Acaban de cumplirse ocho años desde que Monster Truck se formaron en Hamilton, Ontario, Canadá. Su primer disco «Furiosity» (2013) les puso en el mapa internacional y les llevó a actuar en el Azkena Rock Festival de Gasteiz, pero ha sido su tremendo segundo LP «Sittin’ Heavy» (2016), el que les ha abierto las puertas de las grandes arenas teloneando a bandas de renombre mundial. En Bilbao terminaba su primera gira hispana, y ahora se van a abrir para Deep Purple en escenarios mastodónticos. Y todo a base del boca a boca, de vaciarse en vivo y de hacer unos directos muy sólidos a los que es difícil encontrar pegas. Sin duda, la concurrida asistencia del otro día en el Kafé Antzokia estará de acuerdo conmigo en esta afirmación.
Abrió fuego el dúo alemán The Picturebooks. Formados por Fynn Claus Grabke a la guitarra/voz y Philipp Mirtschink en el ahostiamiento de la batería, proponen una rareza de blues áspero, desértico y visualmente muy impactante. Si vas al Rancho de la Luna en Joshua Tree y decides bailar desnudo una noche alrededor del fuego bañado en peyote, su música podría ser una perfecta banda sonora para ese viaje astral. Acaban de publicar «Home Is A Heartache«. El problema de estos dúos post White Stripes reside, a mi modo de ver, en que su propuesta se vuelve repetitiva de modo inevitable, pero desde luego el impacto que te producen en vivo es innegable. Lo del señor Mirtschink con su instrumento fue digno de ver… le metió una somanta de hostias a los tambores como si le debiesen dinero, y por momentos yo llegué a preocuparme por si al tipo le pegaba un ataque al corazón con tanta intensidad. Su kit iba acompañado de artefactos de percusión varios y una campana, y desde luego se ganó dormir en cama caliente esa noche tras su performance. Espero que la investigación para desarrollar baterías de grafeno esté muy avanzada, porque a este tipo no le dura un set de tambores normal una gira entera ni de coña. Su compañero Grabke mientras tanto saca un sonido brutal también a las seis cuerdas armado de una ejército de pedales. Una entrega y una actitud irreprochable que el público agradeció.
Durante sus 45 minutos sonaron algunas canciones nuevas: «PCH Diamond”, “Wardance”, “Zero Fucks Given”, la tremenda “I Need That Oooh”, “Bad Habits Die Hard” y “Cactus”… además de temas de su disco “Imaginary Horse”, como “Learn In The Hard Way”, “The Rabbit And The Wolf” o “Your Kisses Burn Like Fire” que fue con la que cerraron. Intensidad visual demoledora, pero sónicamente rutinarios a partir de la tercera canción. Lo de epatar a una audiencia lo tienen resuelto, pero yo aumentaría un poco el campo musical.
Pasemos de los entrantes al plato principal de la noche… Durante algo menos de dos horas, Jon Harvey -bajo y voz-, Jeremy Widerman -guitarra y protagonista de la noche sin duda-, Brandon Bliss -teclados- y Steve Kiely -batería-, se ganaron unos cuantos nuevos fans en la ciudad. Empezaron muy duro con «Why Are You Not Rocking?«, «Old Train» y ese pepinazo que es «Don’t Tell Me How to Live«. El sonido es excelente desde el minuto uno. El señor Harvey cantó muy bien, se mostró muy simpático y agradeció el éxito de la gira en esta su primera vez por aquí, luciendo imponente su chaleco de parches donde brillaba con luz propia uno de Grand Funk Railroad, sin duda una banda que les ha influenciado mucho en su sonido.
Siguieron con “The Enforcer”, “She´s A Witch” y la oscura “Black Forest”… Widerman no para quieto, hace los coros y se pasea entre el público unas cuantas veces mientras lanza riff tras riff. Siguieron con la country “For The People” -¿quién hablaba de GFR?-, «Things Get Better«, «For The Sun«, la antigua «Seven Seas Blues«, «Sweet Mountain River» y “New Soul”, con la que cerraron la parte principal. Sus dos compañeros tienen mucho menos protagonismo en escena, se mantienen concentrados en sus instrumentos, pero sin duda esas teclas son claves en el sonido del grupo. Hard Rock Blues deudor de los 70, tocado con clase pero de forma muy dura también.
El concierto fue muy bueno, pero lo mejor para mí fueron los bises con diferencia. Empezaron adaptando muy bien a su terreno la versión de James Brown del “I Got You (I Feel Good)”, y con la excusa de si queríamos escuchar otra, estiraron el último concierto de la gira europea con tres canciones más: la sureña “Call It A Spade”, la coreada “Righteous Smoke” y acabando como una puta locomotora con “The Lion”. La próxima vez que vengan la audiencia aumentará mucho más, porque en este periplo europeo su legión de seguidores seguro que ha aumentado exponencialmente. A cuidarse.
Texto por J. M. Martínez y Fotos Koldo Orue (Sitio web de Koldo Orue)