Estuvimos en la tercera edición del Riff Ritual Fest en Barcelona, una noche de auténtico desenfreno stoner, heavy psych y hard rock.
6 formaciones conforman el plantel de este año, repartidas en dos salas separadas por pocos pasos de distancia entre sí, la suma de grupos con respecto a otros años y los nuevos cambios de recinto, hacen aún más atractivo si cabe este certamen, donde gozaremos de música ininterrumpida desde las 19:00 de la tarde hasta casi las 3 de la madrugada sin solapes de ningún tipo.
Los acordes vertidos en la calle Pamplona esquina Almogávers el pasado Sábado 22 de Abril, aún reaniman el silencio dejado por las bandas tras el Riff Ritual Fest Vol.3, bailando un vals como dos enamorados entre la sala Razzmatazz 3 y Rocksound, almacenando en nuestro hipocampo cada nota como si de un piano melancólico se tratase, mientras, las motas de polvo en los vinilos descansan en las estanterías de los melómanos que invertimos parte de nuestro dinero en consumir esos preciados artículos, para volver a escuchar y sentir cuando nos apetezca esas sensaciones sin control cuando somos rock n roll.
Es complicado conseguir una armonía perfecta a la hora de elaborar un cartel y la promotora Red Sun lo sabe, con la baja de última hora de los holandeses Death Alley, hubo que adaptar el guión para que todo encajase, los portugueses The Black Wizards, fueron la pieza perfecta para completar el puzzle junto con Glowsun, 1000 Mods, Samsara Blues Experiment, Powder For Pigeons y Acid Mess.
Un rompecabezas que empezaba a descomponerse sobre las 19:00 de la tarde con la aparición de la primera banda a escena, los franceses Glowsun, un trío formado por Jaccob Johan (guitarra,voz) Ronan Chiron (bajo) y Fabrice Cornille (batería) como miembros fijos hasta día de hoy.
Su último LP «Beyond The Wall Of Time», a través del sello austriaco Napalm Records, es una vuelta de tuerca en su corta pero intensa discografía y para conseguir ese sonido en vivo, hay que echar mano de una pedalera de medio metro cargada de efectos, maximizadores y wah wah, buena prueba de ellos es «Behind The Moon», tercer corte de este disco que nos dejó boquiabiertos.
Un prestidigitador de pedales nato este Jaccob Johan que moldeaba la electricidad a su antojo doblándola cual cuchara en Matrix, canciones progresivas sin demasiada lírica, bien estructuradas, muchas fases con canal limpio e incluso riffs con efectos flanger muy original, preparando el terreno para apretar el botón del fuzz y aporrear su Gibson SG como si no hubiese un mañana, lástima la falta de frecuencias graves a la hora de sonorizar, la poca presencia del bajo influyó en que no fuese un bolo de diez, pero se suplió con creces con una tremenda actitud y un público que ya abarrotaba la sala haciendo gala del sold out colgado unos días antes.
Los cuatro de Birmingham no dejaban de sonar por los altavoces, entre tanto, la gente apagaba su sed en la barra mientras 1000 Mods colocaban su set, la cosa se ponía seria, pues con un guitarrista más sobre las tablas el grupo adquiere mayor presencia y potencia, tanto fue así, que la voz de Dani G quedó eclipsada por las guitarras de sus camaradas Giannis y George, que a parte de cantar, marcaba estilazo con su bajo Rickenbacker azul y blanco del mismo color que la bandera de su Grecia natal.
Mientras disfrutaba su show, en mitad de la algarabía con los primeros empujones de un público divertido, pensé que si Fu Manchú y Truckfighters se juntaran para tener descendencia, éste sería el resultado, increíble la tonalidad conseguida en el directo, un híbrido con estilo propio, riffs desérticos, gotas psicodélicas y contratiempos propios del género de esos que hacen que levantes los pies medio palmo del suelo, igual de sorprenderte es la capacidad que tienen de salvar la dificultad que conlleva combinar riffs toscos con ritmos molones, además de maravilla, encajando unos solos pasivos con ese sonido nasal tan característico de una Gibson Les Paul y propio del heavy, aderezado con bendings y vibratos gozando la escala.
Un repaso a su discografía sirvió de demostración para comprobar lo bien que se hacen las cosas en tierras Helenas, siguiendo la estela de bandas como Planet Of Zeus o Nightstalker.
War Pigs, Paranoid, Planet Caravan y un vaso bien frío nos amenizan la espera para dar la bienvenida a Samsara Blues Experiment, los germanos son harina de otro costal, una masterclass de hora y media donde arrancaron sendas ovaciones de la parroquia dejaban claro cual iba a ser la actuación estelar de la noche, esta vez, sonido perfecto para un trío que ponía el broche final a las actuaciones en Razzmatazz 3.
