El 7 de abril de 2017 fue mi primera vez, mi primer encuentro en persona con León Benavente. Fue en el Aguere Espacio Cultural y fue toda una revelación.
El espectáculo se desarrolló en una sala enorme y con 650 personas -expectantes y dispuestas- que conformaron un grandísimo ambiente de concierto. El sonido, que no resulto del gusto de todos, estuvo a la altura de la ocasión.
Un comienzo arrollador e impactante que supuso un auténtico shock. Lejos de descender, continuó aumentando. Afortunadamente para nuestra salud articular, se estabilizó al cuarto o quinto tema en la misma medida que la temperatura de la sala alcanzaba su punto álgido.
«…escucha lo que pienso, no me voy a callar, nadie lo hace mejor que yo, nadie sabe más que yo…»
El público se entregó desde el principio. Unos conocedores de la banda y su trayectoria. Y otro, como un servidor, sacudidos por tamaña inyección de nueva y sorprendente energía. Una energía que sonaba a miles de cosas ya conocidas y por eso confortables y estimulantes. Momentos de los más puros años ochenta junto a voces y coros, teclados y melodías indie. Con unas letras críticas, ácidas e irónicas hicieron un recorrido por las costumbres y los comportamientos más característicos de la sociedad española de los últimos 20 años.
Desde lejos se les notó la costumbre de tocar. La experiencia y la familiaridad que tienen con su producto y su mensaje. No pude dejar de repetirme «perros viejos, perros viejos». Esta experiencia y solidez quedaron demostradas con la elección de «Han caído los dos» de Radio Futura, como única versión en el repertorio y que dio lugar al inicio del fin del espectáculo. También quedó clara su originalidad con la preceptiva presentación de la banda. Esta concluyó con casi todo el equipo tocando en el escenario y con el respetable dando saltos, entregados al paroxismo.
León Benavente presentaron los temas de su reciente EP «En la Selva» y de sus dos trabajos anteriores «2» y «León Benavente». Y yo, aún hoy, sigo repitiéndome estrofas, melodías y fragmentos…
