Nos desplazamos el pasado 28 de Marzo hasta la ciudad condal para reencontrarnos con uno de los grandes, el singular artista dublinés Glen Hansard. La cita era en Barcelona, al igual que el año pasado, dentro del marco del Festival del Mil·lenni. El recinto elegido fue el Casino L´Aliança del Poblenou, un encantador teatro cuya buena sonoridad es su característica principal y al que poco se le puede reprochar más allá de algunas butacas de poca o nula visibilidad debido a la colocación de las columnas.
El show lo trataron de calentar los españoles Escuchando Elefantes, la mejor parte de su show fue justamente el momento en que abandonaban el escenario. Sonaban mal, muy descompasados y con voces desafinadas. Para colmo de males se lanzaron a imitar a Glen cantando desenchufados, guitarra en mano y patadas sobre el suelo como ritmo de acompañamiento. Amigos, esto es algo que a Glen no se le puede imitar. Creedme, no os va a salir igual porque en el caso del irlandés no es una pose. A Hansard le sale del alma.
El escenario de Glen Hansard es precioso. A la izquierda un viejo piano de pared similar al que lleva Neil Young en sus actuaciones, con una pequeña lámpara sobre él. Un ampli Fender Deluxe que hace de soporte a otra lamparita. Un bombo a simple modo ornamental con una frase que reza «Save One Soul – Mission», el mensaje de Glen es claro, verdad? La redención a través de su música. El resto del set lo completan dos banquetas, una alfombra persa, un par de pies de guitarra y una silla sobre la que Hansard desarrolla el grueso de su show a base de la ya clásica Takamine acústica con ese gran agujero en el golpeador que tanto le gusta, otra acústica menos «dañada», una Gibson eléctrica de caja más blusera y un ukelele de tamaño barítono.
El espectáculo comienza con Glen solo sobre las tablas, a diferencia de su gira del año pasado en la que venía colosalmente acompañado por la banda que le ayudó a confeccionar la grabación de su maravilloso segundo disco en solitario «Didn’t He Ramble». El año pasado Glen también publicaba el EP «A Season on the Line». Ambos trabajos fueron previos a su anterior visita, por lo que no podemos decir que viniese a presentar nada en concreto. Creemos más bien que venía a comulgar con su público, sin más.
El primer tema del set es «Love Don’t Leave Me Waiting», una preciosa composición de su primer largo en solitario, «Rhythm and Repose«, que nos deja con la boca abierta y nos hace entender que ahora ha empezado lo bueno, el arte de lo que veníamos a ver. Tras atacar un «Friend/Enemy», se atreve con «Winning Streak» y «My Little Ruin» , ambos de su segunda loncha. A continuación nos ponemos a recordar el precioso dúo que formaba con su ex, la cantante y pianista checa Markéta Irglová, que se hizo tan popular como Hansard al obtener el Oscar a la mejor canción original por la película «Once». Una cinta que narraba la epopeya de un artista vagabundo por las calles de Dublin de la mano de la encantadora Markéta y bajo la batuta de John Carney, que se hizo su propio remake ambientado en Nueva York y esta vez con las estrellas Keira Knightley y Mark Ruffalo. A los que «Begin Again» os parezca un peliculón no dejéis de ver «Once», si aún no lo habéis hecho, ya que la supera en autenticidad desde todos los puntos. Carney rodó el año pasado, también de temática musical, la modesta pero efectiva, «Sing Street», de vuelta a su Irlanda natal y que también os recomendamos.
Sigue el espectáculo y ahora viene un tema que suena a clásico folk irlandés por los cuatro costados, maravilloso el «McCormack’s Wall», también de su segundo LP, «Didn’t He Ramble«. A partir de ahora el show se desmadra y ya no nos gusta, nos vuelve locos por completo. Sobre el escenario tenemos junto a Glen a Javier Más, mítico guitarrista aragonés, portento de las seis cuerdas que acompañaba al mítico Leonard Cohen en muchos de sus directos y que grabó con él en innumerables ocasiones. Hansard nos narra la historia de cómo Cohen tocó en programa doble en Dublín, hace ya muchos años cuando los artistas daban un show a la tarde y otro a la noche. El caso es que Glen y su primo acudieron a ese concierto en el que desafortunadamente dicho primo sufrió un shock anafiláctico que les obligó a ir al hospital más cercano. El representante que vio como salían disparados del teatro, les dijo que podrían acudir gratis al concierto de la noche, si mejoraba. Y así fue, tras una visita al hospital, Hansard y compañía disfrutaron al completo del show de Leonard que incluso les invitó a su camerino para saludar al finalizar el evento. Se ve que Glen recuerda con autentica emoción ese momento. Nos cuenta también cómo años más tarde terminó precipitadamente un concierto en un festival de Sidney con Markéta para salir corriendo a cruzar media ciudad a lo loco a fin de llegar a un bolo de Leonard.
