La cronista más peculiar de los conciertos madrileños se llama Cayetana Álvarez. En un tiempo en que teléfonos móviles, ipads, cámaras digitales y todo tipo de cachivaches recogen cada detalle de los artistas sobre el escenario, esta mujer, cazurra de León, hace años que se planta en primera fila con sus rotuladores y dibuja a los músicos. La aceleración ambiental contrasta con la quietud de una artista que recoge visualmente el sonido y lo transforma en trazos que captan el instante musical. ¿Se puede pintar la música? Sí, claro. Evidentemente. Ya empezó Kandinsky hace cien años. Además de pintar en abstracto, que pintaba ritmos y notas como colores, escribió un tratado sobre música y pintura.
¿Tu afición procede de ahí o es idea tuya pintar durante los conciertos?
Yo dibujo todo lo que veo. Formo parte de un movimiento, de dimensión mundial, que se llama Urban Sketchers, dibujantes urbanos o bocetistas. Lo que hacemos es pintar aquello que vemos: estamos en la cola del metro, pues eso; en el supermercado, pues ahí; tengo pintado enterito el mercado de mi barrio, el de San Fernando. Lo de la música llega porque a mí me gusta muchísimo. Mi compañero, Carlos, venía a conciertos conmigo y a veces se aburría. Él se ponía a pintar en algunos conciertos y entonces me dije, ´pues yo también´. El dibujo me ayuda a recibir mejor la música. Me concentro muchísimo más en lo que estoy escuchando. Y se nota cuando estoy en un concierto que no me gusta.
Cuéntanos algo sobre Sketchers…
Es un movimiento que creó un español, Gabi Campanario, que vive en Seattle. El muchacho, que es periodista, se ve que se sentía solo y empezó a pintar por la calle. Tuvo tanto éxito que se ha montado ahora a nivel mundial. Puedes dibujar en cualquier país y contactar con los que lo hacen allí, es muy divertido. Suelen hacer quedadas cada tres meses, se llaman Sketchcrawl, porque acabas reventado y arrastrándote por el suelo, y es una nueva forma de periodismo, porque cuentas lo que está pasando. Llevo con ellos unos cinco o seis años.
¿Cuáles son tus herramientas de trabajo?
Acuarela, rotulador Posca (que utilizan los grafiteros, una marca con producto acrílico que permite también difuminar y dar mucha intensidad a los colores), tinta, pluma, agua para los pinceles… Hay conciertos en sitios estupendos, donde me ponen una mesa, una sillita, un vaso de agua… y yo estoy fantástica. Hay gente muy maja por ahí que me conoce y ayuda.
¿Y los cuadernos?
Los cuadernos, por supuesto. Siempre utilizo el mismo tipo de cuaderno. Se llaman Artist. Es una marca barata y muy extendida. Son los imitadores baratos de la Moleskine, la de los pijos.
¿Algún estilo de música te gusta especialmente?
El blues desde siempre. Mis colegas, amigos de toda la vida, vienen del blues, pero también me encantan el country, el rock… No me gusta el soul, lo siento.
Ya se te pasará…
Igual se cura. Con la edad… Sí, y luego no entiendo muy bien el flamenco, aunque me gusta y además es muy bonito dibujarlo.
¿Hay conciertos donde fluye tu obra y otros en los que te atascas?
Hay conciertos que se me atraviesan, que no me gustan. Y no puedo hacerlos o se nota que no estaba a gusto.
¿Cuál ha sido tu mejor concierto en términos pictóricos?
Uno que estaba con una amiga, en Fun House. Solas mi amiga y yo. Tocaba Reverend Snake Oil & Co. Ella estaba bailando y yo pintando. Se llenó todo el cuaderno de manchas cuando se fue incorporando más público. Hará unos dos años, en mayo de 2015. Armamos un follón tal que parecíamos quince… También estoy orgullosa del que hice de Danny and The Champions of the World, que me sigue en Instagram, por cierto, y algunos de música clásica.
¿Cómo influye el sonido en la percepción visual?
A mí me ayuda a enfocarme en lo que estoy dibujando. Me facilita el proceso de concentrarme. Para mí es lo mismo dibujar que estar escuchando la música. A veces estoy en casa con música o estudiando y me pongo a dibujar.
¿Desde cuándo vas a conciertos y dibujas las actuaciones en directo?
Pues hará unos cuatro años. Empecé en un concierto de North Mississippi Allstars, donde están los hijos de Jim Dickinson, el productor. Y se portaron muy bien, les gustó, y me dije que estaría bien dibujar en los conciertos. Vinieron al acabar el bolo, me preguntaron que qué había hecho y me firmaron, pidieron que se lo mandáramos… Entonces, a una media de cinco conciertos a la semana a los que sueles acudir… Sí, sí, tengo cientos de conciertos dibujados. Al principio iba sólo cuando tenía dinero, pero esto se ha convertido en un vicio. Los artistas reaccionan bien a mi trabajo. Les suele gustar mucho. Algunos me lo piden y lo ponen en su página web, porque les hace ilusión. Es un deporte de riesgo a veces dibujar en un concierto, empujones y todo esto… Hay conciertos que son arriesgados, sale el dibujo con rallajos y manchas. Recuerdo el de los Rival Sons, con toda la gente pegando saltos y empujones, y entonces un chaval me espetó: ´¿qué estás haciendo?´. Yo le dije, ´pues dibujando´, y entonces el tío se puso de escudo humano y dejaron de molestarme. Yo, encantada.
Yo no he visto a nadie distinto hacer esto. Pero en Barcelona hay muchísima más gente que dibuja, que lo hace también en la calle y en conciertos, porque hay mejor clima que en Madrid. Sagar Forniés es el maestro. Hace unos cómics cojonudos, ha hecho escenografías en Frankfurt., es un puñetero genio. Hay también muy buenos en el País Vasco, en Andalucía, con gran nivel, gente que me da envidia, que les cortaría las manos directamente… jajajaja
¿Con los cuadernos qué haces?
Los escaneo, los subo a Internet. Tengo la cuenta de Facebook e Instagram.
¿Nunca te han pedido para una portada de un disco o de un libro?
Siempre me dicen eso, que qué buena sería para una portada, pero no arranca. Me pidió el dibujo en alta resolución Alejandro Escovedo, de forma que igual…
Entrevista realizada por Miguel López.
Fotos por Ana Hortelano.