De entrada, un back line espectacular compuesto por amplificadores Orange, Mesa Boogie y pantallas Marshall, dejaban entrever el buen gusto de estos sibaritas acústicos, que unido a una impresionante técnica nos introdujeron el veneno de la psicodelia bonita a ritmo de «Vipassana», primer tema extraído de su recién estrenado trabajo «One With The Universe», a partir de aquí, se estableció un puente de conexión mental entre sala y grupo para ofrecernos un viaje astral hacia su universo de progresión cósmica y espiritual, desgranando un disco que completa el círculo de estos diez años de existencia, pasajes melódicos siniestramente bellos que arrancaban expresiones de éxtasis en nuestras caras y fraseos a dos voces entre guitarra y bajo nos descubrían a unos músicos que dominan todos los registros de su instrumento con una facilidad pasmosa, cada detalle, armónico o floritura se distinguía a la perfección gracias a una limpieza excelente a la hora de ejecutar.
La banda formada por Christian Peters (guitarra, voz), Hans Eiselt (bajo) y Thomas Vedder (batería) fue fundada en 2007, coincidiendo con su décimo aniversario este disco supone una culminación de todos sus trabajos anteriores, una propuesta musical multifacética imposible de etiquetar en un género, pues su mezcla stoner rock, psych, indian raga y folk tradicional así lo indican.
Tras completar su set list, tuvieron que salir de nuevo a escena por aclamación popular después de unos minutos de descanso, nos encontrábamos en el ecuador del festival y el inminente cambio de sala obligaba a movernos deprisa, ajenos a la fatiga, caminamos los metros pertinentes para adentrarnos en la sala Rocksound, un garito que podría estar perfectamente en el corazón del viejo Camden Town, asistentes y músicos compartiendo el mismo suelo separados por una pequeña tarima.
Allí nos esperaba Powder For Pigeons, una de las revelaciones de la noche ya que el dúo austriaco-germano formado por Rhys Jones (guitarrista, vocalista) y Mei Ke (batería) llevaron esto del stoner a nuevos extremos, frecuencias sucias, punch, influencias del rock de los 90, ganchos vocales melódicos y la presencia de un buen frontman como lo es Jones, interactuando adecuadamente con su público, contribuyeron a crear el cóctel perfecto para no desmerecer un show en el que nuestros sentidos nos engañaron haciéndonos creer que había más de dos sobre el escenario, su cuarto LP «Circus Kinda Times», está fue la excusa perfecta para visitarnos dentro de su tour europeo y ojalá no tarden en regresar.
Como colofón, nuestras manos hicieron de colchón a este intrépido guitarrista lanzándose de espaldas a la multitud para darse una vuelta por la sala haciendo cross surfing y reglándonos uno de los momentazos del fin de semana.
Los portugueses The Black Wizards tenían una papeleta complicada, sustituir a Death Alley no es una empresa fácil pero había unas ganas tremendas de disfrutar a esta banda en vivo, pues escuchando sus discos entendemos que estamos ante unos chicos con una proyección considerable, la sorpresa fue mayúscula al superar las expectativas con creces.
Joana Brito (guitarra,voz), Paulo Ferreira (guitarra), Helena Peixoto (batería), Joao Mendes (bajo), son los magos negros que nos embrujaron poniendo la sala patas arriba con toneladas de fuzz.
La poderosa garganta blues de Joana y la fuerza arrolladora de Helena manejando las baquetas dejaron boquiabierto al personal, sientes algo especial cuando ves a cuatro chavales dejarse el alma, la carne y la piel, con la consiguiente reciprocidad de dejar que su música entre en la nuestra, y esa magia en el ambiente de sentir nostalgia de algún lugar o era pasada jamás vivida, un tren de mercancías que viaja en el tiempo transportando riffs de antaño de los primeros Sabbath, Zeppelin o Hendrix.
La representación de su redondo en directo, «Lake Of Fire», editado en 2015, es una declaración de intenciones que los han colocado en la pomada de grupos denominados FFOBR (Female Fronted, Occult, Blues, Rock), una tendencia al alza estos últimos años junto con una cuidada imagen a caballo entre los sesenta y setenta.
El último pase de la noche correría a cargo de Acid Mess, un trío de casa constituido por Borja, Miguel y Tony, practican un son y armonías tan añil como el azul de su estandarte ovetense, creo que pusieron la nota distinguida en un festival donde lo predominante del género hacía difícil destacar, pero sus pasajes oscuros dignos de ser entonados en los encantamientos de las meigas en los bosques mas profundos dan fe de ello.
Sin llegar a abusar del pedal de fuzz, mas bien un potente overdrive a través de una Gibson SG y un bajo Rickenbacker distorsionado para adquirir mayor empaque a falta de un segundo guitarrista, conspirando con figuras de batería nada monótonas, fueron desarrollando su discografía compuesta por un 12″ titulado «Creedless», compendio entre el heavy psych más setentero aderezado con la vertiente psicodélica reciente sumado al buen stoner de la década de los 90 y «Madre Muerte», un 7″ que vio la luz en 2014 como su último trabajo.
Puede que hubiese discrepancias en cuanto a que banda gustó más o cual fue el descubrimiento de la noche, si hubo quórum en las opiniones de que ésta fue la mejor edición de un Riff Ritual Fest Vol.3 en familia, diseñado con mimo al que espero y deseo que se celebre año tras año de manera perpetua para rendir homenaje al motor de nuestra vida, la música.