Javier Más y el propio Glen están visiblemente emocionados por tocar juntos, incluso Hansard detalla la llamada que tuvieron cuando Cohen falleció y como decidieron grabar alguna que otra versión del maestro. De momento en Barcelona, sobre las tablas del Casino se marcan un clásico de 1941, el tema del inmortal Woody Guthrie, «Vigilante Man».
El único tramo un poco más «eléctrico» de la noche fue «Way Back In The Way Back When», de su ya mencionado EP «A Season on the Line». Emocionante y preciosa fue la interpretación de «Falling Slowly», merecedora del Oscar que tiene Glen. Esta vez el tema fue desmigajado en catalan junto a otro fan que en su día le mandó a Hansard esta versión y que esta noche interpretaron juntos, cumpliendo el sueño de artista y fan en perfecta comunión y confeccionando uno de los momentos más bellos del concierto en la lengua de Serrat. Fue realmente precioso. Otro momento de gran belleza al piano fue el tema «Say It To Me Now» dedicado y compuesto para su madre, una mujer que adivinamos tuvo que sufrir mucho la pasión por el pub y la cerveza de su marido, aunque al parecer el padre de Glen sentía verdadera adoración por la música popular y la interpretaba magistralmente con un par de cervezas encima.
Tras todo lo anterior cabe destacar, como no, tres pedazo de versiones de Leonard Cohen con Javier Más a la guitarra, «Famous Blue Raincoat», «Who by Fire» y una increíble, desenchufada «So Long, Marianne», en la que sobre el escenario estaban los teloneros, una invitada compatriota de Glen de entre el público de voz privilegiada (no en vano, Hansard la dejó tocar un tema entero ella sola sobre el escenario), y otra persona que se levantó de entre el público a petición de Glen para festejar cantando, ya en representación de todos, el clásico de Cohen.
En su show echamos mucho de menos su «The Gift» y esa versión de «Drive All Night» de Springsteen, grabada junto al sobrino de Clarence Clemons, Jake Clemons y la inigualable voz de Eddie Vedder, de quien Hansard será telonero en la gira en solitario que llega este verano en varias fechas a nuestro continente. Precisamente estuvimos hablando con Glen al finalizar el concierto y comentamos que nos sorprendía el elevado precio que Vedder había puesto a estos conciertos. Hasta 150€ pagan los fans de Pearl Jam que asisten a su concierto de Amsterdam. Uno de los precios más reducidos es, justamente, para el que tendrá lugar en el Dublín natal de Glen, donde las entradas, aún así rozan los 100€. Hansard nos comentaba que esos precios no tenían nada ver con él, que un artista debe controlar, como ha hecho él esta noche, lo que pagan sus fans por verle. Vedder contrata a Hansard para esta gira, pero el irlandés está muy decepcionado con su amigo Eddie por la desmesura aplicada al precio de los tickets.
Deberíais haber visto la paciencia con la que atendía a todos los fans que se quedaron a saludarle tras el concierto, presentándose a cada uno de ellos como si no le conocieran de nada y haciendo sentir a todos que estábamos de igual a igual, frente a una persona que agradece el apoyo de sus seguidores y los respeta como ellos a él. Hemos vivido una noche memorable con un ser tan enorme como humilde y respetuoso. Glen tiene una historia musical a sus espaldas que se remonta a sus dos anteriores bandas The Frames y The Swell Season, ambas de calidad extrema y a su papel protagonista dentro de la banda The Commitments, con un curioso look ochentero, pelo largo incluido, allá por 1991 para la homónima película de Alan Parker.
Una persona orgullosa de la bondad del ser humano y confiada en que esto todavía tiene salvación. Un amante de su país como todos deberíamos serlo del nuestro y que así lo homenajea en cada una de sus composiciones, que saben a Irlanda profunda en una fusión de folclore y rock digna de elogio. Glen Hansard es, como en el film del John Ford protagonizado por John Wayne y Maureen O’hara, un «Hombre Tranquilo», a pesar de los golpes que le ha dado la vida, como el boxeador Sean Thornton en el personaje de Wayne, se levanta una vez más para mostrarnos el tesoro que alberga el fondo de su corazón: aires de irlanda, campos tan verdes como los ojos de la pelirroja O’Hara y los infinitos azules de sus erosionadas costas y luchadoras mareas. Glen Hansard es eso y más, condensado en la esencia de un ser que a buen seguro nos dará muchas más alegrías con su arte. Como diría Barry Fitzgerald en boca de su personaje Michaleen Oge Flynn en la cinta de Ford: ¡HOMÉRICO!