El pasado viernes, a las 22:30 tocaba Jazz. Samuel Labrador Trío, como avisamos, presentaba «Tempo Presente» -su segundo y más reciente trabajo- en el Café Teatro Rayuela. Una noche reservada para el Jazz Fusión de Samuel Labrador Trío.
Del abandono, algo personal
¿Por qué abandonamos las cosas que nos gustan? ¿Qué hace que nos descuidemos tanto en ocasiones? Supongo que cada uno de nosotros tenemos nuestros propios abandonos y respuestas para estas preguntas. Para mí, uno de esos abandonos, imperdonable, fue la música jazz. Desde joven escuché a los clásicos, después a los modernos y luego a los raros. Sinceramente, no recuerdo qué me llevó a apartar todos esos discos; quizás una mudanza a toda velocidad por un desamor, quizás un préstamo a un amigo que no lo era tanto, quizás un descuido…
La reconciliación
Lo cierto es que este pasado viernes me he vuelto a encontrar con esta música que tanto me gusta. El espectáculo de Samuel Labrador, su repertorio, su disco «Tempo Presente» son perfectos para reconciliarse con esta música. Unos temas finos y delicados, de duración moderada, con matices tradicionales. Con detalles de música clásica, «casi suites». Un deleite para el espíritu.
Acompañado por un bajo Fender -sin trastes- en las manos de Felu Morales, magnífico, y por la batería de J. Miguel Méndez “Churchi” que brilló en alguno de sus solos, el piano de Samuel Labrador desgranó el repertorio de su segundo trabajo con pasión e intensidad, arrancando gestos arrebatados de los asistentes, entregados todos a una música cautivadora y elegante.
De su actuación se puede deducir la franqueza del trabajo y se destila una gran verdad en su música. El Jazz, el Jazz Fusión de Samuel Labrador Trío convence, conmueve y hasta equilibra.
Y en mi caso, me ha reencontrado con una música que siempre llevé conmigo y que, cosas de la vida, dejé de buscar los lunes por la noche.