El Calor de The Yuyus en Café Teatro Rayuela

El viernes 9 de junio pasado, tal y como anunciamos en su día, tuvimos la oportunidad de disfrutar con el calor de The Yuyus en Café Teatro Rayuela.

¿Qué sucedió?

Con el fin de probar lo que va a ser su nuevo trabajo «Big Sur», The Yuyus dieron un concierto que realmente fue algo más. Fue esa prueba, fue un concierto, fue un encuentro y fue un acto de comunión con una banda que se está terminando de conformar. Inmersos en su habitual evolución constante, parece que se afianzan temporalmente en la Psicodelia, Rhythm & Blues y Rock Progresivo con unos toques de Jazz siempre en el fondo.

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El público -sorprendentemente no estuvieron todos los que esperé que estuvieran- casi llenó la sala. Espectadores con ansias de ser acariciados por las manos musicales de The Yuyus. Buscando el reconfortante calor para sus almas. 

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¿Qué sonó?

Y sin duda ese calor nos llenó el espíritu. Los punteos de Niki Weber y las melodías en los teclados de Pablo Díaz dieron un sonado toque «aguardientoso y lisérgico» (sin  LSD) a la música que sonó allí.

The Yuyus comienzan a sentirse fuertes, capaces de desnudar sus mentes para acercarse a su audiencia. Prueba de ello fue ese primer tema del concierto, «Persiguiendo»; el primero en castellano de la banda.

Gustavo Dorta, con su guitarra y armónicas, se encaramó al sonido completo y bien ensamblado del resto del equipo. La batería precisa y limpia de Roberto Bacallado fue «adornada» por los efectos de percusión de Sr. Barbuzano. Ale Pino, parapetado entre la batería y los teclados, casi escondido, mantuvo la tensión necesaria para que esa transferencia de calor se mantuviese a pleno rendimiento. Un buen trabajo.

En la galería podrás encontrar la setlist, compuesta habitualmente por temas propios.

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Como siguiente peldaño en esta velada, Anthony Play  y Manipuladores de Discos nos hicieron bailar con sus mezclas y selecciones hasta que no pudimos más. Pero sí que pudimos. Y seguimos.

La banda entregada, la música estupenda. El respetable rendido, la cerveza fría. La sala a toda máquina y el espíritu incendiario. Noche de viernes, calor en el alma. ¡Rocanrol!

 

 

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