Tras la resaca de las vacaciones pascuales recuperamos la crónica del último de los shows que nos dejó el extinto Marzo. Casi como un rito, se nos echó encima otra noche de rock americano en la madrileña sala Boite Live. En esta ocasión The Mad Note Co. nos trajo a Levi Parham en la última noche del mes. Un chico nuevo en la ciudad, procedente de Oklahoma y que, con una corta carrera de dos álbumes y un EP, ya ha demostrado lo que vale y el terreno que sus botas tienen por pisar parece de lo más firme. La noche ya comenzaba emocionante para un Levi que en Madrid hacía en primer «sold out» de su trayectoria sobre los escenarios. Algo nos dice que le quedan muchos más. El propio Parham alucinaba con la cola que había antes de entrar en la sala y se permitió el lujo de grabar, él mismo, para la posteridad a todos los que íbamos entrando. De algún modo, podemos decir que Levi es una versión Oklahoma del gran Ray LaMontagne, cuando toca su guitarra eléctrica y más similar al incomparable Townes Van Zandt cuando entre los dedos tiene las cuerdas de su acústica.
El espíritu de Oklahoma
Levi dio sobre el escenario todo lo que tiene, tirando de guitarra eléctrica y acústica. Acompañado magistralmente por una banda compuesta de batería, bajo y lead guitar. Y vaya con ese guitarra solista, es para darle de comer a parte al bueno de Paul Benjaman. No dejéis de prestar la atención que merece a la Paul Benjaman Band, una banda propia que hará las delicias de vuestros oídos. El dominio de Paul sobre el instrumento es total en cualquiera de las modalidades que escuchamos, desde las más bluseras a las más country, visitando en alguna ocasión pasajes de puro hard rock y rock-blues al más puro estilo Allman Brothers. Una maravillosa Fender Telecaster que nos alegró la noche y nos mostró nuevos horizontes sin tirar de efectos o pedales. Increíble, de verdad.
Paul es el caballo que Levi necesita para airear sus plumas al viento cabalgando y vaya si lo aprovecha. Apoya en él un 60% de su show y es de justicia reconocer que es meritorio, tanto el músico como su correcta elección. Tuvimos además la oportunidad de disfrutar de un Parham íntimo en los pasajes del concierto en los que se quedó junto a su guitarra acústica como únicos habitantes del escenario. Una estampa que nos recordaba a la pureza de JP Harris, hasta en algún momento nos recordó Levi al gran Chris Stapleton por la crudeza de su directo y la contundencia de los golpes.
Pero sobre todo nos trajo a la memoria la delicadeza de John Moreland, que por cierto, como paisano de Levi, se llevó como dedicatoria uno de los temas del show: «Held in High Regard», un grito a John Moreland, compañero Okie a quien Parham captura perfectamente, con su «corazón desnudo donde quiera que vaya». Hay referencias al trabajo de Moreland, como «La gente se pone en lo alto del calor Tulsa», aludiendo al último álbum de Moreland; Pero el mensaje de conducción de la canción parece ser que la clave para mantenerse en alta estima es no preocuparse mucho de ser mantenido en alta estima. Moreland es uno de los artistas más subestimados y poderosos que hemos visto, pero la canción también captura perfectamente su confianza en silencio, con sus riffs desafiantes y su sonido completo. Un tributo muy apropiado y que al mismo tiempo no suena como una canción de John Moreland.
Sigamos hablando de los músicos que lleva Levi, su batería Dylan Aycock es en realidad guitarrista. Cubrió su papel a las baquetas de modo digno, pero no era un virtuoso. Observamos que en el setlist suele tener junto a los temas anotado a modo de chuleta los ritmos y breaks que van con cada uno de ellos, algún comentario característico de cada canción para reconocerla. Aún así, insisto en que lo hizo bien esta noche.
Nos quedamos con un momento muy especial, la interpretación del tema compuesto durante la gira «Too Far From Home (to call my baby on the telephone)» y que desconocemos cuál será su título definitivo, pero está claro que es una auténtica joya. Levi basó todo el concierto en sus propias canciones, salvo el cover de «Chemical Train», de Wink Burcham, que es otro cantautor de Tulsa algo desconocido y cuyo tema ya estaba también en el disco de Levi. Parham no tiró de versionar algún tema de la Creedence o Neil Young para contentar al respetable y eso, hoy por hoy, también es meritorio. Tocó su último disco prácticamente al completo y de sus trabajos anteriores nos regaló «Two Cookies» y «Never Coming Home To Me».
Levi realmente disfrutó en el escenario, y el show fue de menos a más. Al finalizar tuvimos ocasión de saludarle para agradecerle la entrevista que nos concedió hace algunas semanas y que podéis re-leer aquí. Nos devolvió el agradecimiento y comentó que ya tenía muchas ganas de volver pronto. Levi Parham es un espíritu libre que cabalga desde Oklahoma a lomos de su caballo appaloosa, aireando al viento las blancas plumas que cuelgan de su guitarra. Una estampa que a buen seguro pronto estará levantando polvo de nuevo sobre los escenarios europeos y que nosotros estaremos celebrando. Salud!
Texto Javier Casamor / Javier Naranjo y fotos Javier Naranjo.