está claro que en el producto que vemos hay también muchísimo curro, pero esa base de genes y ese regalo de talento tienen mucho que ver. Mucho que ver en que estemos arrancando las hojas del calendario para que los Mastersons vuelvan a llenar de luz una de nuestras noches. ¡Salud!

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